jueves, 28 de julio de 2022

Andy Summers. ‘A Certain Strangeness’

Desde el 28 de julio y hasta el próximo 5 de octubre de 2022, el Ernst Leitz Museum de Wetzlar muestra una amplia selección de las obras del músico inglés realizadas entre 1979 y 2018.

“No hay una belleza exquisita sin cierta extrañeza en la proporción”. Edgar Allan Poe.

La música y la fotografía han acompañado a Andy Summers (1942, Blackpool, UK) desde que tomara una guitarra por primera vez a la edad de once años y siendo niño también cayera una cámara en sus manos. Con tan solo dieciséis años comenzaría a tocar en clubes y cafés como parte de la escena local de jazz. Por entonces, el joven músico ya ganaba algún dinero como fotógrafo de playa; volvería a tomar la cámara más en serio en 1979, cuando va de gira con su banda The Police. Su Leica M4-2, que le recomendó su amigo, el también fotógrafo Ralph Gibson, ha sido su constante compañera desde entonces.

La exposición ‘A Certain Strangeness’ presenta en una extensa retrospectiva las fotografías que Summers realizó durante casi cuarenta años y nos ofrece una profunda visión de su desarrollo artístico en ese viaje vital. De guitarrista de la célebre banda The Police a solista, desde el Altiplano andino en Bolivia hasta las estrechas calles de Tokio. En el proceso, Summers ha demostrado tener un buen ojo para los detalles surrealistas, así como para los momentos mágicos, y nos muestra lo estrechamente relacionadas que están para él la música y la fotografía.

A lo largo de su dilatada carrera, Summers siempre se ha movido entre ambas disciplinas, despertando con las dos la emotividad en su audiencia. Más recientemente, ha fusionado ambas, entre otras cosas en la presentación audiovisual de ‘A Certain Strangeness’ en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. 

Decía Poe que no hay una belleza exquisita sin cierta dosis de extrañeza. Pero cuál es la medida de ese componente singular en lo bello que nos impresiona. El escritor estadounidense dejaba a cada uno su propia interpretación de lo que es la belleza como tal percepción individual que es. En la fotografía como arte no hay reglas, por tanto, esa interpretación de lo bello tampoco debería tenerlas.

Esta exposición fotográfica nos invita a acompañar a Summers en su viaje. Sus fotografías autobiográficas dejan espacio para la especulación narrativa y muestran la vida de un hombre que no solo es un gran músico sino también un fotógrafo genial.

La actual muestra ha estado en la galería Leica en Los Angeles, en LA Independent Photo Show, en el Pavillon Populaire en Montpellier, el Museo Bonnefanten de Maastricht, la galería Licht en Shanghái, la galería CCC de Beijing o la Photokina en Colonia, entre otros lugares.

En paralelo a las exposiciones de fotografía previstas, Andy Summers recorrerá Europa en 2022 y 2023 con su espectáculo multimedia ‘Harmonics of the Night’.

Más información

Ernst Leitz Museum Wetzlar - Andy Summers. ‘A Certain Strangeness’.

Site personal de Andy Summers.

Fotografía ‘Cigar, Copenhagen’  (1982) © Andy Summers

domingo, 17 de julio de 2022

Ruth Orkin. La ilusión del tiempo


La sala Kutxa Kultur Artegunea muestra por primera vez, en colaboración con el Ruth Orkin Photo Archive, la obra de esta artista en una exposición que se articula en 4 ejes que permiten entender la relación de sus fotografías con el cine.

Ruth Orkin (1921-1985) fue una fotógrafa, fotoperiodista y cineasta estadounidense. Conocida por su fotografía American Girl in Italy (1951), también fotografió a muchas celebridades y personalidades como Lauren Bacall, Ava Gardner, Doris Day, Tennessee Williams, Alfred Hitchcock o Marlon Brando.

La fotografía es una herramienta indispensable para descomponer el tiempo y captar lo invisible. Los puntos de vista se descentran, el campo de visión se amplía, los encuadres se diversifican: picado, contrapicado, primeros planos, profundidad de campo.

Las fotografías reflejan la pulsión del tiempo, la duración, sin llegar a dar el paso al cine. Es en este contexto de cambio y riqueza experimental en el que Ruth Orkin comienza su carrera en la escena artística de Nueva York en los años 40, obligada a reconducir su vocación de cineasta hacia la fotografía. Orkin se inclina literalmente sobre el mundo, lo mira desde su ventana y transcribe el baile incesante de todos esos elementos móviles que son los peatones que, desde lo alto, se convierten en partículas que se mezclan y dibujan los grandes flujos de migraciones en el corazón de la ciudad.

Este punto de vista aéreo permite visualizar y comprender este complejo fenómeno del movimiento urbano, que Orkin logra hacer patente. En sus imágenes desaparece la narración, las identidades, las anécdotas y se incorpora la dimensión temporal en términos de duración, flujo y continuidad, así como la de movimiento y variabilidad que son, en definitiva, las claves de sus imágenes. Orkin es una espectadora de su propia visión cinematográfica y la restituye en su totalidad.

En 1939, cuando Orkin no tiene más que 17 años, atraviesa los Estados Unidos desde Los Angeles a New York para visitar la World’s Fair, que parecía anunciar ya la modernidad y “el mundo de mañana”. Recorre la mayoría de este largo camino en bicicleta y documenta el viaje en una road movie, gracias a su pequeña y manejable cámara Univex. Vuelve de aquel periplo con cientos de imágenes, compuestas en forma de álbum donde las fotografías se disponen en orden cronológico, como viñetas en un cómic, acompañadas de comentarios e informaciones que permiten reforzar su dimensión narrativa.

Este documento constituye, de algún modo, la primera “película” de Ruth Orkin. Es más que un story board, es una road movie y se parece curiosamente a los cuadernos y álbumes que su madre Mary Ruby, actriz de cine mudo, conservaba de sus rodajes. La diferencia es la relación de tiempo que fluye de una imagen a otra en el álbum de Orkin, porque refleja la duración del viaje en toda su linealidad.

En 1952, Orkin volverá sobre esta idea del montaje en viñetas de una manera cercana a la de la fotonovela, que como género literario había visto la luz en Italia en 1947 y que se había convertido en un gran éxito editorial. En Florencia Ruth Orkin se encuentra con Ninalee Craig, una joven estudiante de arte, que será la protagonista de la serie más conocida de la carrera de Orkin, American Girl in Italy. Esta historia que se despliega en diversas imágenes ilustra el citado reportaje Don’t be afraid to travel alone. Ninalee, que adopta el nombre de Jinx Allen, posa para Orkin en un juego extremadamente teatral, recreando las caricaturas que los actores de películas mudas de comienzos del siglo XX se vieron obligados a encarnar ya que de esta expresividad dependía toda la comprensión de la historia.

El registro escénico debía ser suficientemente exagerado para que el espectador pudiera interpretar lo que estaba ocurriendo en cada momento narrativo. En este sentido, la fotonovela en la que se basa Orkin para construir su historia, con este mismo aspecto, pone en escena a la protagonista en diversas situaciones que ilustran de algún modo una parábola cuyo mensaje es claramente identificable por quien debe descifrarla.

Más información

Kutxa Kultur Artegunea.

Enlaces de interés

Ruth Orkin Photo Archive, NY.

Ruth Orkin ~ An Everyday Life Photographer.

Fotografía ‘American Girl in Italy’ (1951) © Ruth Orkin