miércoles, 27 de junio de 2012

La Provenza, un verano a la francesa



Inmersos de pleno en la estación estival, y estando ya cerca las fechas vacacionales, la región francesa de La Provenza se presenta como un destino bello y singular a tener muy en cuenta antes de preparar un viaje y hacer las maletas.

Durante este mes de junio los evocadores y sempiternos prados de lavanda se tornan de ese color malva tan característico del paisaje provenzal. Esa colorista panorámica de un mar malva se podría resumir en los campos de la abadía cisterciense de Sénanque, en la población de Gordes. Pero, además, el viajero igualmente podrá admirar vestigios romanos asombrosamente conservados en Arles, Nimes, Orange y Vaison-La-Romaine; pueblos medievales o residencias papales en Aigues-Mortes y Avignon; importantes capitales turísticas como Monpellier y Marsella, futura Capital Europea de la Cultura; playas paradisíacas como las de Antibes, Cagnes-sur-mer, Villefranche-sur-mer, Saint-Jean-Cap-Ferrat, Niza, Mónaco, Montecarlo, Saint Tropez o Saint-Raphaël; magníficos parques naturales y reservas del medioambiente como Les Cévennes, la Camargue o la Costa Azul; e islas de novela como If, la isla de Montecristo, Lerins, Frioul o Porquerolles. Música popular, tradiciones milenarias, museos, gastronomia, vinos, artesanía, deportes acuáticos, rutas de senderismo, o bicicleta, con la que llevar a cabo la ascensión a la cumbre del Mont Ventoux, conocido como el “Gigante de La Provenza”, una de las subidas más duras del Tour de Francia. Y todo ello a cinco horas por carretera de Barcelona, y a tres horas en tren de París.

Después de tantas actividades de ocio, turísticas o deportivas, el cuerpo reclama su merecido descanso y restauración. Para ello, un hospedaje a visitar emulando a Picasso, Miró, Braque, Chagall o Calder entre otros maestros, algunos de los cuales pagaron su estancia con sus propias obras, es ‘La Colombe d´Or’, en la localidad de Saint-Paul de Vence. Villa en la que se instaló, en 1940, el poeta Jacques Prévert, tras alojarse en la por entonces posada, siendo desde aquello buen amigo de su fundador, Paul Roux; un establecimiento con más de noventa años de historia.

Otro lugar exclusivo es el Oustau Bauma Nière, situado en Les Baux de Provence, cuyos coloridos jardines inspiraron a los pintores Van Gogh o Cézanne, y al que acuden diversos personajes de la cultura internacional. Si bien para otro tipo de clientela de lujo igualmente está ‘La Pauline’, un Bed and Breakfast digno de toda una emperatriz. Una mansión del siglo XVIII rodeada de jardines construida para Pauline, la hermana de Napoleón, que está ubicada en la bonita comuna francesa de Aix en Provence, antigua capital de toda la región histórica de Provenza, otrora poblada por fenicios, griegos, galos, visigodos, romanos, burgundíos, ostrogodos y tolosanos.

Y tampoco hay que olvidar que estamos en tierras de viñedos, en un país donde el cultivo y la elaboración del fruto de la vid se elevan a categoría de arte y suponen la quintaesencia del pueblo francés. Las cotizadas mesas del Bistrot d´Eygalière Chez Bru, abierto sólo durante la época estival, se han de reservar con bastante antelación. El lugar posee dos estrellas Michelin y se encuentra en la población de Eygalières, junto al hermoso Parque Natural Regional de los Alpilles.


Fotografía ‘Lavande’ © Jean Paul Teppe