“Perdemos la memoria de las palabras, pero no la memoria de las emociones”.
En la novela Los desorientados el
escritor Amin Maalouf narra la historia de un grupo de amigos, que estaban muy
unidos en la universidad en torno a los años 70, y que ya se habían perdido de
vista completamente. Estaban en un país de Oriente Próximo que no se nombra en
la novela, a causa de los sentimientos complejos que al escritor le inspira
todavía, si bien se puede adivinar que podría ser Líbano. Y después cómo los
acontecimientos que tienen lugar en dicho país les han dispersado un poco por
todo el mundo, pero que más tarde se reencuentran. Uno de ellos está en Brasil,
otro en Estados Unidos, otro en los países del Golfo... Están diseminados por
el mundo y cada uno de ellos ha seguido caminos muy diferentes: uno de ellos
trabaja como empresario, otro es monje, otro profesor de historia, otro es
estratega... Y luego están sus historias del pasado, sus amistades, sus amores
que se han olvidado un poco, pero que renacen con ocasión de su reencuentro. Todos
tienen nostalgia de un periodo de la historia de su país, de su región, que se
revela hoy como una edad dorada que todos han perdido. En cierto modo han
perdido el oriente, y este, según Maalouf, es un poco el sentido del título del
libro.
“Llevo en el nombre a la humanidad naciente, pero pertenezco a una
humanidad que se extingue”.
Adam, uno de los protagonistas,
es alguien muy cercano a Maalouf sin llegar a ser él pues no tiene su misma historia.
Aunque el escritor afirma que su mirada está muy cerca de la mirada de aquel. Ningún
personaje representa del todo a ninguno de los conocidos de Amin Maalouf. Todos
han sido transformados, todo ha sido modificado, los acontecimientos, los
personajes... En la ficción Maalouf ha revisitado todo el conjunto de esa
época. La novela es el reflejo de los tiempos de juventud que el autor vivió, pero
sin llegar a ser una novela autobiográfica. Según el escritor, sería vano buscar
referencias precisas a lugares o fechas.
“Mejor equivocarse en la esperanza que tener razón en la
desesperación.”
Amin Maalouf nació en Beirut
(Líbano) en 1949, en el seno de una familia árabe católica. Hijo de Ruchdi
Maalouf, poeta, pintor y periodista, estudió economía, política y sociología y,
como correspondía a la larga tradición familiar, se dedicaría a la profesión del periodismo. Trabajó en su país en el periódico An-nahar como
responsable de la sección de Internacional, y ha viajado por países como India,
Bangladesh, Etiopía, Somalia, Kenya, Yemen y Argelia, en algunos de ellos como
corresponsal de guerra. En Vietnam fue testigo de la guerra en Saigón. En 1975,
tras el estallido de la guerra del Líbano y al igual que alguno de sus
personajes, Maalouf también se trasladaría a Francia como exiliado. En París, donde
vive en la actualidad con su familia desde entonces, ejercería durante algún
tiempo como periodista en Jeune Afrique y An-nahar Arabe et International.
Maalouf ha recibido el
premio Maison de la Presse por su novela Samarcanda y el Goncourt por La roca de
Tanios. Ambas fueron publicadas por Alianza Editorial en 1989 y 1994,
respectivamente, junto al resto de su obra: León el Africano (1989), Las
cruzadas vistas por los árabes (1989), Los jardines de Luz (1991), El primer
siglo después de Beatrice (1993), Las escalas de Levante (1997), Identidades
asesinas (1999), El viaje de Baldassare (2000), El amor de lejos (2002)
Orígenes (2004) y El desajuste del mundo (2009). En 2010 obtuvo el Premio
Príncipe de Asturias de las Letras y recientemente ha sido elegido miembro de
la Academia Francesa. Y sin duda también será de nuevo candidato al próximo
premio Nobel de Literatura.
Con motivo de la reciente publicación
de la novela Los desorientados, Casa Árabe y Alianza Editorial presentan un
encuentro con el autor, que tendrá lugar el lunes 22 de octubre en el Auditorio
de Casa Árabe en Madrid.