Elliott Erwitt, uno de los
grandes fotógrafos del siglo XX, murió en su casa de Manhattan a los 95 años.
Elio Romano Ervitz nació en
París en 1928 hijo de padres judíos rusos. Pasó su infancia en Milán y emigró a
Estados Unidos en 1939 cuando el fascismo expulsó a su familia de Italia.
Erwitt vivía con su padre en Los Angeles cuando comenzó a tomar retratos de la
población local para ganar dinero. Trabajando en un cuarto oscuro comercial, el
fotógrafo adolescente pasó un tiempo imprimiendo imágenes de actores antes de
seguir experimentando con la fotografía en el Los Angeles City College. En 1948,
Erwitt se trasladó a Nueva York, ciudad que le proporcionaría material para la
obra de gran parte de su carrera, y donde se centrarían su vida y su familia.
Después de un tiempo trabajando como conserje, tomó clases de cine en la New
School for Social Research.
Erwitt viajó a Francia e Italia
en 1949 con su cámara Rolleiflex, que fue la que prefirió durante esos años. En
1951, fue reclutado para el servicio militar y realizó diversas tareas
fotográficas mientras servía en una unidad del Cuerpo de Señales del Ejército
en Alemania y Francia.
Mientras estaba en Nueva York,
Erwitt conoció a Edward Steichen, Robert Capa y Roy Stryker, exjefe de la
Administración de Seguridad Agrícola. Stryker había contribuido a las carreras
de Walker Evans, Ben Shahn, Dorothea Lange, Marion Post Wolcott, Gordon Parks, entre otros. Inicialmente contrató a Erwitt para un trabajo en Nueva Jersey, para
Standard Oil Company, donde Stryker estaba compilando una biblioteca
fotográfica. Después Stryker encargó a Erwitt que llevara a cabo un proyecto
que documentara la ciudad de Pittsburgh en 1950, una serie que Erwitt publicó
como libro en 2017.
En 1953, Erwitt se unió a
Magnum Photos y trabajó como fotógrafo independiente para Collier’s, Look, LIFE,
Holiday y otras luminarias de esa época dorada de las revistas ilustradas. A lo
largo de su vida trabajó como fotógrafo comercial y periodista. Las figuras
famosas que fotografió incluyeron a Marilyn Monroe, Grace Kelly, Jack Kerouac,
John F. Kennedy y Jackie Kennedy. En 1959, estuvo presente para capturar el
momento de tensión entre Nikita Khrushchev y Richard Nixon durante la visita
diplomática que pasó a ser conocida como el “Debate de la Cocina”. En 1964 Erwitt
visitó Cuba e hizo retratos de Fidel Castro y Che Guevara.
Erwitt creía firmemente que la
fotografía debería hablar a los sentidos y las emociones más que al intelecto.
“Cuando ocurre la fotografía, surge fácilmente, como un regalo que no debe ser
cuestionado ni analizado”, dijo. Erwitt prefirió no intelectualizar su
profesión y a menudo afirmaba simplemente que la fotografía le permitía perseguir
sus intereses mientras se ganaba la vida.
Erwitt empleó dedicación en
buscar los momentos más absurdos y encantadores de la vida. Al igual que sus
fotografías, sus puntos de vista fueron también a menudo memorables, generalmente tomados
con recíproca ironía. La directora del documental ‘Elliott Erwitt: El silencio
suena bien’, Adriana López Sanfeliu, habló sobre las dificultades que hubo para
mostrar el lado más privado de Erwitt, diciendo sobre el proceso de filmación
que “es difícil retratar a alguien tan grande como él”.
Los perros fueron para Erwitt
una fuente fructífera de conocimiento de la humanidad. Expresó su simpatía por
los animales que formaron el tema de cuatro de sus libros. En su fotolibro
‘Dog Dogs’, publicado en 1998, señaló: “No conozco ningún otro animal que se
acerque a nosotros en cualidades de corazón, sentimiento y lealtad”.
Gran parte de la fotografía de
Erwitt trataba sobre el amor y las asociaciones románticas. Una pareja que se
muestra en el espejo lateral de un automóvil es una de las tomas más queridas
de Erwitt, mientras que otro par de sujetos, Robert y Mary Frank, que se
muestran bailando en una cocina, han creado una imagen que ha resonado en
muchos espectadores a lo largo de los siglos. El giro de Erwitt hacia su propia
vida personal, en una imagen de su esposa y su hijo pequeño, ha conmovido a
muchos desde su exposición inicial en la exposición humanista de 1955, Family of Man. El ojo curioso, a veces
voyeurista, de Erwitt se empleó con algunos de sus mejores efectos en los
museos: imágenes desde el MoMA hasta el Louvre y el Museo Reina
Sofía de Madrid
formaron su libro Museum Watching.
A finales de la década de 1960,
Erwitt fue presidente de Magnum durante tres años. Luego se dedicó al cine: en
los años 1970 produjo varios documentales notables y en los años 1980 dieciocho
películas de comedia para HBO. Siempre en contra de las pretensiones artísticas
en la fotografía, Erwitt era conocido por su benévola ironía y su dedicación a
retratar las emociones humanas.
En 1988, Erwitt se tomó el
tiempo de repasar sus 40 años de carrera y clasificar todo su archivo. Esto le
permitió en las siguientes dos décadas publicar una gran cantidad de
publicaciones sobre su trabajo, incluidas retrospectivas como Personal Exposures (1988), Snaps (2001) y la edición especial XXL
de Elliott Erwitt en 2012. También publicó varios fotolibros centrándose en algunos temas recurrentes dentro de su obra, como On
the Beach (1991), To the Dogs
(1992) y Dog Dogs (1998), Museum Watching (1999) y Kids (2012), así como una mirada a
algunas de las ciudades que amaba: Nueva York (2008), Roma (2009) y París
(2010).
Elliott Erwitt murió el pasado
30 de noviembre en su casa de Nueva York, en paz y rodeado de su familia, según
anunció la Agencia Magnum.
Más
información
Site oficial de Elliott Erwitt.
Enlaces de interés
Agencia Magnum/ Elliott Erwitt.
Filmin:
Elliott Erwitt Silence Sounds Good.
Fotografía Elliott Erwitt, New
York (1999) © Elliott Erwitt/Magnum Photos