Culto, elocuente y repleto de
anécdotas, Antonio Terán es un hombre poliédrico al que las circunstancias de
su vida le han propiciado viajes y enriquecedoras experiencias.
Hace ya algunos años regentaba
una librería en la que no podían faltar selectas obras de la literatura
universal, así como valiosos volúmenes sobre fotografía o arte como los que
publica la prestigiosa editorial Taschen. Es precisamente en esta última disciplina
en la que Antonio Terán desarrolla y despliega su talento más creativo como
pintor. Pero no se trata de un pintor al uso, sino un artista total que, si
bien admira al gran Sorolla entre otros, su eclecticismo pictórico tiene como
referentes a artistas de la talla de Andy Warhol o Marcel Duchamp. Porque si la
obra de Duchamp fue crucial para el desarrollo del dadaísmo, el surrealismo y
el Pop Art, Terán también parece estar imbuido de ese original espíritu
dadaísta.
Sus obras, en las que emplea
técnicas mixtas y mezcla el óleo, las acuarelas, los difusores o el carboncillo
con el collage, adhiriendo objetos y materiales que en algunos casos dotan al
lienzo de una tridimensionalidad artística que rebosa el plano, destilan altas
dosis de un notorio surrealismo que resulta muy sugestivo, cuando no se trata
de antiguas fotografías curiosamente coloreadas. O bien la colorista e
iconoclasta serie compuesta de cinco cuadros inspirada en el ‘Soneto de las
vocales’ del poeta francés Arthur Rimbaud.
Su buen amigo el galerista Karl
Kübler escribiría sobre su obra lo siguiente: “En formato de recopilación, la “Antoniología” es una muestra casi
completa del desarrollo y evolución del concepto de plástica que Antonio Terán
practica desde hace ya décadas.
Desde las acuarelas surrealistas hasta la pintura matérica, desde las
fotografías ilustradas hasta los óleos básicos, los mundos de Terán se mueven
siempre en el umbral de un sueño. Sus texturas de conversación entreoída, los
colores sinestésicos y los formatos avanzados, se pueden enumerar
cronológicamente, pues todo el bagaje tiene un hilo conductor sutil pero
patente.
Cualquier intento de clasificar al artista es vano. Y eso le
proporciona un poderoso argumento. Su atractivo está en la evanescencia, en su
escapismo, en la burla.
Los rojos no son sino pájaros, los verdes ejércitos en formación de
ataque y el amarillo, quizás, un recuerdo paterno.
Esta muestra les producirá cualquier clase de sentimientos, excepto el
de aburrimiento. Es demasiado personal para eso”.
Y es que parafraseando a Duchamp,
el arte tiene la bonita costumbre de echar abajo todas las teorías artísticas.
Enlace de interés
“Antoniología”. Exposición de Antonio
Terán y Pando.
Fotografía obras de Antonio Terán
© Fernando Torres