A finales del pasado año fallecía
a la edad de 87 años el poeta y ensayista Claude Couffon, en Caen, la importante
capital normanda. En la misma ciudad, prefectura del departamento de Calvados,
en la que nacería un 4 de mayo de 1926.
Con su muerte desaparece uno de
los principales hispanistas franceses del siglo XX, traductor de numerosos
autores españoles y latinoamericanos, a quienes a lo largo de su vida y hasta
el final de sus días abrió generosamente las puertas de su país.
Hay que decir que a Couffon, por
entonces ya jubilado como catedrático de literatura española e hispanoamericana
en la Sorbona, se le rindió un merecido homenaje el 21 de mayo de 2008 en la
Casa de América de Madrid. Si bien a título póstumo no ha habido muchas
muestras de reconocimiento de su labor por parte de los medios de comunicación
internacionales.
Personalmente tuve noticia de su
fallecimiento, en concreto el 18 de diciembre pasado, por mi amigo el poeta
peruano Alejandro Calderón, quien me lo comunicaba un tanto tardíamente, hace
apenas unos días.
En la misma línea que otros especialistas
en literatura hispana y latinoamericana como Claude Fell, Marcel Bataillon,
Louis Panabière, Valery Larbaud, Jacques Gilard o Roger Caillois, su carrera la
iniciaría con sus propias y pioneras investigaciones sobre la muerte de García
Lorca, luctuosa víctima del fascismo franquista. Hace unos años, con motivo de las
nuevas indagaciones en busca de los restos del poeta andaluz, algo que
molestaría a los nostálgicos de la dictadura, Couffon se personó en el lugar de
los hechos en España, siendo entonces entrevistado por la prensa española sobre
ello.
En sus tiempos como profesor en
la Sorbona, Couffon tradujo y difundió en Francia a diversos autores latinaomericanos
como César Vallejo, Pablo Neruda, Mario Vargas Llosa, Miguel Ángel Asturias o Gabriel
García Márquez, entre otros autores del boom latinoamericano y posteriores;
también traduciría a otros menos conocidos como es el caso del propio Alejandro
Calderón, así por citar solo algunas de sus obras se encontrarían “Transmigración”,
con prefacio de Claude Couffon, París (1992); “Parution de Nazca”, igualmente
con prefacio de Couffon, París (1994); “A través de la penumbra”, con introducción
del crítico literario peruano, Américo Ferrari, París (1996); “Pestañeo de la
nada”, también con introducción de Ferrari, París (2000)… etc.
A modo de pequeño pero sentido
homenaje a su querido amigo y traductor, gran amante del vino, la amistad y las
mujeres, Alejandro Calderón me enviaba hace unos días por correo electrónico un
poema in memoriam que formará parte
de un nuevo libro ahora en gestacion, “Memoria del Olvido”, y que a continuación
transcribo.
“Claude Couffon”
En la oscura rama de
la noche,
lejano ya a las lenguas
de Occidente,
pasas con soltura de
una nube
a otra, con el ceño
sombrío
de generosa parra.
Verde el marco
de la nostalgia, la
luz en ángulo
en tus codos, suspende
tu presencia
transitoria, bruñida
de palabras
en los reflectores; y
en chorro
que desgarra lo
espectral, los neones
de tu anecdotario,
empastan con rubor
el volumen. Adverso a
la fanfarronada
y lo deslumbrante, la
injuria
de los astros remotos,
hará trizas
la coraza del
recuerdo; mas
tu versión, atoldada
en la inmensidad,
vencerá a la epístola
ramosa
de granizo. Cultivaba
sutil ceniza
su relumbre azul,
fuente de su conmoción
aguda, destilada en
incesante sensualidad,
en la rama oscura de
la noche.
Alejandro Calderón
Fotografía de A. Calderón (1994)
© Miguel Cartolini