jueves, 21 de mayo de 2009

William Blake “ilumina” el Petit Palais





PARÍS (Francia)/
Actualmente, y hasta el 28 de junio, el Petit Palais de París expone una compilación de obras del poeta, grabador, pintor e iluminador de libros inglés William Blake





“Quien no ve a una luz más clara y mejor que la
de nuestros ojos corruptibles, ése no ve nada”.
William Blake


El recientemente reformado y ampliado Petit Palais de París –construcción realizada por el arquitecto Charles Girault para la Exposición Universal de 1900–, como museo municipal de Bellas Artes integra, principalmente, dos fondos de arte. El arte antiguo hasta 1925 y posterior y el arte francés del siglo XIX, contando en esta última colección con algunas de las obras de artistas como Delacroix, Monet, Pissarro, Sisley, Renoir y Toulouse-Lautrec, entre otros. Además de piezas de pintura, escultura, grabados, mobiliario e incluso libros vetustos.

Tras cuatro años de renovación a cargo del Estudio francés Chaix et Morel, abrió de nuevo sus puertas en el año 2005, una vez subsanadas algunas deficiencias eléctricas y de seguridad que presentaba desde tiempo atrás.

El poeta y artista romántico William Blake (Londres, 1757-1827), más célebre por sus manuscritos iluminados como por ejemplo ‘El matrimonio del cielo y el infierno’, de 1793, rompió moldes en su tiempo con su ojo de visionario, pero también con sus textos.

Blake tuvo una gran influencia en los prerrafaelistas del siglo XIX y después de la modernidad representada por André Gide y André Breton y los surrealistas del siglo XX.

Otros quizá lo recuerden o lo ubiquen más por ser el autor de la reproducción, en forma de tatuaje, de uno de sus fabulosos y enigmáticos dibujos: ‘El gran dragón rojo y la mujer vestida de sol’, que muestra en su espalda el atormentado protagonista de la película ‘El Dragón Rojo’, papel interpretado por el actor Ralph Fiennes.

El Petit Palais muestra ahora 150 dibujos, grabados, acuarelas, iluminaciones y libros del a todas luces místico William Blake cedidos excepcionalmente por los principales museos británicos para esta singular exposición que, según el propio Blake, revela un proceso pictórico de “proporciones de eternidad demasiado grandes para el ojo del hombre”.