Este mes de julio, en que como
cada año cientos de alpinistas de todo el mundo se dan cita en los Alpes para
coronar algunas de las cumbres más emblemáticas de ese sistema montañoso, cuyo
techo son los 4.810 metros del Mont-Blanc, se cumple un importante aniversario de
la historia mítica del alpinismo. Exactamente el 14 de julio de 1865 siete
hombres llegaban a la cima de la montaña a la que por entonces se la tenía por invencible:
el monte Cervino o Matterhorn, de 4.478 metros de altitud, situado en la
frontera entre Italia y Suiza.
Así como las nubes circundan su cúspide,
a la montaña también la envuelve un romántico halo, entre épico y trágico, pues
su conquista constituyó la culminación de la que fue llamada Edad de Oro del
alpinismo. Esa época comprendida entre mediados y finales del siglo XIX que
coincide con la conquista de las montañas más relevantes de los Alpes. El
inaccesible Cervino también fue finalmente vencido gracias al empeño y la
firmeza del alpinista y explorador británico Edward Whymper, los Taugwalder y
sus malogrados camaradas. Y es que de aquella pionera cordada formada por siete
hombres perecieron cuatro precipitándose al vacío durante el descenso. Whymper,
el guía Taugwalder padre y su hijo regresarían después de su hazaña sanos y
salvos al pueblo suizo de Zermatt.
De los compañeros muertos apenas
se hallaron un cinturón, un guante, un sombrero, dos zapatos, un devocionario y
unos rosarios sin su cruz. Además de alguna prenda hecha jirones y una macabra colección
de miembros humanos y vísceras esparcidas por la nieve, poco más quedó de los
alpinistas. Para colmo, la cuerda cercenada dio pie a que el guía fuera acusado
de haberla cortado. Tras la trágica epopeya, tuvo también lugar un inquietante
fenómeno, ya que en la montaña se produjo la aparición de lo que se conoce como
espectro de Brocken, en esa ocasión en forma de cruces.
Probablemente el Cervino sea una
de las montañas más fotografiada del mundo, un impresionante pico –o cuerno, si
atendemos a su apelativo alemán– que
rasga el cielo sobre los Alpes y hace jirones las nubes. La marca de material
de montaña Mammut, con la colaboración de los guías de montaña de Zermatt,
organizó una expedición por la arista Hörnli para disponer una cadena de luces a
lo largo de la ruta que rinde homenaje a la valiente cordada de Whymper. El
resultado puede verse en este espectacular vídeo.
El evento fue captado por el
fotógrafo suizo Robert Bosch, que no oculta su fascinación por esta montaña. “El
Matterhorn fue la primera cumbre que me interesó como montañero, sobre todo por
su forma extraordinaria y la historia detrás de la primera ascensión. El éxito
de hace 150 años fue el punto culminante de la era dorada del alpinismo”.
Bibliografía
‘La escalada del Cervino’. Edward
Whymper.
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