miércoles, 30 de mayo de 2018

Brassaï, el fotógrafo de París


Tras su reciente paso por Barcelona la exposición ‘Brassaï’ se presenta ahora en la Fundación MAPFRE de Madrid desde el 31 de mayo hasta el 2 de septiembre.

El húngaro Gyula Halász (1899-1984), mundialmente conocido por el seudónimo de Brassaï, fue un artista que se trasladó de su Brasov natal, en la región de Transilvania perteneciente al imperio austrohúngaro hoy Rumania, hasta Budapest y Berlín donde estudió arte, para finalmente establecer su residencia en París en el año 1924. Allí se ganaría la vida realizando ocasionales trabajos periodísticos que implicaban el aporte de fotografías, al principio de otros pero pronto serían las suyas propias.

Brassaï comenzaría a fotografiar en 1929 manteniendo una intensa actividad durante la década de 1930. La temática principal de su obra gráfica fue la ciudad de París, en especial escenas nocturnas. Según afirmaba, “la noche sugiere, no enseña. La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón.”

La fotografía artística como tal aún no tenía la relevancia que tendría después, pero se afianzaba como medio de ilustración a pasos agigantados, tanto en las nuevas revistas ilustradas como en libros y otras publicaciones. Estas circunstancias propiciaron la aparición de su obra ‘Paris de Nuit’, fruto de las muchas noches en vela que Brassaï pasaba captando con su cámara la esencia de la ciudad que tanto le fascinaba. Un libro imprescindible para el coleccionista, que muestra instantáneas de una gran belleza, que nos atrapan y trasladan a las melancólicas noches de su autor. En realidad, el trabajo ‘Paris de nuit’ fue el resultado del encargo realizado por el editor Charles Peignot a un joven fotógrafo desconocido por entonces. El libro, del que se muestra un ejemplar en esta exposición, se publicó en diciembre de 1932 y proporcionó de inmediato a Brassaï un merecido reconocimiento, tanto por parte de los círculos de la élite cultural como de la industria turística por sus espléndidos fotograbados y la modernidad del diseño de sus páginas.

Brassaï  alternó las escenas nocturnas con los aspectos cotidianos de la ciudad durante el día, fotografiando sus calles y rincones con el extraordinario tratamiento de la luz que le hiciera célebre. La vida diaria de la gente, lugares pintorescos, los monumentos y la arquitectura están muy presentes en su obra. En su afán de retratar París en todas sus facetas, se adentró también en su lado más oscuro, como era el mundo de los marginados, mafiosos, drogadictos y prostitutas.

Por ello, Brassaï está considerado también como uno de los exponentes del movimiento llamado ‘Fotografía humanista’, entre los que se cuentan los fundadores Henry Cartier-Bresson, Robert Doisneau y Willy Ronis; junto a Izis, Édouard Boubat, W. Eugene Smith o su compatriota Paul Almasy, entre otros muchos.

Esta importante retrospectiva recorre a través de más de doscientas piezas todas las facetas artísticas del fotógrafo, desde la fotografía hasta los dibujos de desnudos femeninos. Así como los reportajes por encargo de la revista Harper´s Bazaar  que realizó en Edimburgo, Marruecos, Grecia, Italia, Turquía y España.

Más información

Página web de la Fundación MAPFRE.

lunes, 21 de mayo de 2018

Pauline Dreyfus y su ágape entre trincheras


La periodista y escritora francesa Pauline Dreyfus presentó el pasado viernes en Madrid su último libro, titulado en nuestro país ‘El banquete de las barricadas’.

Dreyfus es autora de obras como Le père et l’enfant se portent bien, un conjunto de ocho nouvelles sobre la experiencia de ser padres, o Robert Badinter, l’épreuve de la justice, una biografía del que fuera presidente del Consejo Constitucional y ministro de Justicia francés. Debutó como novelista con Immortel, enfin, que versa sobre el diplomático, escritor, poeta y miembro de la Academia francesa Paul Morand, alzándose en 2013 con el Prix des Deux Magots de manera unánime por primera vez en la historia de este premio literario. Con ‘Son cosas que pasan’, fue finalista de otros importantes premios como el Goncourt, el Giono, el Décembre y el Interallié, recibiendo el Prix Foundation Mémoire Albert Cohen.

Acompañada por el también escritor y periodista catalán Ignacio Vidal-Folch como moderador, Pauline Dreyfus afirma que “la sátira es un buen ángulo para evocar momentos históricos”. La autora describe en su último libro el Mayo del 68 en París a partir de la experiencia que se vivió por entonces en el lujoso hotel Meurice, por el que desfilan personajes reales como el pintor Salvador Dalí, el millonario Jean Paul Getty o un joven Patrick Modiano, que en el ágape organizado para entregar el premio literario Roger-Nimier, resultaría ganador por ‘El lugar de la estrella’, su primera novela de una carrera literaria que culminó obteniendo el Nobel en 2014.

Dreyfus, que en 1968 aún no había nacido, ha manifestado que no siente una especial nostalgia por aquellos tiempos, que “quería mirar con distancia, con un prisma de comedia y sátira”, al contrario que con su novela anterior, “Son cosas que pasan”, que transcurre en los años de la ocupación nazi de Francia. Sostiene que escribir sobre el Mayo francés es hacerlo sobre “el reflejo de una utopía y de un ensueño, y la reflexión de fondo es hasta qué punto se puede cambiar la sociedad y cuál es el límite de lo real”.

Cuando se planteó emprender la escritura de ‘El banquete de las barricadas’ (Anagrama), Dreyfus quería “ir más allá del cliché de Mayo del 68, con los estudiantes, los adoquines, los obreros y las fábricas ocupadas”, de ahí surge la idea de ubicar la acción en el hotel Meurice, situado en la céntrica y refinada rue de Rivoli, donde “nadie espera que llegue la revolución”. En ese hotel, Dreyfus presenta “la misma lucha de clases y las reivindicaciones que había en el resto de Francia”. Allí el personal no se ha sumado a la huelga general que tiene paralizada toda Francia, pero, tras acordarlo, los empleados se deciden por la autogestión, suplantando al director.

Respecto a la opinión de Modiano sobre su novela, Dreyfus ha declarado que mientras escribía el libro se dirigió por carta al Nobel francés en dos ocasiones, e incluso una vez publicado le envió un ejemplar con la dedicatoria “al héroe involuntario de esta novela”, sin embargo él nunca le contestó. “No creo que se trate de algo personal, sino que suele no contestar, por lo que he aplicado el proverbio de que quien calla, otorga”.


Fotografía de P. Dreyfus y Vidal-Folch © Fernando Torres

domingo, 13 de mayo de 2018

Mayo del 68. La imaginación al poder


“Seamos realistas, ¡pidamos lo imposible!” Este lema, escrito por el filósofo y teórico alemán de origen judío Herbert Marcuse, explica de alguna manera el arrebatado espíritu de Francia en mayo de 1968.

La playa estaba bajo los adoquines. En las calles de París, los adoquines volaban arrancados del pavimento por estudiantes, obreros, intelectuales y artistas que querían cambiar las viejas reglas del juego. Pidieron lo imposible y cincuenta años después el mundo sigue recordando aquella primavera que supuso un revulsivo en la vida cultural francesa hasta desembocar en la mayor huelga en el siglo XX, en la que París como epicentro se convulsionó más allá de las fronteras galas.

Ese tumultuoso mes de mayo empezó con una protesta estudiantil contra un sistema universitario obsoleto y rápidamente se transformó en un levantamiento popular contra el capitalismo, el comunismo, la política paternalista, la censura de los medios, la desigualdad de género y más. Este idealismo juvenil se sintió en los campus de todo el mundo aquel año, desde Praga hasta México, pero en ningún otro lugar la revuelta se extendió tan aprisa al resto de la sociedad.

Fueron los estudiantes, liderados por Daniel Cohn-Bendit entre otros, los que habían comenzado, pero pronto a la causa se unió la de los cansados trabajadores de las fábricas, cuyas necesidades eran más evidentes: la subida de los salarios y una mejora de la jornada laboral. El 13 de mayo, una gran manifestación de trabajadores y estudiantes que exigía la caída del gobierno de Charles de Gaulle sacudió la margen izquierda del Sena. El 24 de mayo, ocho millones de trabajadores iniciaron una huelga indefinida, la más grande de la historia de Francia.

No obstante, a fin de mes las cosas empezaron a desmoronarse. El pueblo, que al principio estaba del lado de los manifestantes, se cansó de los enfrentamientos callejeros y de que los servicios públicos no funcionaran con normalidad. Entre tanto, el sindicato de estudiantes y trabajadores se exasperaba después de que el gobierno llegase a un acuerdo con este último. Ese mes, o siete semanas para ser precisos, no terminó en la revolución y De Gaulle, que dijo que era “la revolución de los hijos de papá”, resultó reelegido, aunque por una estrecha mayoría, y prosiguió su mandato.

Medio siglo después, Mayo del 68 es para algunos más un símbolo que el comienzo de un gran cambio. Fue una explosión de efervescencia contestataria que para unos apenas cambió nada y sin embargo para otros lo cambió todo. Y es que el Mayo francés fue el germen del resto de movimientos de protesta surgidos en otros países, como fueron la Primavera de Praga, la revolución cultural China, el clamor popular contra la guerra de Vietnam, la masacre de Tlatelolco (México), y revueltas sociales en todo el mundo.

De lo que aconteció aquellos turbulentos días siempre nos quedará el testimonio gráfico de los profesionales que hicieran posible que nunca los olvidemos, como fueron los fotógrafos Cartier-Bresson, Marc Riboud o Bruno Barbey con sus respectivas Leicas. Apenas si había cámaras de cine en aquellos tiempos, pero el fotógrafo y cineasta William Klein rodó un documental sobre los acontecimientos del 68. Además, estaba el trabajo de algunas televisiones extranjeras, pues la ORTF estaba en huelga y no había televisión francesa. Por lo que en esa época la fotografía tenía la importancia que no tiene actualmente debido a la televisión.

Enlaces de interés


Fotografía Tumultos en el Boulevard Saint-Germain © Bruno Barbey 

miércoles, 2 de mayo de 2018

‘Meditaciones’ de Susan Meiselas


El museo Jeu de Paume presenta estos días la exposición ‘Meditaciones’, una retrospectiva de la gran fotógrafa norteamericana Susan Meiselas en la que se pueden ver sus obras realizadas desde los años 70 hasta la actualidad.

La muestra incluye material fotográfico, películas y vídeos y comporta una seria reflexión acerca del cuestionamiento que la fotorreportera hace sobre el proceso fotográfico y el papel del fotógrafo como testigo, a la vez que explora y desarrolla narrativas visuales que integran la participación de los sujetos en su obra gráfica, dando forma a la comprensión de cómo los vemos.

“La cámara es una excusa para estar en un lugar al que de otra manera no perteneces. Me da un punto de conexión y un punto de separación.” Susan Meiselas.

Perteneciente a la prestigiosa agencia Magnum Photos desde 1976, el trabajo de Susan Meiselas (Baltimore, 1948) se engloba en el campo de la fotografía documental con un singular enfoque personal y geopolítico. Las imágenes que tomó en zonas conflictivas en distintos países de Centroamérica la convirtieron en una figura de referencia en el terreno del fotoperiodismo contemporáneo, en particular debido a la fuerza de sus fotografías en color. En primera línea de la historia, Meiselas ha estado capturando los momentos decisivos de la agitación social y política en todo el mundo durante más de 40 años. Sus temáticas insisten siempre en las capas sociales más desfavorecidas, denunciando las violaciones de los derechos humanos pero también revelando aspectos ignorados de la identidad cultural o la industria del sexo.

Meiselas recibió la Medalla de Oro Robert Capa en 1979 por su trabajo en Nicaragua; el Premio Leica a la Excelencia (1982); el Premio Engelhard del Instituto de Arte Contemporáneo (1985); el Premio de Fotografía de la Fundación Hasselblad (1994); el premio Cornell Capa Infinity Award (2005); la Medalla del Centenario de la Real Sociedad de Fotografía (2006); la Harvard Arts Medal (2011) y más recientemente fue galardonada con una beca Guggenheim Fellowship (2015). Meiselas es también la presidenta de la Fundación Magnum desde 2007, año en que fue creada por miembros de la Agencia Magnum para promover y financiar actividades de fotógrafos independientes por todo el mundo. El objetivo de la fundación es apoyar las nuevas generaciones de fotógrafos y aumentar el impacto de la fotografía documental contemporánea en la edad digital.

Las ‘Meditaciones’ de Susan Meiselas se encuentran en Jeu de Paume (París) hasta el 20 de mayo.

Más información

Página web oficial de Susan Meiselas.

Fotografía ‘Lena after the show’ (1973) © Susan Meiselas