viernes, 1 de mayo de 2015

Presente y futuro del periodismo cultural V


La crítica cultural

En esta quinta cita del ciclo de debates sobre periodismo cultural organizado por Casa del Lector y Fundación Banco Santander, que cuenta además con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid, intervinieron cuatro responsables de la crítica de otros tantos importantes periódicos, como fueron Ángel Basanta (El Mundo), Juan Ángel Juristo (ABC), Juan Antonio Masoliver (La Vanguardia) y Javier Rodríguez Marcos (El País). La mesa redonda estuvo moderada por el poeta y periodista Carlos Aganzo.

Rodríguez Marcos comenzó el debate explicando la crucial importancia de la crítica en el pasado, poniendo como ejemplo el caso que relata en sus memorias Per Olov Enquist, considerado el mejor escritor sueco contemporáneo y eterno candidato al Premio Nobel. Según cuenta Enquist en ‘Otra vida’, cuando se estrenó en Broadway ‘La noche de las tríbadas’, la pieza sueca más traducida y representada en el mundo durante el pasado siglo, esperaban con gran inquietud a poder leer al día siguiente la crítica en The New York Times. Pero la crítica fue mala y la representación resultó un fracaso. Esa crítica capaz de acabar con una obra ya no se da en la actualidad a tal extremo. Como diría Machado, “ahora es más difícil distinguir las voces de los ecos”. Rodríguez Marcos afirmó que cuantas más voces haya en Internet, más necesaria será la crítica especializada, y recordó al crítico literario y ensayista alemán Walter Benjamin, que dedicó muchas páginas a la publicidad y la crítica. “Lo que yo le pido a un crítico como lector es que sepa más que yo y que lea mejor que yo”, dijo Rodríguez Marcos, y continuó aclarando que “no hay críticas sin criterio. La crítica debe reunir erudición e intuición”.

Juan Antonio Masoliver expresó con cierto pesar que “los críticos cada vez lloramos más por lo que somos”. Asegura que odia la palabra “crítica”. Sostiene que no hay ningún periódico que diga éste es el estado de la literatura. Según Masoliver, “el crítico no debe ser destructivo con el escritor que empieza, debe haber comunicación”. “El crítico también debe ser escritor (como es su caso), incluso divertir”. “El sentido del humor es vital, es un guiño al lector”. “No es verdad que el crítico tenga independencia, un crítico está condicionado. En primer lugar, depende del director del periódico en el que escribe; en segundo lugar, del editor. Y luego están los autores”.

Por su parte, Juan Ángel Juristo dijo que comenzó a trabajar como crítico cuando apareció la novela de Gabriel García Márquez, ‘El otoño del patriarca’. Es decir, hace ahora justamente cuarenta años. Sus críticas se publicaban por entonces en el diario Informaciones y en Diario 16. Juristo declaró que “el crítico debe ser independiente. “Ahora es difícil establecer un canon en la crítica literaria tal y como se entendía antes”. La mayoría de sus reseñas son de autores jóvenes; la capacidad de juzgarlos representa juzgar a los escritores del futuro.

Ángel Basanta, que escribía desde su Lugo natal, el “Finisterre”, comentó que paradójicamente fue tachado de crítico centralista. Y subrayó la diferencia entre la crítica académica y la crítica de urgencia, la crítica de prensa, la cultural. Según Basanta, “el problema más común es la saturación del mercado. Todo va demasiado deprisa, no hay tiempo para leerlo todo”. “Un autor debe en primer lugar conocer la historia de la literatura; en segundo lugar, la teoría de la literatura; en tercer lugar, crítica literaria; y por último literatura comparada”. Basanta explicó que “el único miedo que ha sentido es que pase por sus manos una gran obra y no saber reconocerla”. Y recordó el caso de Gide, cuando éste trabajaba para la editorial Gallimard y rechazó a Proust. “Ese error es inherente al crítico”. Aclaró que “la crítica debe tener la parte informativa, la analítica y la valorativa”. Como decía Musil, el crítico tiene que “acercarse a esa capacidad de acertar”. Basanta explicó que “todos los críticos que han acertado siempre es que no han apostado nunca”. “Incluso Clarín, que fue uno de los mejores escritores de su tiempo junto con Galdós, se equivocó como crítico: no entendió a Valle-Inclán”. Y también afirmó que “Cervantes es más moderno que cualquier escritor actual”.

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