sábado, 29 de noviembre de 2014

‘Jakob von Gunten’, Walser y Vila-Matas


Una novela en mi vida. Los novelistas como lectores.

Este fue el epígrafe que englobó el ciclo de conversaciones convocado por la Fundación MAPFRE para dilucidar cuáles han sido en el tiempo las novelas elegidas por varios autores de renombre, en esta ocasión en su rol de lectores, desgranando así lo destacable de cada una de ellas a la vez que dialogaban con el escritor, editor y crítico, Manuel Rodríguez Rivero.

“Aquí se aprende muy poco, falta personal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada, es decir que el día de mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada. La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito. Éxitos interiores, eso sí. Pero ¿qué ventaja se obtiene de ellos? ¿A quién dan de comer las conquistas interiores?”.

Así comienza ‘Jakob von Gunten’, la novela más querida para Robert Walser, pero también la más discutida e innovadora que el autor suizo, nacido en Biel en 1878, escribió en Berlín en 1909 después de abandonar el Instituto donde fue educado, y que dirigía Herr Benjamenta y su hermana Lisa. Y asimismo la novela elegida por el escritor catalán Enrique Vila-Matas para el referido ciclo, pues como ya es sabido por todos sus lectores, Vila-Matas siente una gran devoción por Walser; probablemente sea su autor favorito después de Franz Kafka. Precisamente, Kafka leía a carcajadas ‘Jakob von Gunten’. Puede que ‘El Castillo’, del escritor checo, y el Instituto Benjamenta, de Walser sean los dos lugares cerrados más importantes de la literatura del siglo XX. Aunque en Alemania, por ejemplo, no se dio a conocer a Walser hasta 1970. Un autor que sin embargo fue muy considerado por escritores como Walter Benjamin, Robert Musil o W.G. Sebald. Este último, curiosamente, decía de él que tenía una escritura lineal, y tras leerlo la tendencia a disolverse en el aire lo leído.

En 1929, Walser ingresa en la clínica psiquiátrica de Waldau, en Berna, donde continua escribiendo. Walser tenía antecedentes familiares de esquizofrenia. A partir de 1933, Walser renuncia definitivamente al mundo, no volvió a escribir más. Vivió apartado de todo en el manicomio de Herisau, en la Suiza Oriental, donde pasaría un tercio de su vida. Hasta que la mañana del 25 de diciembre de 1956 cae desplomado silenciosamente sobre la nieve cuando paseaba a poca distancia de Herisau. Su amigo Carl Seelig recopiló en un libro sus conversaciones con el escritor en esos años de silencio.  

Vila-Matas, que publicó su primera novela en 1973, titulada ‘Mujer en el espejo contemplando el paisaje’ (Tusquets), se ha dedicado y se dedica desde entonces a fabricar historias, nutriéndose a su vez de las novelas que ha ido leyendo a lo largo de su vida. Historias de otros colegas, a veces muy distantes en el tiempo y el ámbito cultural, que por diversas razones le han atraído y fascinado. Historias que muy posiblemente le estimularon para contar las suyas propias. Lecturas de las que aprendió los fundamentos de su oficio, dejando en él una impronta que se puede rastrear en muchos de sus libros. Vila-Matas siempre ha confesado que es un lector que escribe. Tuvo ya esa sensación de querer escribir leyendo ‘Platero y yo’, a los autores de la Generación del 27, o poesía, que según dice fue lo primero que escribió. Walser ha sido para él un autor de referencia. En ‘Impostura’ Vila-Matas relata una historia real acaecida en Italia. Fue la primera novela en la que sintió la inspiración de su héroe moral. Y ahora, después de haber publicado más de treinta libros, manifiesta que es un autor de un solo libro.

Enlace de interés

(Conversación entre M. Rodríguez Rivero y E. Vila-Matas).

Fotografía de Vila-Matas © Fernando Torres

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Sebastião Salgado y ‘La Sal de la Tierra’


“Un fotógrafo es, literalmente, alguien que dibuja con la luz. Alguien que escribe y rescribe el mundo con luces y sombras”. Sebastião Salgado.

Por fin hemos podido visionar y admirar el espléndido documental ‘La Sal de la Tierra’. Una película de Juliano Ribeiro Salgado sobre la magnífica obra de su padre, el afamado fotógrafo brasileño Sebastião Salgado.

Codirigido por el alemán Wim Wenders, quien ha dado cohesión al relato y al valiente trabajo de denuncia social realizado por el fotógrafo a lo largo de su vida, este inquietante y estremecedor documental ganó en el pasado Festival de Cannes el merecido premio especial del jurado en la sección ‘Un Certain Regard’ (Una cierta mirada).

Desde hace cuarenta años, Sebastião Salgado ha viajado por el mundo captando con su Canon las transformaciones que ha experimentado la humanidad. Testigo de excepción de grandes sucesos que han marcado la historia reciente, como son los dramáticos conflictos internacionales, la hambruna africana, o terribles éxodos, también decidió emprender el camino hacia los grandes espacios vírgenes, descubriendo paisajes extraordinarios, su flora o la fauna salvaje, compilado todo ello en un emocionante proyecto fotográfico en el que retrata la belleza de nuestro maltratado planeta, y con el que quiere difundir un inexcusable mensaje ecologista, el cual se advierte en la última parte de la película pues nos demuestra que es posible recuperar los ecosistemas perdidos reforestándolos. Salgado se involucró en la iniciativa de crear el Instituto Terra para recuperar la selva de la Mata Atlántica que había rodeado la finca familiar antes que se introdujera el ganado y fuera víctima de la devastación. Una experiencia que sería deseable que se extrapolara a otras áreas deforestadas y que, como se aprecia en este documental, queda clara su viabilidad y refleja lo agradecida que puede ser la naturaleza.

Sebastião Salgado, que inició su carrera como fotógrafo profesional en París en 1973, posteriormente ha trabajado con las agencias fotográficas Sygma, Gamma y Magnum Photos. En 1994, junto con su esposa Lélia, creó Amazonas images, que se encarga de sus fotografías de forma exclusiva. Los proyectos fotográficos de Salgado han aparecido en numerosas exposiciones y libros, entre los que se cuentan ‘Otras Américas’ (1986), ‘Sahel: el fin del camino’ (1988), ‘Trabajadores’ (1993), ‘Terra’ (1997), ‘Éxodos’ (2000), ‘Retratos’ (2000), ‘Africa’ (2007) y ‘Génesis’ (2013).

Del film ‘La Sal de la Tierra’ se ha dicho:

“Wim Wenders confirma su dominio de la forma documental con esta impresionante oda visual a Sebastiao Salgado”. Jay Weissberg, Variety.

“Se las arregla para ser a la vez esclarecedor y estimulante”. Andrew Pulver, The Guardian.

“Una magnífica mirada al hombre detrás de todas esas icónicas fotografías”. Boyd van Hoeij, The Hollywood Reporter.

“Fabuloso relato artístico, social, antropológico y etnográfico (...) Como suele ocurrir con los documentales de Wenders, sus piezas son un prodigio de manejo del tiempo secuencial y del plano”. Javier Ocaña, El País.

“Acaba siendo subyugante (...) Una cautivadora conversación en imágenes”. Ricardo Aldarondo, Fotogramas.

“Magnífico trabajo documental (...) La película es fiel al espíritu que retrata, reveladora del sugestivo y fascinante personaje, pero también es fiel al espíritu de Wenders (...)”. E. Rodríguez Marchante, ABC.

“Hay muchos momentos que crean emoción y te remueven en este admirable documental sobre un hombre digno y un artista grande. También la necesidad de volver a observar esas fotografías que forman un universo intransferible”. Carlos Boyero, El País.

“No se trata de una colección de fascinantes imágenes (...) Es una reflexión de las desigualdades y los interrogantes que se plantea este retratista de la realidad”. Lluís Bonet Mojica, La Vanguardia.


Enlace de interés

Trailer del documental ‘La Sal de la Tierra’.

Fotografía de Sebastião Salgado © Caramel Films.