sábado, 12 de febrero de 2011

El ‘blues’ es más triste sin Gary Moore


Algo tan natural y consustancial a los seres vivos como es el hecho del óbito, a los contemporáneos del fallecido, y siempre según el grado de la empatía debida, nos producirá, además de sorpresa por no esperada, el efecto lógico de una noticia lamentable. Más o menos dolorosa dependiendo de la pro-ximidad, el apego o la pasión que sintamos o nos una al interfecto.

A veces, como ha ocurrido en esta ocasión, puede resultarnos como un jarro de agua fría. Sobre todo a los numerosos prosélitos que, todavía incrédulos, recordarán –aun sin encontrarle ningún sentido– el coro de la famosa canción tradicional irlandesa que Gary Moore versionó junto a Phill Lynott cuando ambos pertenecían a Thin Lizzy, es decir, ‘Whiskey in the Jar’: “Musha rig um du rum da / Whack fol the daddy O”, que cuenta la historia de un bandolero que es traicionado por una mujer, sin que quede muy claro si se trata de una amante o una prostituta.

Como un jarro de agua fría habrá sido sin duda para muchos amantes del blues y el rock la sorprendente noticia de la muerte del guitarrista norirlandés, el pasado domingo 6 de febrero, en que hemos visto ese whiskey de la jarra transfigurado en el agua amarga que no queremos creer –y menos beber–, pero que nos ha convulsionado a todos como un inesperado baño a bocajarro. Un sorpresivo e inclemente aguacero, ahora que hasta “el cielo está llorando” su repentina muerte.

Robert William Gary Moore, nacido el 4 de abril de 1952 en Belfast, ha muerto debido a causas naturales, según informaron las autoridades competentes. Su cuerpo fue hallado sin vida –y, al parecer, sin señales de violencia– en la habitación del Kempinski Hotel Bahía de Estepona (Málaga), cuando contaba 58 años de edad y el alcohol (champagne, brandy) y la brisa del Mediterráneo colmaban su espíritu. Las pruebas apuntan a un posible infarto, nada tan turbulento como lo que se narra en la vieja canción popular irlandesa. Aunque, si se quiere ver así, en circunstancias no exentas de cierto romanticismo para un bluesman, que, con su trágica muerte, alcanzará sin duda más aún la categoría de mito. No olvidemos, por ejemplo, que Jimmy Hendrix, otro grande de la guitarra al que Moore admiraba, murió en un hotel londinense por una sobredosis de cocaína.

Vaya desde aquí un sentido homenaje a este magnífico guitarrista y su maravillosa música de imborrable recuerdo. Homenaje al que me sumo a través de la audición de todos y cada uno de los temas del memorable e imprescindible ‘Blues alive’. Porque “todavía tengo el blues”, y su blues seguirá siempre vivo entre nosotros.



Enlaces de interés

Página web oficial de Gary Moore

Vídeo ‘Parisienne walkways’

Noticia sobre la muerte de Gary Moore en ‘The Sun’

Fotografia de Gary Moore fuente ‘Rock Blox’

viernes, 4 de febrero de 2011

El viaje de Nikolai Roerich

Nacido en 1874 en la vieja ciudad de los zares, San Petersburgo, Nikolai Roerich abandonó todo siendo un artista y humanista notable para emprender un viaje de conocimiento por Asia Central.

En agosto de 1925, su expedición partía de Cachemira y atravesaba las cumbres del Karakorum, para detenerse por un periodo de cuatro meses en la ciudad de Hetián, y a finales de enero de 1926 atravesar el enigmático desierto de Taklamakán –que en la lengua de los uigures significa “si entras nunca saldrás”, y del que ya nos habló Marco Polo en su célebre ‘Libro de las maravillas’–, un desierto dentro de otro, el de Gobi, situado en el mismo corazón de Asia.

Roerich cruza las Tien Shan (Montañas celestiales) y llega a Urumchi, en la depresión de Dhungaría, para poste-riormente, en marzo, cruzar el lago Zajsan a los pies de las Altai –cordillera que tiene su comienzo al sur de Siberia, se prolonga en Mongolia, y haciendo frontera con China, declina en el desierto de Gobi–. En siete meses había recorrido más de dos mil quinientos kilómetros por la región más misteriosa e ignota de Asia, cuya mitología esotérica corresponde a las más remotas civilizaciones de la Tierra. A su regreso a Rusia portaba un mensaje, el cual le había sido transmitido por los mahatmas (grandes almas). El mensaje fue conservado cuidadosamente en los archivos soviéticos del estado, y sólo fue dado a conocer cuarenta años después, en 1965, en la revista ‘Mezhdunarodnaya Zhizn’ (La Vida Internacional). Era un mensaje de salutación para el gobierno ruso y una arqueta que contenía tierra del Tíbet, para la tumba de Lenin. Roerich fue recibido en audiencia y cortésmente escuchado por varios dirigentes políticos de la por entonces Unión Soviética. Además, uno de sus espléndidos lienzos, en concreto Maitreya el conquistador, fue destinado al Museo de Arte de Gorki.

Tanto el credo hinduista, como las doctrinas del Tao, las distintas formas del budismo y, hasta las variantes mágicas del chamanismo de Mongolia y Siberia, coinciden en señalar un lugar exacto y desconocido, donde moran los dioses desde la noche de los tiempos. Ese ombligo del mundo es Shambala. En el budismo tibetano mítico, un reino rodeado de montañas, en el cual hay una ciudad, y en ella un palacio real cuyo jardín alberga el mandala de la rueda del tiempo o kalachakra.

Respecto a esos misteriosos personajes con los que Roerich contactó en su singular viaje iniciático, la realidad histórica relaciona a los uigures, una etnia de remoto origen turco, como a una calidad de servidores o intermediarios de los señores de Shambala. La expedición de Roerich atravesó toda aquella zona en busca de su realidad ancestral, hasta que más tarde como afirma, establece contacto con los mahatmas Morya y Koot Hoomi en la oriental Shambala.

En 1928 funda un seminario para el estudio de materiales etnográficos y arqueológicos en Nagár, en el valle del río Kullu, en las inmediaciones de Cachemira, fijando allí su residencia desde ese mismo año, de donde partiría tres años atrás, y del Ladakh, cuyos primeros pobladores provenían de las laderas del Monte Kailas, y el Tíbet, donde la sincrética realidad del mito shambálico pervivía. Allí vivió pintando, escribiendo, ampliando sus conocimientos sobre arqueología o plantas e impregnándose de ese pensamiento superior hasta 1947, año en el que fallecería, un 13 de diciembre. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas enterradas en una ladera, frente a las montañas que tanto amó y pintó en muchas de sus casi siete mil obras.

Actualmente se puede contemplar gran parte de su obra pictórica visitando el museo que lleva su nombre en la ciudad de Nueva York, en 319 West 107th Street. O también en el Centro Internacional Roerich, que se encuentra en Moscú, y que está dedicado también a su mujer, Helena Roerich, con quien fundaría la Sociedad Agni Yoga.

El pasado año, en Madrid se celebró ‘La Marcha de la Paz’ y el 75º aniversario del ‘Pacto Roerich’.

Más información

Página web oficial del Museo Roerich

miércoles, 19 de enero de 2011

Elliott Murphy, un americano en París

Elliott Murphy debutó en el año 1973 con un disco llamado 'Aquashow'. La acogida del público y las buenas críticas en revistas del ramo como Rolling Stones, o también Newsweek y New Yorker, aplaudían el talento del nuevo artista musical, y hubo quienes lo llamaron el nuevo Dylan o el nuevo Scott Fitzgerald del rock’n’roll. Quizá viendo una relación de influencia en su poética como letrista entre la de Bob Dylan como poeta del rock y la del escritor Francis Scott Fitzgerald como novelista.

Pero Elliott Murphy huía de esas etiquetas sabiéndose un cantautor original, y durante todos estos años ha perma-necido fiel a su propio estilo en sus ya treinta discos como cantante y guitarrista. Su genio poético y su destreza para contar historias en el corto espacio de una canción, le han valido a Murphy el apelativo de músico genuino.

Comenzó con la compañía Polydor, pero sus siguientes éxitos, 'Lost Generation' y la conocida 'Night Lights' (con Billy Joel), fueron grabados por RCA. Más tarde vino el contrato con la discográfica Columbia, quien le editó, en 1977, 'Just a story from America' (con Phil Collins y Mick Taylor).

Años después, debido a algunas desavenencias con las discográficas, se traslada a Europa, donde funda su propia compañía de discos tras haber tocado en las calles de Amsterdam, París o Roma. Neoyorquino residente en París, es admirado por muchos colegas del panorama del rock, y cuando Bruce Springsteen da un concierto en la ciudad del Sena, no duda en llamarle para tocar juntos en el escenario.

Además de prolífico compositor, Elliott Murphy es un apasionado lector y también como escritor ha publicado una compilación de relatos, y en 1989, la novela 'Frío eléctrico', traducida a varios idiomas. Como dato curioso, hay que recordar que el músico aparece inesperadamente men-cionado en la novela ‘Los detectives salvajes’, de Roberto Bolaño, al cual Murphy compara con su admirado Jack Kerouac.

El 26 de septiembre de 2008 ofreció en París un concierto gratuito como colofón de la exposición que se inauguró el día 10 de ese mismo mes: ‘Elliott Murphy – Last of the Rock Stars – Retrospective’, que se pudo ver en 70, Rue de Bonaparte, junto a la Place de Saint-Sulpice, en la sede de la Junta del distrito 6º. Una exposición antológica que reunió algunas de las fotografías, affiches, portadas de discos y objetos personales fruto de sus por entonces treinta y cinco años de carrera como músico.

“La literatura es mi religión, pero el rock’n’roll es mi adicción”, asegura el propio Murphy, que después de ‘Notes from the underground’ (2008), este año ha publicado un nuevo trabajo de estudio grabado en Le Havre, Nueva York y París que lleva por título simplemente ‘Elliot Murphy’, que ha producido su propio hijo, Gaspard Murphy, y en el que aparece su inseparable compañero, el gran guitarrista Olivier Durand, y su banda habitual, The Normandy All Stars. El álbum cuenta, además, con las colaboraciones del ya fallecido Willy DeVille, Kenny Margolis, Laura Mayne, Alain Chenneviere y Lisa Lowell.

Elliott Murphy, acompañado esta vez únicamente por el brillante Olivier Durand, presentó hoy los temas del nuevo disco en un concierto de tres horas de duración en la sala Clamores de Madrid. Un veterano club de la noche madrileña que el próximo 25 de julio cumplirá treinta años de existencia.


Más información

Página web oficial de Elliott Murphy

Vídeo ‘A touch of kindness’ (2007)

Fotografía de Durand y Murphy © Fernando Torres

jueves, 30 de diciembre de 2010

Paul Bowles, de nuevo en el tiempo

Coincidiendo con los prolegómenos de esta señalada fecha –en la cual Paul Bowles hubiera cumplido cien años de seguir vivo–, Alianza Editorial ha publicado el resultado literario, hasta ahora inédito, de un viaje retrospectivo por el Marruecos que tan bien conoció y amó el escritor americano, y que lleva por título ‘Puntos en el tiempo’.

Un conjunto de relatos impregnados de la historia y tradición popular del país alauita; esbozos humanos, anecdóticos, geográficos o religiosos que reflejan costumbres y emociones en evocadores episodios de la vida y la cultura magrebí, en los que Bowles narra las andanzas de diversos individuos nativos y foráneos, a los que en la obra el escritor, músico y viajero concede –o hace que recobren– de nuevo el protagonismo perdido en el tiempo.

Pasajes al exotismo del magreb inspirados en algunos cuentos folklóricos provenientes de la tradición oral, que dejan vislumbrar el alma de Marruecos, y a los que la cuidada prosa de Bowles ha dado forma en una homogénea colección de relatos. Con esas ciudades fascinantes detenidas en el tiempo que ve transcurrir los hechos, como son la bella y costera Essaouira, llamada “la casa del viento”, también conocida como la Mogador de la época de la construcción de las fortalezas portuguesas; la Marrakech de los riads o la mágica y concurrida plaza de Djemaa El Fna, en la encrucijada de las cordilleras del Atlas y el siempre enigmático desierto del Sahara; o la medieval Fez, con su medina de intrincadas callejuelas –aunque la historia referida suceda en la Fez del siglo XIX–, que no lo son menos que la cinematográfica Tánger de ‘El cielo protector’, en la que el escritor falleció hace ahora apenas once años.

También desfilan por el libro curiosos personajes, como el fraile franciscano Andrea de Spoleto y sus debates con los rabinos de la capital; la judía Sol Hachuel, desposada con un musulmán llamado Mohammed; Andrew Layton, el gerente de una compañía de exportaciones y su amistad con un sultán; o el rifeño El Aroussi, abocado al pillaje debido a una injusticia, y la hermosa Rahmana…

En resumen, un libro indispensable para todos aquellos lectores entusiastas de la obra del autor de la también interesante ‘Déjala que caiga’, escrita por un Bowles que estuvo influenciado por el consumo propio de quif y, sobre todo, el majoum, una confitura alucinógena hecha con miel, mantequilla de cannabis, nuez y especias como aderezo.

Los relatos de esta recopilación, que no habían sido publicados con anterioridad hasta la fecha, han sido traducidos al español por el escritor Rodrigo Rey Rosa, vecino de Bowles en la cosmopolita ciudad de Tánger, y gran amigo de éste, quien, a su vez, traduciría las obras del escritor guatemalteco al inglés.


Fotografía ‘Anciano en la Kasbah’, Fez © Fernando Torres

domingo, 19 de diciembre de 2010

La lomografía, una visión experimental

El caprichoso azar propició que, a principios de los 90, dos estudiantes austriacos encontraran en Praga por casualidad una curiosa cámara rusa llamada ‘LOMO’.

‘LOMO’ es el acrónimo de Leningradskoye Optiko-Mechanichesckoye Obyedinenie (Unión Mecánica Óptica de Leningrado), una compañía fundada en San Petersburgo en 1914, siendo el General Igor Petroviwitsch Kornitzky, mano derecha del Ministro de Defensa y de Industria de la Unión Soviética, quien, en 1982, mostrara una mini cámara japonesa a su camarada Michael Panfilowitsch Panfiloff, director de la fábrica rusa especializada en armas y óptica. Panfiloff examinó la cámara observando la gran nitidez de su lente de cristal, su extrema sensibilidad a la luz y su robusto armazón.

La cámara en cuestión, objeto de aquel flagrante caso de espionaje industrial, no era otra que la nipona Cosina CX-1, que se copió con la intención de mejorar su diseño, creando así el primer prototipo de la rusa LOMO LC-A –que los espías de la KGB utilizaban para fotografiar planos secretos o armamento–, y que se exportó a países por entonces comunistas como Ucrania, Polonia, Checoslovaquia e incluso Cuba, dando lugar al fenómeno que vino después conocido como ‘lomografía’. Muy pronto el uso de estas máquinas fotográficas se extendería por Europa occidental. Actualmente la Sociedad Lomográfica cuenta con más de 500.000 miembros.

Pero los descubridores que más tarde darían a conocer al mundo entero la ‘LOMO Kompakt Automat’, serían dos estudiantes de Viena, Matthias Fiegl y Wolfgang Stranzinger, que estaban de vacaciones en la antigua Checoslovaquia. Habían encontrado una extraña cámara fotográfica cuando curioseaban en un mercadillo de Praga, y la compraron sin saber aún su trascendencia en el mundo de la fotografía experimental. En su recorrido por las calles de la ciudad, realizaron fotografías fortuitas sin apenas mirar a través del visor de la cámara, de una forma casual y espontánea. A la vuelta de sus vacaciones, al revelar las fotos, para su sorpresa comprobaron que las instantáneas eran luminosas, de saturados colores, y transmitían con gran frescura la emoción del momento. Advirtiendo las posibilidades artísticas que se derivaban de esa compulsiva práctica fotográfica.

Esa intensificación de los colores se debe a su lente gran angular llamada Minitar 1, que fue expresamente diseñada por el profesor Radionov. La singular lente se caracteriza porque da como resultado una mayor saturación de los colores en el centro de la imagen. Causa un efecto túnel, además de un oscurecimiento en las esquinas del encuadre, produciendo ese marchamo característico de efecto de halo. Mientras que su rudimentario mecanismo de enfoque, con sólo cuatro modos: 0,8 metros, 1,5 metros, 3 metros e infinito, hace que algunas fotos aparezcan algo desenfocadas, pero con un particular toque artístico. A lo que se suma la opción del disparador en modo ‘manual’, con largas exposiciones a baja luz, creando deliberadamente insólitas visiones.

El descubrimiento de los estudiantes corrió de boca en boca y comenzaron a demandar cámaras al antiguo bloque soviético clandestinamente. Poco después, a principios de los 90, se fundaría la Sociedad Lomográfica.

A pesar de que en San Petersburgo la producción haya decaído recientemente, la Sociedad Lomográfica ha conseguido llevar las matrices de estos modelos a China, para evitar la escasez de máquinas en el mercado. Y está demostrando que la lomografía se ha convertido en algo más que una moda, es una popular forma experimental de expresión artística.

Algunas cámaras disponibles actualmente en el mercado son: Holga, Diana, Dories, Lubitel o Snappy.


Más información
Página web oficial de Lomografía


Enlaces de interés
Slide show lomográfico
Algunos ejemplos de lomografías

El efecto ‘LOMO’ con Photoshop
25º Aniversario de la ‘LOMO LC-A’

Fotografía ‘A lomos del agua’ © Fernando Torres

lunes, 15 de noviembre de 2010

‘The Way’, el Camino de Santiago

“Caminas solo, pero no puedes llegar a tu destino sin ayuda de la comunidad”. Martin Sheen

Martin Sheen y Emilio Estévez presentaron 'The way', un film que recrea el Camino de Santiago como un viaje sentimental y metáfora de la vida.

El Camino une a cuatro personajes dispares, que incluso se odian, pero que terminan caminando juntos hacia Santiago de Compostela fieles cada uno a su propia motivación. Entre ellos está Martin Sheen, al cual le mueve a caminar el deseo místico de dejar en las fitas a lo largo del camino las cenizas de su hijo, muerto de forma accidental cuando, tiempo antes, se disponía a hacer la ruta desde los Pirineos, dejando al otro lado de la cordillera pirenaica la Gascuña francesa del Codex Calixtinus que escribiera a modo de “guía” del peregrino el monje de Poitou Aymeric Picaud –también llamado Liber Sancti Jacobi– y que al caminante, en ese primer momento de su viaje iniciático, acompaña el eco de los cánticos de los monjes de la histórica Colegiata de Roncesvalles, para iniciar ya la aventura ritual por la ruta más esotérica, mística y universal de la vieja Europa.

Como dijo el masón Goethe, “Europa nació de las peregrinaciones”, de ese entramado formado por la extensa red de senderos que unían ciudades y cenobios y que confluían en las grandes vías de peregrinaje como la Vía Turonensis, llamada también “Camino de Tours” que, junto con la que venía de Vézelay y pasaba por Limoges o Vía Lemovicensis, y la de Le Puy o Vía Podiensis, concurrían en Ostabat y desde allí, en un solo sendero, a Roncesvalles; más la de Arles y Montpelier o Vía Tolosana, que cruzaba los Pirineos por el denominado por entonces puerto Aspero, hoy Somport. Entonces el Camino de Santiago no se había convertido en el reclamo turístico que es hoy en día.

La idea de filmar 'The Way' nace cuando Sheen –que durante una estancia en Irlanda había invitado a toda su familia a explorar parte de la ruta jacobea– viaja con sus hijos a Galicia para visitar Parderrubias (Salceda de Caselas), el pueblo en el que nació su padre.

No muy lejos de allí, el mágico O Cebreiro, con su ermita del siglo IX de factura prerrománica, en la que se consumó el milagro eucarístico que la hizo famosa en toda Europa inspirando a Wagner su opera 'Parsifal', es la puerta a la Galicia del camino francés, y está envuelto, como muchos otros lugares de esta provincia, en un halo de misterio; es una pequeña aldea donde antaño se asentaba un poblado habitado por los celtas, de cuyos prehistóricos castros aún nos quedan como recuerdo las actuales payozas.

“Creo que hay material suficiente para satisfacer a un católico devoto”, asegura Sheen, que ante las dificultades previas rezó con su hijo Emilio para que les dieran permiso para rodar en el interior del templo. Al final se cumplió el milagro.

En cuanto a la religiosidad de la película, padre e hijo reconocen que el resultado está a medio camino entre el catolicismo de Sheen y el ateísmo de Estévez, que, para imbuirse del espíritu del peregrino, prefirió inspirarse en el romanticismo del caminante mochilero. El asunto religioso, en un recorrido salpicado de iglesias y de una rancia tradición cristiana, no juega, por tanto, un papel primordial en la historia, y sí la lógica espiritualidad que queda muy bien reflejada en bellas secuencias, como la de la llegada de los protagonistas a la Catedral de Santiago y los planos del Pórtico de la Gloria, el mejor momento de la película.


Bibliografía
‘Peregrinatio’, Matilde Asensi. Planeta

‘El Camino de Santiago’, Kathryn Harrison. NGS

‘Historia mágica del Camino de Santiago’, Fernando Sánchez Dragó. Planeta


Enlaces de interés

Trailer de ‘The Way’
Página web oficial Xacobeo
Asociación Amigos del Camino de Santiago

Fotografía 'The Way' © EFE/Lavandeira

lunes, 1 de noviembre de 2010

Gallen-Kallela y el Kalevala

Cuenta el poema épico finlandés Kalevala, que el viejo chamán cantor Väinämöine –fundador de la tierra de Kaleva– construyó el primer kantele con la espina de un pescado y pelos de la cola de un caballo, creando así el instrumento tradicional de cuerda pulsada y escala diatónica que es el símbolo musical más importante de Finlandia.

El pintor Akseli Gallen-Kallela (1865-1931), nacido en Pori/Björneborg, en la costa oeste de Finlandia, se interesó por la cultura popular y fue un gran apasionado de la epopeya Kalevala, ilustrando magistralmente este emble-mático poema ancestral que se compone de una serie de cantos pertenecientes a la mitología sami, y que el médico y filólogo Elias Lönnrot (1802-1884) recopiló en sus viajes.

El mismo año de la muerte de Lönnrot, Gallen-Kallela se trasladó a París para estudiar en la prestigiosa Académie Julian –en la que estudiaron artistas como Matisse o Duchamp, entre otros muchos–, siendo allí donde desarrollaría su pictórico estilo realista, que más tarde, tras su viaje a la Karelia Oriental, se decantaría por el simbolismo –o lo que a la postre se llamaría ‘Karelianismo’ en el arte finés–. No obstante, en París, Gallen-Kallela haría amistad con otros pintores, como el noruego Adam Dörnberger o el también finlandés Albert Edelfelt, e igualmente conocería al escritor sueco August Strindberg.

Gallen-Kallela pintó los frescos del Pabellón Finlandés para la Exposición Universal de París de 1900, con lo que obtuvo una Medalla de Oro y, poco después, la Legión de Honor francesa.

En 1922 se publica la edición de lujo del Kalevala ilustrada por el pintor. Si bien, influenciadas por éste, ha habido en el tiempo otras ediciones a cargo de otros artistas como Matti Visanti (1938), Aarno Karimo (1952-1953) o Björn Landström (1985).

La muerte sorprende a Gallen-Kallela trabajando en una nueva versión de la obra cuando, a la vuelta de un viaje a Copenhague, en Estocolmo, contrae una neumonía y fallece en el Hotel Reisen, el 7 de marzo de 1931.

Su casa-taller en Tarvaspää (Espoo, Finlandia) es conocida desde 1961 como ‘Museo Gallen-Kallela’, siendo un lugar de obligada visita para contemplar gran parte de su colección, así como diversos estudios y trabajos de investigación de otros creadores acerca del propio Gallen-Kallela.

ITE Art presenta en la actualidad, y hasta enero de 2011, ‘A Kalevala Mindscape’. Una exposición antropológica que muestra también en su museo la visión que tienen de la célebre epopeya otros autores contemporáneos.

Los artistas de la exposición son: Kalle Ahola, Martti Hömppi, Voitto Isosaari, Ullakaisa Kaarlela, Alpo Koivumäki, Hanna Korkeakoski, Urpo Koskela, Veikko Kuhno, Eero Leinonen, Reijo Lindfors, Väinö Oja, Asser Pajarinen, Erkki Pekkarinen, Timo Peltonen, Erkki Pirtola, Eero Räisänen, Veikko Räsänen, Mauri Rönni, Johannes Setälä, Pentti Sipola, Markku Susimäki, Jussi Tukiainen y Teuvo Tuukki.

Si la cultura y tradiciones de Finlandia no son suficientes para atraer nuestra atención; ni la historia mítica de Kalevala, la obra de Gallen-Kallela o el arte finés nos interesan; si no hemos leído a Mika Waltari ni a otros novelistas; si tampoco practicamos deportes de invierno, ni travesías por paisajes nevados entre bosques de abedules, Finlandia se presenta como un inmejorable destino turístico estando ya próximas las fechas navideñas o de Joulupukki –nombre finés que se le da a Papá Noel– y sus renos voladores, provenientes de la provincia finlandesa de la Laponia, a los que los chamanes sami daban de comer el hongo alucinógeno Amanita muscaria.

Santa Claus Village –o Pueblo de Papá Noel– es un parque temático situado en las proximidades de Rovaniemi, en Laponia.

Por si fuera poco, la ciudad finlandesa de Turku ha sido la elegida como Capital europea de la Cultura 2011. Pero las celebraciones no darán comienzo hasta el próximo 14 de enero.


Más información

Página web del Museo Gallen-Kallela

Página web de la Sociedad de Literatura Finlandesa

ITE Art - ‘A Kalevala Mindscape’


Enlaces de interés

Turku, Capital europea de la Cultura 2011

Comunicado sobre Turku de Europa Press

Kalevala Melody (kantele)


Bibliografía

‘Kalevala’, Elias Lönnrot. Alianza editorial

‘Así es Finlandia’, Matti Skola. Otava

‘Cartas finlandesas’, Angel Ganivet. Diputación de Granada


Imagen de ‘El mito de Aino’, de Gallen-Kallela (detalle del tríptico).