Con más de 130 años de
antigüedad, la compañía que fundara George Eastman advertía en un comunicado
reciente a sus inversores que podría verse obligada al cese de sus actividades.
Como ya ocurrió en 2012, cuando Kodak anunciaba su bancarrota abandonando sus negocios tradicionales y vendiendo sus patentes antes de resurgir casi cual Ave Fénix, pues en 2013 lo hacía pero ya como una empresa mucho más pequeña, de nuevo ha visto cerca el fantasma de la crisis debido a una deuda de 500 millones de dólares.
Porque, si
bien Kodak a día de hoy sigue siendo el principal proveedor de película para la
industria del cine, su principal negocio era la venta de carretes de película a
los millones de usuarios en todo el mundo que con ellos cargaban sus cámaras
fotográficas, y por ende, toda esa industria que la fotografía analógica
llevaba aparejada: químicos de revelado, papel para impresiones, tintas..., frente a la
digitalización del sector: las nuevas cámaras, teléfonos móviles, y prescindir de
imprimir imágenes en favor de su publicación online para compartirlas así en
plataformas como Instagram u otras redes sociales.
Al parecer, en este momento coyuntural,
y a pesar de ese celebrado resurgimiento actual de la fotografía analógica por
los fieles aficionados, ya sean entusiastas neófitos o nostálgicos del proceso
químico, la segunda parte de aquel viejo eslogan (“Tú presionas el botón,
nosotros hacemos el resto”), se ve envuelta de nuevo por la incertidumbre. Y esto,
paradójicamente, habiendo sido creado por Steven Sasson, un ingeniero que en
1975 trabajaba para Kodak, el primer prototipo de cámara digital; y la
posterior inversión de miles de millones que realizaría Kodak para desarrollar
una gama de cámaras digitales.
La compañía de Georges
Eastman vivió
un siglo de éxito fabricando cámaras y películas. Según el diario The
Economist, en la década de 1970 Kodak era responsable del 90% de las ventas de
películas y del 85% de las ventas de cámaras en Estados Unidos. En 1973, la
famosa canción de Paul Simon ‘Kodachrome’ encabezaba las listas de éxitos.
En 2020, tras su pasada gran
crisis, Kodak tuvo un breve respiro cuando el Gobierno de Estados Unidos la
seleccionó para transformarse en productor para la industria farmacéutica. En
la siguiente sesión bursátil, el precio de las acciones de la compañía subió rápidamente.
En el reciente informe de resultados, la empresa advirtió que no cuenta con “la financiación comprometida ni liquidez disponible” para pagar sus obligaciones de deuda pendientes, que ascienden a unos 500 millones dólares. “Estas condiciones plantean dudas sustanciales sobre la capacidad de la empresa para continuar como negocio en marcha”, afirmaba Kodak en su comunicado.
La compañía pretende obtener efectivo dejando de pagar su plan de pensiones. También afirmó que no espera que los aranceles tengan “repercusiones significativas” en su negocio, ya que fabrica muchos de sus productos en Estados Unidos, entre ellos cámaras, películas, tintas, además de los dividendos que le reporta la industria cinematográfica.
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información
Site oficial de Kodak.