jueves, 25 de julio de 2024

La oscura melancolía de Masahisa Fukase

PHotoESPAÑA presenta estos días en el Círculo de Bellas Artes de Madrid una de las más emblemáticas series fotográficas de este artista que revolucionó la fotografía japonesa.  

Masahisa Fukase (Hokkaido, 1934-Tokio, 2012) irrumpió en la escena fotográfica japonesa en los años 60, desafiando las convenciones de la época y explorando temas emocionales y personales en una sociedad en transformación. Fusionó su sensibilidad artística con la destreza técnica, siendo un innovador en la difusión de su obra a través de revistas y fotolibros, los cuales también estarán presentes en esta exposición.

Su extensa serie ‘Ravens’ (1975-1986) es, en conjunto, una obra maestra que trasciende fronteras culturales y temporales. En ella, Fukase explora la soledad, la melancolía y la obsesión en un dramático viaje personal. Las imágenes de cuervos, en blanco y negro, capturan la inexorable dualidad de la vida y la muerte, resonando profundamente en el espectador.

La importancia de ‘Ravens’ –serie que por primera vez se expone de manera exclusiva en España–, radica en su capacidad para evocar emociones y reflexiones existenciales a partir de la búsqueda interior de Fukase como artista. Al identificarse con los cuervos, nos invita a explorar el alma humana. Karasu –Ravens, en el original en japonés– ha influenciado a generaciones de fotógrafos, consolidando a Fukase como pionero de la fotografía del Yo.

Masahisa Fukase desarrolló un estilo singular y poético con el que capturaba la melancolía y la soledad de la vida moderna del Japón de los años 60 en adelante. Su obra mostraba una estética oscura, compleja y evocadora con la que revolucionó la fotografía japonesa de la época, pero en un sentido diferente al del colectivo Provoke, este más experimental y de crítica social y política.

A principios de la década de 1960 Fukase contraería matrimonio  con su primera esposa Yukiyo Kawakami, quien aparecería en su libro de 1971 titulado ‘Yugi: Homo Ludence’. En 1963 volvería a casarse, esta vez con Yohko Wanibe –también conocida simplemente como Yoko– quien se convertiría en su musa definitiva. De esta época datan numerosas fotografías tanto de Yoko como de sus gatos en los momentos más cotidianos de su vida. Las instantáneas más bucólicas y lúdicas de ese período fueron seleccionadas para la exposición ‘Play’.

Pero en 1976, cuando es abandonado por su segunda mujer, Fukase sufre una gran depresión y dirige su fotografía hacia el paisaje y los amaneceres de la isla de Hokkaido, donde se refugia, dedicándose hasta la obsesión a fotografiar los cuervos que en ese entorno tienen su hábitat y que para él simbolizaban el dolor de su separación. Lo hará de forma compulsiva durante 10 años, hasta convertirse en uno más de ellos, según afirmaría él mismo.

En 1992, Fukase sufre un grave accidente cuando, en estado de embriaguez, cae por una escalera. El golpe le dejaría en coma durante veinte años. Yoko lo visitó en el hospital cada dos semanas durante esas dos décadas hasta que el fotógrafo falleció en 2012 a los 78 años.

Más información

PHotoESPAÑA.

Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Enlace de interés

Site oficial de Masahisa Fukase 深瀬 昌久.

Fotografía Erimo Cape, serie Ravens (1976) © Masahisa Fukase Archives

domingo, 21 de julio de 2024

‘Saul Leiter. Un mundo inacabado’

La Kutxa Kultur Artegunea inaugura una importante retrospectiva del gran poeta visual norteamericano Saul Leiter, cuyo centenario de su nacimiento celebramos el pasado año. 

Desde el 19 de julio y hasta el 10 de noviembre de 2024, el espacio Artegunea de Kutxa Fundazioa presenta en San Sebastián una exposición dedicada a uno de los indudables grandes pioneros de la fotografía en color americana. Aunque en esta ocasión, la muestra quiere incidir también en ese importante trabajo previo que Leiter realizó fotografiando en blanco y negro.

Saul Leiter (Pittsburgh, 1923 – Nueva York, 2013) posee una obra heterogénea, inclasificable y de una extrema densidad que abarca, además de la fotografía, también la pintura. Comisariada por Anne Morin, la exposición presenta ahora más de 200 fotografías originales —de las cuales la mayoría son en blanco y negro—, y unos cuarenta cuadros, una proyección de sus fotografías en color, así como documentos, revistas, cuadernos y cámaras fotográficas que en su día pertenecieron a Saul Leiter.

El foco de la muestra se centra en ‘In my Room’, el corazón de la obra de Leiter. Esta serie es la única a la que su autor puso título y es, además, la única pulsión de la vasta extensión que es su obra. Imágenes fotográficas en blanco y negro, y ninguna en color a las que Leiter regresa para pintarlas, cubrirlas borrando rostros y cuerpos con color y fondos lisos. Así, en un formato muy pequeño podemos descubrir un conjunto de 40 obras.

La exposición también incluye un fragmento de la película ‘In No Great Hurry: 13 Lessons in Life with Saul Leiter’, filmada en la intimidad de su estudio entre 2010 y 2011. El documental retrata al fotógrafo haciendo balance de su vida en su apartamento de la calle 10 de Nueva York, lo que nos permite conocer más la identidad del personaje, entender la figura que está detrás de esta obra.

Saul Leiter nace en el seno de una familia judía practicante. Su padre, rabino ortodoxo de origen polaco, erudito y políglota era muy respetado en su comunidad. Estaba previsto que Saul también fuera rabino siguiendo los pasos de su padre y de su abuelo. Esa fue la primera batalla que tuvo que librar ante la autoridad paterna, opresiva e intransigente. Leiter convirtió esa imposición en un verdadero valor, ya que este hecho que explicará muchas cosas más tarde, constituiría la persistente huella del judaísmo en su obra.

En 1946 el joven Leiter se traslada a Nueva York, huyendo de aquel ambiente familiar que le resultaba tan asfixiante. Allí conocería al artista Richard Pousette-Dart, pintor expresionista abstracto que recientemente había comenzado a interesarse por la fotografía.

Leiter tenía 23 años y vivía en condiciones de extrema precariedad. Se volvió una especie de vagabundo, un solitario que prefería estar oculto. Esa es la razón por la que probablemente Leiter no eligiera pertenecer a ningún grupo artístico, político o social. Aunque, por su idiosincrasia, sí podría haber simpatizado con la Beat Generation, siempre en una constante búsqueda de la libertad.

El pintor Pousette-Dart le presenta al fotógrafo y reportero William Eugene Smith, animándolo a dedicarse a la fotografía como medio de vida. Más tarde, Smith le presentaría a otros influyentes fotógrafos callejeros como Robert Frank, William Klein y Diane Arbus, miembros del movimiento al que a veces se hace referencia como la Escuela de Fotografía de Nueva York.

En gran parte autodidacta, Leiter en sus inicios trabajó principalmente en monocromo, haciendo tanto Street photography como retratos, pero fue uno de los primeros en adoptar el color. Las calles que rodean su casa en Manhattan fueron, casi exclusivamente, el tema de su obra personal.

Desde 1948, fotografiar en color se vuelve una práctica habitual para Leiter, e inmediatamente se le relacionará con ello, lo que desafortunadamente contribuirá a eclipsar toda su creación en blanco y negro, un archivo fotográfico tan sorprendente como el de su obra en color.

Leiter pasó gran parte de su vida profesional como fotógrafo de moda, trabajando para una serie de publicaciones de renombre como Elle y Harper's Bazaar. Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo, era casi un total desconocido para el mundo del arte en general. Este relativo anonimato parecía adaptarse a él, un personaje modesto por naturaleza, que vio la fama como una distracción no deseada.

En 2006, Leiter, que entonces tenía 82 años, con la ayuda del historiador del arte Martin Harrison y The Howard Greenberg Gallery, publicó ‘Early colour’, una colección de fotografías personales en color de su vasto archivo. Un gran éxito que condujo a la primera gran retrospectiva de Leiter e innumerables exposiciones en todo el mundo, incluida su primera exposición europea en la Fundación Henri Cartier-Bresson en París, en 2008. En 2013, el cineasta británico Tomas Leach dirigió el documental ‘In No Great Hurry’, un retrato íntimo de Leiter que recibió elogios generalizados.

Leiter continuó tomando fotografías casi hasta su muerte a finales de 2013, a los ochenta y nueve años.

Más información

Kutxa Fundazioa / Saul Leiter. Un mundo inacabado.

Enlace de interés

Saul Leiter Foundation.

Fotografía  Saul Leiter Self-portrait (1950) © Saul Leiter - Courtesy Howard Greenberg Gallery, New York

sábado, 13 de julio de 2024

‘Ibiza. La isla perdida de Walter Benjamin’

Una serie de fotografías de Cecilia Orueta conforman el libro que, compuesto junto al también fotógrafo Chema Conesa, evocan la Ibiza en la que residió Walter Benjamin.

Este trabajo fotográfico, que recientemente ha visto la luz en forma de libro, no es lo que diríamos un fotolibro al uso –si bien en la actual heterodoxia el concepto “fotolibro” apenas si se mantiene invariable en su usual encuadernada apariencia–, sino que esta recopilación incluye además las cartas que desde Ibiza escribiera el malogrado filósofo y ensayista Walter Benjamin (Berlín, 1892 - Portbou, 1940), que vivió en la isla, y el texto ‘Al sol’.

Asimismo, a través de las reproducciones de la autora la obra pretende, en cierta manera, revelarnos el aspecto que podría haber tenido la Ibiza que se encontraría el filósofo y escritor alemán, quien en los albores de la segunda guerra mundial arribara a la isla perdida como refugio. Una Ibiza que se tornó en su particular paraíso, donde pudo escribir en paz. Aquellos días fueron los más felices de su vida. Desgraciadamente, más tarde vendrían el exilio, las penurias económicas y su trágico final.

En una de las citadas cartas, dirigida a su amigo el filólogo e historiador israelí Gershom Sholem, Benjamin explicaba en pocas líneas la paz que encontró en Ibiza, la isla que le propició sus últimos días de sosiego antes de volver a Alemania, huir de los nazis y suicidarse en Portbou:

“Se entiende que la isla está realmente al margen del comercio mundial e incluso de la civilización, de modo que es preciso renunciar a toda clase de comodidades. Pero no cuesta hacerlo, no sólo a causa de la paz interior que da la independencia económica, sino también por el estado de ánimo en el que este paisaje, el más intacto que jamás he visto, le pone a uno”.

Cecilia Orueta (Madrid, 1963) es una fotógrafa con formación previa como restauradora en pintura, actividad en la que se especializó y que pronto le predispuso a la fotografía, pues la práctica de esta disciplina técnica está vinculada a los procesos de documentación de la restauración de obras pictóricas.

En los últimos años, Cecilia Orueta ha realizado diversas exposiciones en ciudades como Madrid, Barcelona, Tarragona, Burgos, Palencia, León, Coruña o Lugo. Y ha publicado sus trabajos en periódicos y revistas. Pertenece al grupo de fotógrafas creativas de investigación, artistas que emergen desde el territorio documental pero que toman como punto de partida y referencia trabajos de investigación y documentación complementados con sus experiencias vitales. Siendo la relación de sus propuestas con la literatura más que evidente, como ella misma declara:

“En mis trabajos como fotógrafa me interesa sobre todo la relación de la imagen con la literatura, la construcción narrativa que apela al paso del tiempo y a la búsqueda de las huellas del pasado en el presente. En ese sentido, las cartas de Walter Benjamin han sido para mí una inspiración y una guía en la búsqueda del rastro de los días del filósofo en una Ibiza remota que se le reveló como una tierra arcaica con el paisaje más virgen que jamás había encontrado, al margen de los movimientos del mundo, incluso de la civilización, y que recordaría siempre como un paraíso incluso en los días previos a su muerte, hecho que, paradójicamente, se produciría en la frontera de un país, España, al que una vez más pensaba llegar huyendo del nazismo, cuya persecución se extendía ya por toda Europa”.

Más información

Ibiza. La isla perdida de Walter Benjamin’. 

Grafismo basado en la fotografía ‘Embarcadero en playa de Benirrás, Sant Joan de Labritja’ © Cecilia Orueta 

domingo, 30 de junio de 2024

Lee Friedlander en Les Rencontres d´Arles

Este lunes, 1 de julio, primer día de su semana de apertura y tras el consabido discurso inaugural, dará oficialmente comienzo la 55 ª edición de Les Rencontres d´Arles.

Como en años anteriores, por toda la ciudad, día y noche, los fotógrafos y comisarios del programa de esta edición 2024 se reunirán con el público asistente en las diversas proyecciones nocturnas, las visitas a las exposiciones, debates, conferencias, etc.

En esta ocasión, entre los muchos eventos que se dan cita en Arles, el Festival presenta desde el 1 de julio al 29 de septiembre ‘Lee Friedlander Framed by Joel Coen’. Una interesante exposición nacida de la colaboración entre el fotógrafo estadounidense y el célebre cineasta. A lo largo de 70 fotografías y una película, la exposición recorrerá los 60 años de carrera de Lee Friedlander. La selección de Joel Coen sintetiza su enfoque singular en el tema de la composición y brinda una afinidad inquebrantable entre ambos artistas. La fascinación del poder de las imágenes, el efecto de espejo, el cuadro fragmentado, el plano desencajado, o la composición trampantojo. Verdadera puesta en escena cinematográfica, la exposición despliega las imágenes como microrelatos individuales, extraños y anónimos.

El veterano fotógrafo americano Lee Norman Friedlander (Aberdeen, Washington, 1934), que quedó prendado de la fotografía en la infancia, se ha dedicado a ella prácticamente desde la adolescencia. Habiendo estudiado en el Art Center School de Los Ángeles y en la Universidad Estatal de Nueva York, comenzaría a trabajar como fotógrafo independiente en la década de 1950.

Contemporáneo de otros grandes fotógrafos como Walker Evans, Robert Frank, Garry Winogrand, Helen Levitt o Diane Arbus, de los que recibió sus influencias pero manteniendo siempre un estilo único, fue el maestro del encuadre preciso y uno de los fotógrafos más prolíficos e influyentes del siglo XX.

Durante su carrera, Friedlander se convirtió en un fotógrafo destacado en la escena artística de Nueva York y se hizo conocido por su enfoque innovador y su capacidad para capturar con su cámara la esencia de la vida cotidiana estadounidense, o como el mismo lo definió, retratar el “paisaje social americano”.

Lee Friedlander ha trabajado para publicaciones como Life, Sports Illustrated, Esquire o Art in America, y ha expuesto en el MoMA, en el Museo Whitney de Arte Americano, en la Galería de Arte de la Universidad de Yale, en el Museo de Arte de San Francisco y en la Fundación Mapfre de Madrid.

Joel Coen (Saint Louis Park, Minnesota, 1954) es un cineasta ganador del Oscar que actualmente vive y trabaja en Nueva York. Él y su hermano Ethan han hecho dieciocho películas juntos, entre ellas ‘No es país para viejos’, ‘Fargo’, ‘Blood for Blood’, ‘True Grit’, ‘The Big Lebowski’, ‘A Serious Man’, ‘Inside Llewyn Davis’, ‘Arizona Junior’ y ‘The Ballad of Buster Scruggs’. Juntos ganaron cuatro premios de la Academia a la Mejor Película, Mejores Directores, Mejor Guión Original y Mejor Guion Adaptado. También han sido reconocidos por el National Board of Review, Golden Globes, BAFTA, WGA y DGA. En Cannes ganaron tres veces el premio a los mejores directores, el Gran Premio y la Palma de Oro del Festival.

Más información

Site oficial de Les Rencontres d’Arles.

Fotografía Lee Friedlander/Fraenkel Gallery, San Francisco et Luhring Augustine, New York

domingo, 16 de junio de 2024

Stephen Shore. ‘Vehicular y vernáculo’

Hasta el próximo 15 de septiembre, la Fundación Henri Cartier-Bresson presenta una exposición dedicada a una de las figuras más destacadas de la fotografía americana contemporánea.

Desde la década de 1960, la movilidad ha ocupado un lugar central en la obra de Stephen Shore (New York, 1947), pionero del color al igual que lo fuera William Eggleston. Ya en 1969, durante un viaje a Los Angeles fotografió desde la ventanilla del coche todo lo que, con ojo de artista, consideraba interesante.

“Ver algo espectacular y reconocerlo como una posibilidad fotográfica no es un gran salto. Pero ver algo ordinario, algo que verías todos los días y reconocerlo como una posibilidad fotográfica, eso es lo que me interesa”. Stephen Shore

Poco después, durante las siguientes décadas de los 70 y 80, emprendería varios viajes por carretera recorriendo los Estados Unidos que darían lugar a sus dos series más célebres: ‘American Surfaces’ (Superficies americanas), secuencia cronológica que retrata aspectos de la vida cotidiana norteamericana, y ‘Uncommon Places’ (Lugares poco comunes), donde Shore recoge la belleza que se encuentra en lo más mundano.

En los albores del nuevo milenio, volvió a tomar imágenes desde el coche, pero también desde el tren y el avión. Finalmente, para su último proyecto, iniciado en 2020, fotografía las transformaciones del paisaje americano desde un dron equipado con una cámara. Durante ya más de medio siglo Shore ha ido desarrollando su forma de fotografía vehicular.

La actual exposición, ‘Véhicule & Vernaculaire’ (Vehicular y vernáculo), que reúne más de un centenar de fotografías tomadas en Norteamérica entre 1969 y 2021, es la primera retrospectiva del trabajo del fotógrafo en París en diecinueve años. La Fundación Henri Cartier-Bresson expone ahora las grandes series que le hicieran famoso como las antes citadas, junto con proyectos menos conocidos nunca expuestos en Francia. Un fragmento de la exposición ‘Signos de vida’, en la que participó Shore en 1976, ha sido excepcionalmente reconstruido para esta ocasión. Esta última serie realizada con drones se exhibe por vez primera en Europa.

Stephen Shore no nos muestra solo paisajes y carreteras como lo hicieran colegas como Walker Evans y Robert Frank antes que él, sino que nos presenta también a sus amistades, sus amantes y otros detalles aparentemente banales de su vida diaria, lugares de una imprecisa importancia pero que para él representan algo especial. 

Más información

Fondation Henri Cartier-Bresson.

Fotografía  ‘2nd St. Ashland, WI’ (1973) © Stephen Shore

sábado, 8 de junio de 2024

Cristina de Middel en la Fundación Canal

Con motivo de la actual exposición ‘Elliott Erwitt. La comedia humana’, Cristina de Middel, fotógrafa y actual presidenta de Magnum Photos, ofreció una conferencia en la que reflexionó sobre el papel del humor en la fotografía.

Tras una década como fotoperiodista, Cristina de Middel (Alicante, 1975) ha destacado por su enfoque creativo y subversivo, en el que el humor ha sido clave para cuestionar el valor documental de la fotografía. Utilizando la ironía y el absurdo para reinterpretar realidades y estereotipos. En series como su célebre ‘Afronautas’, la fotógrafa iniciaría en África del Sur su exploración sobre dichos estereotipos fotográficos, combinando elementos humorísticos y ficticios para desafiar la percepción del espectador y abrir así nuevas perspectivas sobre temas serios, demostrando que también el humor puede ser una poderosa herramienta en la narrativa visual.

De Middel estudió fotoperiodismo y se graduó por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es máster en fotografía por la Universidad de Oklahoma y máster en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia. En 2012 autopublicó ‘Afronautas’, el fotolibro sobre el breve programa espacial de Zambia. El libro se agotó rápidamente y fue muy aclamado por la crítica. Por este trabajo fue nominada en 2013 para el premio de fotografía Deutsche Börse. También en ese mismo año recibe el Premio Infinity del ICP (Centro Internacional de Fotografía).

Según la crítica especializada, la artista combina sus trabajos documentales con otros personales donde cuestiona el lenguaje y la veracidad de la fotografía como documento y juega con reconstrucciones o arquetipos que difuminan la frontera entre la realidad y la ficción.

En octubre de 2017 le fue concedido el Premio Nacional de Fotografía, otorgado por el Ministerio de Cultura de España según el veredicto del jurado del certamen, que alegó que los trabajos de la artista replantean “los límites de la realidad del lenguaje fotográfico”.

En 2022, la fotógrafa ingresa como miembro del consejo de Vist Projects. También ese mismo año es nombrada Presidenta de Magnum Photos, la agencia internacional que fundara en 1947 Robert Capa, Henri Cartier-Bresson y David Seymour.

Cristina de Middel ha publicado más de 14 libros y participado en importantes ferias como Paris Photo 2016, PHotoEspaña 2016, ARCO 2017 o artgenève 2018. En 2016 colaboró con el Centro Cultural de España en Santiago, eligiendo ocho fotógrafos de nacionalidades diferentes como Ronny García, Anna Da Sacco y Gabriela Rivera, entre otros, a los que dirigió en un taller para realizar la exposición colectiva ‘Si-Bilis-No’. 

Más información

Fundación Canal.

Conferencia ‘El humor en la fotografía’.

Enlace de interés

Magnum Photos/Cristina de Middel.

Fotografía de Cristina de Middel © Fernando Torres

viernes, 17 de mayo de 2024

‘Elliott Erwitt. La comedia humana’

La Fundación Canal presenta una exposición coproducida con Magnum Photos que reúne 135 copias de época del fotógrafo estadounidense Elliott Erwitt.

Dividida en tres secciones, la exposición muestra tres de los ámbitos icónicos que fueron objeto de inspiración para Erwitt: las personas, los animales y las formas. Procedentes de su estudio, son fotografías que él mismo positivó y que reflejan su pulsión característica por capturar la esencia de lo cotidiano, desde el humor, el ingenio y el corazón.

Elliott Erwitt (1928-2023) ha pasado a formar parte de la historia de la fotografía por su capacidad de encontrar y capturar lo extraordinario en lo ordinario y de mostrar la comicidad que se encuentra en la humanidad. La narrativa de su obra es la historia de la vida misma. Para él, la fotografía “cuando es buena, es bastante interesante, y cuando es muy buena, es irracional e incluso mágica […] Cuando surge la fotografía, lo hace fácilmente, como un regalo que no debe ser cuestionado ni analizado”.

Las ocurrencias visuales que inundan sus fotografías despiertan una sonrisa cómplice en el espectador, haciéndole partícipe del espectáculo de la comedia humana. A lo largo de la exposición, se puede observar cómo encontraba el humor en lo peculiar del comportamiento humano, en sus escenas callejeras o en la intimidad de lo doméstico que inmortalizó con su cámara.

La humanidad de sus obras hace referencia a la mirada del fotógrafo, por la conexión emocional que crea con lo retratado. Lejos de la planificación y de una metodología inmutable, el trabajo de Erwitt es fruto del placer diario de salir al encuentro de la imagen, combinado con una maestría absoluta de la técnica fotográfica.

Son el uso del blanco y negro, junto a la ironía, las señas de identidad de este artista. Aunque una pequeña parte de su producción fotográfica es en color –la más comercial, aquello que consideraba “trabajo”–, según Erwitt, “el color es descriptivo. El blanco y negro es interpretativo”. En sus instantáneas, el color se reduce para dejar paso a lo esencial: las intensidades de los tonos, que ocultan una cosa y resaltan otra, y ofrecen una interpretación más libre, más expresiva y emotiva de la realidad. Es por ello, por lo que también sus fotografías están tituladas solo con la ubicación y el año, invitando al espectador a leer la imagen de forma más “pura”, para que pueda sacar sus propias conclusiones.

De las 135 copias de época que componen la exposición, 122 son impresiones de pequeño formato, a menudo denominadas “impresiones de trabajo”, ya que fueron utilizadas originalmente por el propio Erwitt para el desarrollo de libros o revistas. Junto a estas fotografías, la exposición también acoge 13 copias de gran formato (76 x 101 cm) a las que Erwitt denominó “impresiones maestras” y que fueron directamente supervisadas por él con el fin de exhibirlas en museos o galerías. Juntas, las “impresiones de trabajo” y las “impresiones maestras”, forman una colección única que proviene directamente del estudio de Elliott Erwitt y que se presentan por primera vez ante el público con esta disposición.

Más información

Fundación Canal/ Elliott Erwitt. La comedia humana.

Fotografía Shreveport, Luisiana, EE.UU. (1962) © Elliott Erwitt / Magnum Photos