viernes, 23 de abril de 2010

Sant Jordi y el dragón


El beato Jacopo da Varazze (Varazze, 1230 - Génova, 1298), también conocido como Santiago de la Vorágine, es el nombre del hagiógrafo dominico italiano autor de la Leyenda áurea o Leyenda dorada. Una obra que comenzó a escribir en el año 1250, y cuyo primer manuscrito no apareció hasta diez años después, dedicando treinta más a completar esta compilación de narraciones que inspiraron la iconografía pictórica de numerosos artistas de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco.

Este conjunto de relatos hagiográficos (180 historias, según consta en el manuscrito más antiguo conservado, un ejemplar de 1282 que es parte del fondo de la biblioteca Estatal de Munich) se convirtió en uno de los libros más copiados durante la Baja Edad Media. Todo un “best seller” medieval del que, gracias a la invención de la imprenta, en el siglo XV fueron apareciendo numerosas ediciones impresas, de las cuales aún existen alrededor de un millar de ejemplares incunables.

Entre los personajes diversos que figuran en esta recopilación de leyendas piadosas con las que Jacopo da Varazze pretendía llegar al vulgo mostrando imágenes más cercanas que las complejas parábolas bíblicas, se encuentra Jorge de Capadocia (que la tradición traslada a Montblanc) y su célebre combate con el dragón, inspirador de la conmemoración en Cataluña del popular día de Sant Jordi.

Nacido en Capadocia, Turquía, en el siglo III, San Jorge era un militar romano que servía bajo las órdenes del emperador Diocleciano. Pero San Jorge se negaría a cumplir el mandato del emperador que le indicaba perseguir a los cristianos, y por este motivo martirizado y pronto venerado como santo. Surgiendo desde entonces fantásticas historias relacionadas con él.

Cuenta la leyenda que había en el reino un animal fabuloso que arremetía contra el populacho, por lo que los habitantes del lugar decidieron ponerle remedio entregando a una doncella cada día como tributo al dragón, para que fuera devorada por éste y así remitieran los ataques y otras represalias.

Un buen día le tocó a una hermosa joven que, voluntariamente, pretendía sacrificarse por el resto de los plebeyos.

Ya caminaba la joven resignada en dirección a la guarida de la bestia. Pero cuando iba a ser engullida por el dragón, apareció San Jorge y la salvó de sus fauces, hundiéndole su espada en el corazón. De la sangre derramada del dragón brotó un rosal de rosas rojas.

Por esta razón, en este día de Sant Jordi, como recuerdo inmanente a la Leyenda dorada, es costumbre en Cataluña que los hombres regalen una rosa a sus mujeres, y las mujeres a su vez un libro a los hombres. Siendo también por extensión el Día Internacional del Libro.
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Cuadro de Paolo Ucello
'San Jorge y el dragón'