El escritor norteamericano Paul
Auster murió el pasado martes 30 de abril a los 77 años en su residencia de
Brooklyn, Nueva York, a causa del cáncer de pulmón que sufría desde hacía más
de dos años.
Según informaría The New York
Times, fue su amiga, Jacki Lyden quien confirmó la noticia. Su esposa, la también
escritora estadounidense Siri Hustvedt, anunciaba en marzo del pasado año a
través de Instagram, que su marido, el novelista Paul Auster, padecía la fatal
enfermedad. De hecho, su última novela, ‘Baumgartner’ (Seix Barral), la finalizó
durante el tratamiento oncológico al que se estaba sometiendo.
Con ocasión de la visita que
Auster nos haría en 2012 para la promoción del por entonces su último libro,
‘Diario de invierno’, y a colación de la lapidaria frase extraída de él, “has
entrado en el invierno de tu vida”, fue preguntado si a sus 65 años se sentía
mayor. Auster, que supo ser uno de esos escritores con un estilo propio, único,
gran narrador, inventor del azar, al que atribuye un papel determinante en
nuestras vidas, explicó que “si lo
consideramos desde un punto de vista matemático,
si ves la vida dividida en cuatro estaciones –primavera, verano, otoño e
invierno–, si tienes en cuenta que la gente vive más o menos 80 años,
matemáticamente, me encuentro en la última estación de mi vida. Espero que dure
mucho tiempo. Podría ser un invierno muy largo o muy corto. Pero lo que es
innegable es que ya no soy joven”.
Se trataba de un libro en el
que Auster desvelaba, a modo de diario desde la infancia a la madurez, pero no
en ese estricto sentido cronológico, sus cotidianas peripecias y devenires
haciendo un íntimo y veraz ejercicio de introspección. Narración de la que él
es protagonista, como ya apuntase en ‘El cuaderno rojo’ y continuara con ‘A
salto de mata’ o su ‘Crónica de un fracaso precoz’. Aunque, según sus propias
palabras, “en el proceso de escribir o pensar sobre uno mismo, uno se convierte
en otro”.
Ya se lo decía Rimbaud, a la
edad de 16 años, a su amigo Paul Demeny en su Letres du Voyant (Cartas del vidente): “Je est un autre”, que para
el poeta simbolista y decadentista significaba la disociación del ser del
percibir o hacer de ese mismo ser. Separar de la trompeta el bronce que la
integra, decía el propio Rimbaud. Limpiar de polvo y paja la memoria para
extraer en conciencia el recuerdo y convertirlo en literatura.
Ahora, ya disociada su alma
literaria de sus restos mortales, Auster nos deja para siempre un admirable legado.
Una extensa bibliografía que, después de su aclamada novela ‘4 3 2 1’, concluye
con el último regreso del escritor al mundo literario. ‘Baumgartner’ es una
novela en la que Auster presenta al protagonista, un catedrático emérito de Filosofía
llamado Sy Baumgartner, que se encuentra en un constante diálogo con su pasado.
Como un reflejo de la vida del propio Auster, pues a veces comparte semejanzas
con el autor.
En esta novela Auster se hace
eco de las voces de otros autores, tejiendo un tapiz de referencias literarias
que reflejan un estilo narrativo más directo y menos artificioso. Este planteamiento
supone un cambio en su escritura, donde su propia vida parece dialogar con la
de sus personajes.