domingo, 10 de octubre de 2010

El Hotel Ritz cumple cien años

El gran Hotel Ritz de Madrid celebra sus históricos 100 años de exclusividad y lujo de fama internacional.

El 2 de octubre de 1910, el Rey Alfonso XIII inauguraba con una orquesta de zíngaros, vajilla de Limoges y champagne este exquisito hotel creado por el hotelero suizo César Ritz, de quien adoptaría su nombre, y que contó con el diseño del arquitecto francés Charles Mewes, quien también proyectara los Ritz de París y Londres. Un palacio barroco de seis plantas enclavado en el corazón de Madrid, junto al Museo del Prado y frente al Thyssen-Bornemisza, perteneciente a la cadena Orient-Express Hotels Trains & Cruises y miembro de The Leading Hotels of the World, considerado uno de los mejores hoteles del mundo.

Hasta entonces, en el Madrid de la fonda y el figón, sólo el ya desaparecido Hotel París, situado junto a la Puerta del Sol, que cerró sus puertas en 2006, alojaba a los viajeros que llegaban a la capital. César Ritz y el cocinero Escoffieur habían fundado con el Ritz de Lucerna la cadena hotelera y la alta cocina de fama mundial que revolucionarían la hotelería moderna y que son hasta hoy sinónimo de excelencia, símbolo de lujo y sofisticación.

Escenario novelesco del arresto de la espía Mata-Hari; de la primera conferencia de prensa de Yaser Arafat en Occidente, o también de la visita del Maharajá de Kapurthala y su mujer –la joven bailarina española Anita Delgado, de la que el Maharajá se enamoró al venir a Madrid en 1906 con motivo de la boda de Alfonso XIII–, el periodista Felipe Serrano, que trabajó como camarero en el hotel durante once años, publicó hace unos meses un libro en el que narra y desgrana vivencias y anécdotas sorprendentes sucedidas a la luz de las arañas, entre canapés y champagne; en el prestigioso restaurante Goya, en el jardín con terraza para el té, los bailes de tango o las veladas de la orquesta Boldi, que hacía gemir melancólicamente sus violines. Aristócratas, millonarios o estrellas de cine hasta un número de 500 personas de renombre que incluyen al pintor Dalí, el doctor Fleming o el barman Perico Chicote, quien también fuera empleado del hotel como ayudante en el hoy celebrado por la alta sociedad española Bar Velázquez, donde se puede probar un “Goya” o un “Alfonso XIII”, entre los muchos cócteles que desde 1977 prepara su actual barman, Marcelino Martín. Si el bar del Ritz de París era testigo mudo de las borracheras de Scott Fitzgerald, el de Madrid también acogió a in-numerables personajes a lo largo de ya un siglo de historia.

“El libro no pretende ser una historia oficial del hotel, sino un relato de las historias más sorprendentes vividas en medio del lujo de sus habitaciones”, revelaba el periodista de la Cadena SER, invitándonos así a mirar, aunque sea por una pequeña “rendija”, los entresijos del hotel y el glamour de sus huéspedes.


Más información

Para conmemorar estos 100 años de hospitalidad y estilo inigualables, las celebraciones del centenario del Hotel Ritz tendrán lugar desde octubre de 2010 hasta octubre de 2011.

Enlaces de interés

César Ritz en Wikipedia

Compañía Orient-Express

Página web oficial de la Sociedad Escoffier

‘Puttin´on the Ritz’ por Ella Fitzgerald


Fotografía del Ritz © Fernando Torres

jueves, 30 de septiembre de 2010

Hampâté y los colores de la esperanza

El pintor senegalés Sow Amadou Hampâté es uno de los artistas que se ha beneficiado de una iniciativa de intercambio cultural nacida para promocionar el gran talento de autores procedentes de países africanos con escasos recursos naturales.

Gracias a la Fundación HAIAC, Hampâté ha emprendido ahora una nueva etapa de luz y vivos colores con la mirada puesta en un futuro más esperanzador, muy desigual a la vivida hace unos años, cuando “sólo miraba al mar, a la diosa Europa y a la desesperanza”.

La Fundación Hispano Africana para el Intercambio Artístico y Cultural (HAIAC), con sede en Segovia, es una institución cultural privada sin ánimo de lucro que tiene como objetivo luchar contra la pobreza a través del apoyo y la promoción brindada a jóvenes artistas de los países más desfavorecidos del África Subsahariana. Hampâté fue uno de los creadores seleccionados por la entidad bancaria ‘Caja Segovia’, inaugurando con su exposición este encomiable proyecto artístico de reciprocidad cultural entre España y África.

Constituida como fundación el 28 de junio de 2007, la HAIAC, canalizando recursos públicos y privados, contribuye a que jóvenes pintores y escultores de Malí, Senegal, Burkina Faso, Níger, u otros países de África, puedan acceder a ese intercambio con artistas españoles, visitar nuestro país realizando cursos formativos, al tiempo que exponen sus obras y nos dan a conocer su talento para abrirse así “un camino a la esperanza”.

En la actualidad, como fuente principal para la financiación de su proyecto, la Fundación HAIAC cuenta con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, el Ministerio de Cultura, o el grupo ‘Finca El Rancho’, además de otros inversionistas privados.

Más información

Página web de la HAIAC

Enlaces de interés

Biennale d’art africain contemporain 2010 - DAK´ART

Página web de la AECID


Fotografía obra mural de Hampâté © Fernando Torres

domingo, 19 de septiembre de 2010

Bernard-Henri Lévy, una voz libre en el Hay Festival

El filósofo, escritor, periodista y fundador de la corriente de los nuevos filósofos franceses, Bernard-Henri Lévy –también conocido en los medios de comunicación por las siglas BHL– conversó ayer en Segovia –durante una de las jornadas del Hay Festival que se celebra estos días en esa ciudad castellana– con Juan Luis Cebrián, pensador y fundador del diario El País y miembro de la Real Academia Española.

Francés nacido en 1948 en el seno de una familia judía en Béni-Saf (Argelia), se trasladó a Francia en 1954, para más tarde, en 1968, ser discípulo en la prestigiosa Escuela Normal Superior de París, de Jacques Derrida, Althusser o el mismísimo Sartre.

Hace algunos meses, BHL publicaba en el diario El País un artículo de opinión en el que ofrecía su visión apologética de Israel en el conflicto con la flotilla humanitaria que partió de Turquía con destino a Gaza, y que pretendía romper el bloqueo del que son objeto los palestinos residentes en la franja. Encabezaba el mismo diciendo que “nadie muere de hambre en Gaza, Israel sólo bloquea la entrada de armas”. En esa pretendida maniobra para avivar el odio “cayendo en la trampa de los fanáticos del apocalipsis antijudío”. A lo que inmediatamente replicó la ONU exponiendo que el bloqueo impuesto por Israel sobre la franja de Gaza no concernía únicamente a las armas, como mantenía el filósofo BHL, sino que se aplicaba igualmente a una relación de suministros que incluía el material humanitario, causando con ello perjuicios graves a la población civil de Gaza.

Todos sabemos –y más en política– que las cosas no siempre son como nos parecen. En un mundo malediciente a veces, cuando no hipócrita o injusto, las noticias van y vienen y son emitidas e interpretadas en según qué contexto, geografía, religión o afinidades políticas. Esto, al parecer, lo sabe bien BHL, que en 1971 trabajó como periodista cubriendo la guerra de independencia de Bangladesh, y quien, por otro lado, ha promovido él mismo también en el pasado acciones humanitarias similares, como son un barco para Vietnam; Marcha por la supervivencia de Camboya en 1979; varios boicots antitotalitarios; o más recientemente, la violación intencionada de la frontera de Sudán para romper el bloqueo que estaba favoreciendo las masacres en masa cometidas en Darfur.

Y es que la gravedad real y verdadera de estas “maniobras”, trasuntos políticos, conflictos bélicos o, simple y llanamente, las guerras, es que, indefectiblemente, provocan la pérdida de vidas humanas cuando éstas se llevan a cabo, sea en un lugar u otro del mapa, quedando esas vidas muchas veces inútilmente tendidas en el camino hacia la deseada paz duradera. La paz en Oriente Próximo, en este caso.

Con el propósito de realizar un nuevo –o renovado– intento por alcanzar esa paz perdurable en el Oriente Próximo, se reunieron hace escasos días Obama, Netanyahu y Abbas para lograr llegar al no fácil acuerdo necesario que la garantice.


Enlaces de interés

Artículo de BHL en EL PAÍS.

Artículo de Raquel Martí, Directora ejecutiva del Comité Español de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina.

Página web oficial del Hay Festival Segovia 2010.


Más información

Página web oficial de BHL.


Bibliografía

Libros de BHL en Lecturalia.


Nota:

Este mismo año, la editorial Anagrama publicó el ensayo ‘Enemigos públicos’. El libro contiene el intercambio epistolar entre BHL y otro grande de la cultura francesa contemporánea, Michel Houellebecq. Comienza con la carta que envía el casi siempre ácido Houellebecq a Lévy: “Querido Bernard-Henri Lévy: Todo, como se suele decir, nos separa, excepto un punto fundamental: tanto usted como yo somos individuos bastante despreciables...”


Fotografía de Bernard-Henri Lévy AP fuente Telegraph.co.uk

domingo, 12 de septiembre de 2010

Muere Claude Chabrol, el director de la ‘Nouvelle Vague’

“Mi universidad fueron los pequeños cines del Barrio Latino”.

La sorpresiva noticia de la muerte de Claude Chabrol en París, a la edad de 80 años, ha impactado hoy a todos los amantes de la ‘Nouvelle vague’, el cine francés y el Séptimo arte en general.

Con la muerte de Chabrol desaparece un gran retratista de la burguesía francesa de su tiempo, además de un excelente cronista cinematográfico, a las órdenes de André Bazin, para Cahiers du Cinéma, actor, productor, historiador y gastrónomo bon vivant. Al epicúreo director, amante del vino y la buena mesa, le gustaba frecuentar los bistrots del parisino barrio de Saint-Germain.

Precursor de aquella nueva corriente cinematográfica junto a Rivette, Godard, Rohmer, Resnais y, por supuesto, Truffaut, a Chabrol se le esperaba como invitado confirmado al que se le rinde homenaje –aunque ya sin su presencia– con la entrega de la Espiga de Honor del festival, en esta 55ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), cuyos organizadores se han visto tan sorprendidos por su muerte como sin duda lo estará también la gran actriz francesa Isabelle Huppert. Musa del director desde que rodara con ella ‘Prostituta de día, señorita de noche’ (1978), que le valdría a esta parisina el premio de interpretación en el Festival de Cannes, y con la que se iniciaba una fructífera carrera profesional en común, hasta el año 2006 en el que rodaría por última vez de la mano de su actriz fetiche y confesa admiradora del maestro.

La última película en la que trabajaron juntos fue ‘Borrachera de poder’, un correcto film sobre la corrupción política, inspirado en el escándalo financiero que protagonizó, a mediados de los 90, la compañía petrolera francesa ELF-Aquitaine, y en la figura de Eva Joly, la jueza encargada del caso.

Su ópera prima, ‘Le Beau Serge’ (1959) –con la que obtuvo el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín–, representa, con ‘À bout de souffle’ (1960), de Jean-Luc Godard, y ‘Les Quatre Cents Coups’ (1959), de François Truffaut, la emblemática trilogía de obras que fundó ese importante movimiento cinematográfico que revolucionaría la historia del cine, y cuyo lenguaje visual y relevancia artística va mucho más allá de su época, quedando su filmografía como referente inexcusable de la historia del Séptimo arte.


Enlace de interés

Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci)

Fotografía de Claude Chabrol fuente Wikipedia

jueves, 26 de agosto de 2010

Vargas Llosa y ‘El sueño del celta’

El novelista y ensayista peruano Mario Vargas Llosa lo anunciaba en primicia en el pasado ‘Hay Festival’ de 2009, al que asistió como invitado entre otros autores del panorama literario internacional.

'El sueño del celta' es una novela basada en la vida del irlandés Roger Casement, que fue uno de los mejores amigos del escritor polaco, y más tarde nacionalizado inglés, Joseph Conrad. Casement ejerció como cónsul británico en el Congo a principios del siglo XX, durante el cruel y despótico dominio belga, en tiempos del reinado de Leopoldo II. Atrocidades de las que sería testigo Conrad en su viaje al corazón de las tinieblas, en 1889, cuando aún era un joven marino, y que fueron denunciadas también por el diplomático irlandés.

Casement trabajó para la Asociación Internacional Africana, fundada por el rey, y asimismo conoció al célebre explorador Henry Morton Stanley, que en aquel tiempo dirigiría una expedición para rescatar al aventurero y explorador Emin Bajá –por entonces Gobernador de Ecuatoria–, haciéndose eco del mensaje de auxilio que éste había enviado al mundo –sobre todo a los británicos– ante la amenaza de invasión por parte de Al Mahdi. Finalmente, en abril de 1888, tras rodear el Lago Victoria, Stanley encuentra a Emin Bajá y lo que queda de su maltrecha expedición. Pero en 1892, en un viaje de exploración por la Tanganica alemana, Emin Bajá moriría a manos de un traficante de esclavos.

Ese mismo año Roger Casement deja el Congo para trabajar como funcionario en Nigeria, empleado en la Secretaría de Estado para las Colonias. En 1895 sería nombrado cónsul en Lourenço Marques –lo que hoy es Maputo–.

Casement regresa al Congo hacia 1900, fundando en Matadi el primer consulado británico en el país africano. Desde allí alertaría al Foreign Office sobre los malos tratos a los que era sometida la población indígena. Estos comunicados consti-tuirían el famoso ‘Informe Casement sobre el Congo’.

El informe se publicó en 1904 en contra de la voluntad del rey de Bélgica, que había presionado al gobierno británico para impedirlo, provocando con ello un gran escándalo en la comunidad internacional.

Poco después, Casement entabla allí una gran amistad con el periodista Edmund Dene Morel, que esos días dirigía la campaña de prensa contra el infausto gobierno congoleño, y lo convence para que funde la Asociación para la Reforma del Congo, ya que él no puede participar más activamente debido a su condición de diplomático.

Vargas Llosa explica que el título ‘El sueño del celta’ se debe a que, entre otras cosas, Roger Casement fue un nacionalista irlandés –en una época en la que Irlanda formaba parte de Gran Bretaña– que trabajó mucho con los independentistas, hasta el punto de ser juzgado y posteriormente ejecutado por ello durante la primera Guerra Mundial.

‘El sueño del celta’ promete ser la novela del otoño. Por su autor, pues hace cuatro años que Vargas Llosa no publica una nueva novela; por su temática: los abusos de la colonización europea en África (aunque la acción se desarrolla también en la Amazonía, Irlanda y Alemania), y por su protagonista, Roger Casement, un personaje fascinante.


Fotografía de Vargas Llosa © Fernando Torres

domingo, 1 de agosto de 2010

North Face, la cara norte del 'Ogro'

Contemplada desde el bonito valle de Grindelwald, en el cantón suizo de Berna; o mejor, desde Kleine Scheidegg (2.061 m.), como lo hacía Jonathan Hemlock mientras aguardaba que llegara el buen tiempo para escalarla, la abrupta cara norte del Eiger siempre provocará una extraña fascinación, no en vano es el mayor ‘abismo’ de los Alpes.

Con sus zonas heladas y tramos de verglas alternándose con una exigente escalada en roca; junto a los aludes de piedras, la humedad o el frecuente foehn, confieren a esta montaña un carácter implacable y despiadado que, a pesar de su menor altitud (3.970 m.), no resta dificultad y peligro frente a sus grandes rivales geológicos, los grandes colosos del Himalaya.

Esta montaña de los Alpes suizos es ascendida por primera vez en 1858 por Charles Barrington y dos guías alpinos. Sin embargo, su cara norte no pudo ser escalada hasta 1938 por la cordada compuesta por Anderl Heckmair, Ludwig Vörg, Fritz Kaspareck y Heinrich Harrer –protagonista y autor de la novela ‘Siete años en el Tibet’–, quienes, tras cuatro días de dura lucha y penosos vivacs, consiguen doblegar al ‘Ogro’ por su cara más temible.

Dos años antes se había producido una de las mayores tragedias del alpinismo, protagonizada por Hintertoisser, Kurz, Angerer y Rainer; escaladores rivales, pero finalmente unidos en la misma cordada, que a la postre fallecerían en el intento. Aunque, como han ocurrido muchas otras veces en la montaña, quedaba abierta la 'Travesía Hintertoisser', llamada así desde entonces y ya equipada con cuerdas fijas.

En 1947, casi diez años después de la primera ascensión, y antes de la desgraciada muerte de los españoles Rabadá y Navarro, Louis Lachenal y Lionel Terray conseguirían la segunda ascensión después de una difícil escalada. Terray declaró después de lograrlo: “nunca repetiré algo así”...

Pero es el verano de 1974, cuando se ruedan allí las escenas de escalada para el film de Hollywood ‘The Eiger Sanction’ –basado en la novela homónima de Trevanian–, en cuyo rodaje coincidieron, además de Clint Eastwood (el profesor Hemlock, en la película) y los alpinistas del equipo cinematográfico (Dougal Haston y Martin Boysen), los también expertos montañeros Reinhold Messner y Peter Habeler, que por entonces rondaban al ‘Ogro’, los que sí conseguirían su ascenso por su indomable cara norte.

De nuevo una película, ésta del director y guionista de cine Philipp Stölzl, recrea aquella fatídica expedición de 1936 –en la que en parte se inspiró Trevanian para su novela–, cuando, presionados por la propaganda nazi de la época, en la que el Alpinismo era deporte Olímpico, y que les urgía a conquistar el Eiger, una oscura madrugada de agosto se ponen en camino Andreas Hinterstoisser (Florian Lukas) y Toni Kurz (Benno Fürmann) para iniciar la ascensión de la ‘Nordwand’, seguidos de cerca por la cordada rival austriaca compuesta por Willy Angerer (Simon Schwarz) y Edi Rainer (Georg Friedrich). Con el fatal resultado conocido que nos recuerda la épica historia del Alpinismo.


Más información

Página web del film NORTH FACE

‘The Eiger Sanction’, BSO de John Williams


Bibliografía

‘The Eiger Sanction’, Trevanian

‘The White Spider’, Heinrich Harrer

‘The Beckoning Silence’, Joe Simpson

‘Eiger Dreams’, Jon Krakauer

miércoles, 21 de julio de 2010

Ryszard Kapuscinski, el último maestro


"El periodismo es un acto de creación". Ryszard Kapuscinski

Periodistas y escritores dialogaron en torno a la personalidad y la obra del reportero polaco.

Como la sombra de un ave, que alguno de los presentes, defensores a ultranza de Ryszard Kapuscinski, bien calificarían de “carroñera” –de hecho así fue secundado–, la polémica obra recientemente publicada sobre el periodista y escritor polaco fallecido en 2007, 'Kapuscinski Non-fiction', de Artur Domoslawski, en su planeo errático sobre el debate, apareció ocasional e inevitablemente para nublar la excelencia profesional de Kapuscinski, refrendada en las brillantes exposiciones de los ponentes congregados en el simposio celebrado los días 19 y 20 de julio, en el marco de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de El Escorial, acerca de la trayectoria de este indiscutible maestro de periodistas.

El libro de Domoslawski –que, al parecer, se publicará en España el próximo mes de octubre– refiere las relaciones personales del escritor reportero y lo acusa de colaborar con el régimen comunista polaco y también de inventar hechos para sus crónicas.

Kapuscinski, galardonado en 2003 con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, trabajó como corresponsal de la agencia estatal de noticias PAP entre 1959 y 1981 en zonas de conflicto y en países del Tercer Mundo, en una época condicionada por la guerra fría y por el ocaso del colonialismo. Pero esto no obsta para que, según Diego Carcedo, director del curso, que conoció personalmente a Kapuscinski en Angola, en el Hotel Trópico de Luanda, realizara siempre “un periodismo de la pesquisa, de la indagación profunda”. Ejerciendo de periodista individual y artesano en un entorno hostil; en el escenario mismo de la noticia, al que en ocasiones llegaba a lomos de una acémila, y del que realizaba descripciones únicamente geopolíticas.

Adam Michnik, editor de Gazeta Wyborcza de Polonia, matizó que las crónicas que Kapuscinski enviaba a los boletines oficiales de la Agencia Polaca de Prensa, aunque que esos días no tenían censura, era la PAP la que decidía lo que debía publicarse. Esos boletines han visto ahora la luz, y han sido estos boletines los que Domoslaski ha consultado en la Biblioteca Nacional.

“Kapuscinski asimiló las nuevas tecnologías y realidades sin renuncia a lo esencial”.

Sus principios deontológicos eran –y deben ser para un periodista, pues Kapuscinski sostenía que “los cínicos no sirven para este oficio”, y así titula uno de sus libros– escuchar, respetar, evitar el morbo, el ruido que desborda lo verdadero e interesante. Y la importancia del otro, el interlocutor, sin el que no hay relato. La humildad, y la voluntad de aprender; la empatía y la tolerancia. Con su labor quiso desplegar una cultura de paz.

A este interesante encuentro sobre la figura de Ryszard Kapuscinski, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos, la cual, a través de sus ponentes, pretendía analizarlo desde cuatro puntos de vista, a saber: su faceta como viajero, su concepción del periodismo, su pulso literario y su identidad como polaco en tiempos de plena transición, asistieron, además de los citados, Agata Orzeszek, traductora al castellano de la obra narrativa de Kapuscinski; Francisco Sevilla, corresponsal de RNE en América Latina; Faustino Fernández Álvarez, periodista y escritor; Pedro González, ex director de Euronews; Bernardo Díaz Nosty, catedrático de la Universidad de Málaga y director de la cátedra UNESCO de libertad de expresión; Tomás Alcoverro, corresponsal de La Vanguardia en Oriente Medio; Joanna Karasek, directora del Instituto Polaco de Cultura; Fernando González Urbaneja, presidente de la APM; Alicia Gómez Montano, directora de Informativos no diarios de TVE; Alfonso Armada, periodista de ABC; Javier Fernández Arribas, director de Informativos y contenidos de Punto Radio; Ángeles Bazán, directora de Informativos de fin de semana de RNE; José María Ridao, escritor y periodista, y Enrique Barón, ex Presidente del Parlamento Europeo.


Enlace de interés

La agencia polaca de prensa crea el premio de periodismo 'Ryszard Kapuscinski'.


Fotografía de Ryszard Kapuscinski © Kubik