El novelista y guionista inglés Ian
McEwan, nacido en la localidad de Aldershot, en el condado de Hampshire, el 21
de junio de 1948, tuvo una infancia viajera, pues se vio obligado a trasladar
su residencia en numerosas ocasiones debido a la condición militar de su padre.
Tras abandonar sus estudios, McEwan viajó a Grecia, donde se ganó la vida como
barrendero. Posteriormente asistió a las universidades de Sussex y East Anglia.
En esta última fue el primer estudiante inscrito en el curso de Escritura
creativa impartido por el también escritor Malcolm Bradbury (1932-2000), quien
fuera profesor de literatura inglesa y americana en dicha universidad. Sus dos
primeras compilaciones de relatos resultaron muy controvertidas, pues McEwan desarrolló
en ellas un estilo muy elaborado para narrar extraños relatos cotidianos salpicados
de obsesiones sexuales, perversidad y muerte. La temática de sus obras, su
talento como narrador y su particular sentido del humor le han convertido en
uno de los escritores más considerados de la literatura inglesa actual. Nombrado
Caballero de la Orden del Imperio Británico, es para muchos uno de los
novelistas del Reino Unido más importantes del siglo XX.
Tras esa primera colección de
relatos titulada ‘Primer amor, últimos ritos’, aparecida en 1975, publicaría dos
años después ‘Amor perdurable’, saludada por la crítica como una obra maestra.
Un inquietante thriller que describe la relación entre un escritor y un
admirador obsesivo, en el que su protagonista sufre el síndrome de Clerambault.
Lo que los antiguos psiquiatras
describían como “la locura del amor casto”, una disfunción que correspondía
siempre a un ser idealizado. Un trastorno en el que el sujeto desarrolla la delirante
convicción de que es amado por otra persona, cuando no es así en la realidad.
En 1998 a McEwan le fue concedido
el prestigioso galardón Booker Prize por su novela ‘Amsterdam’, siendo por ello
objeto de una gran polémica. Su gran éxito internacional le llegó en 2007 con
la celebrada ‘Expiación’, un best-seller mundial cuya adaptación al cine le
supuso ser nominada a siete Premios Oscar.
La ya undécima novela de Ian
McEwan, ‘Operación Dulce’, es una historia en la que el autor combina el pulso
narrativo y el misterio de los thrillers de espionaje de Graham Greene o John Le
Carré con un apasionado relato de amor y sexo. Todo ello aderezado con los
visos de una amena comedia, pues el autor ha sido capaz de escribir una novela maliciosamente
divertida sobre la Guerra Fría. McEwan, además, da una última vuelta de tuerca a
esta admirable novela superando incluso el famoso final de la citada ‘Expiación’.
En su argumento, McEwan se sirve
de la excusa que representa uno de los aspectos más llamativos de la Guerra
Fría, es decir, la tensa amenaza mutua de las dos superpotencias con la hecatombe
nuclear, pretendiendo ambas además ganar adeptos para su causa en el resto del mundo.
Para paliar el influjo de los intelectuales más pro soviéticos en Occidente, incluidos
Gran Bretaña y los Estados Unidos, se procede a sufragar y espolear la divulgación
de aquellos artistas independientes y escritores que eran más críticos con los
regímenes del otro lado del Telón de Acero, como sería el caso de André
Malraux, Albert Camus o George Orwell.
McEwan crea con la joven Serena
Frome, la bella hija de un obispo anglicano, otro espléndido personaje. Una chica
de buena familia, tan brillante e ingenua como sentimental y aventurera, que es
reclutada en Cambridge por el MI5, el servicio secreto británico, gracias a la
intervención de su amante. La misión de la muchacha es crear una fundación para
apoyar a los literatos anticomunistas más prometedores. Así las cosas, Serena
conoce a Tom Haley, un joven escritor ávido de éxito, y también a Max, su oscuro
y orgulloso superior, con los que formará un singular triángulo amoroso.
Fotografía de Ian McEwan © Joost Van Den Broek