Llega a los cines españoles la
película ‘Una cita para el verano’, el único filme que dirigiera el fallecido
actor Philip Seymour Hoffman y que se estrenó en Estados Unidos hace tres años.
El primer medio de comunicación
que informó de la muerte de Philip Seymour Hoffman fue The Wall Street Journal.
El domingo día 2 de febrero de este año el actor premiado con un Oscar por
‘Capote’, de 46 años, había sido hallado muerto en su apartamento de Manhattan
con una jeringuilla colgando de su brazo. Los informes toxicológicos mostraron que Seymour Hoffman
había muerto por una intoxicación de varias sustancias, que incluían la heroína,
cocaína, anfetaminas y benzodiazepinas, tal como así lo confirmó en su momento
la portavocía de la oficina forense de Nueva York.
En la película de 2007 ‘Antes que
el diablo sepa que has muerto’ (Before the devil knows you're dead), dirigida
por Sidney Lumet, Philip Seymour Hoffman interpretó el papel de un ejecutivo
adicto a la heroína, un papel para el cual realmente tenía sobrada experiencia.
Su título proviene del dicho irlandés “Puedes
estar en el cielo una media hora completa antes de que el diablo sepa que estás
muerto”.
Pero como ocurrió con James Gandolfini y su póstumo legado, llega ahora
a las salas de cine uno de los estrenos del malogrado actor norteamericano. Y
es que Seymour Hoffman no solo nos ha dejado una gran filmografía de culto y la
sensación de que nunca veremos mucho de lo mejor que nos podría haber dado en
el futuro, sino también algunas interpretaciones más en películas pendientes de
estrenar en España, como son la ópera prima de John Slattery y lo último de
Anton Corbijn, además de un documental sobre el célebre escritor J. D. Salinger
y una serie, ‘Happywish’, que tendrá que encontrar otro protagonista.
‘Una cita para el verano’, la primera y última película dirigida
por Philip Seymour Hoffman, se
estrenó originalmente en EE UU en el año 2010. El porqué de tal retraso en la distribución
en nuestro país pasa ahora a un segundo plano si pensamos en su reciente y
desgraciada muerte, lo cual nos causa una serie de sentimientos encontrados;
una mezcla de tristeza, frustración y añoranza que de alguna manera aumenta las
expectativas y pondrá más en valor el filme.
Se trata de una adaptación a la gran pantalla de la obra teatral
‘Jack Goes Boating’, de Robert
Glaudini. Una modesta pero espléndida película, sencilla y cercana, tierna y
reflexiva que nos conmueve por su naturalidad interpretativa. El largometraje
ha sido comparado en repetidas ocasiones con ‘Marty’ (Delbert Mann, 1955), aunque
su tono narrativo nos podría recordar también al de las películas de Tom
McCarthy. De hecho, el autor de ‘Vías cruzadas’ y ‘The Visitor’ tiene un papel en la película en una suerte de obligado
tributo. Seymour Hoffman, genial como siempre, representa a Jack, un conductor
de limusina aficionado al reggae; un hombre
honrado y bondadoso pero introvertido y poco agraciado.
Una pareja de amigos de Jack,
Clyde y Lucy (John Ortiz y Daphne Rubin-Vega) le preparan una cita con una
compañera de trabajo de esta última, pero Connie (Amy Ryan) también tiene su
propia idiosincrasia y es psicológicamente complicada.
Otro de los puntos fuertes de la
cinta es su banda sonora, elegida cuidadosamente cuenta con temas de Grizzly
Bear; también hay que destacar el impactante dramatismo en las secuencias en
que suenan ‘Rivers Of Babylon’ (The
Melodians), ‘Where Is My Love?’ (Cat
Power) y ‘White Winter Hymnal’ (Fleet
Foxes).
El largometraje fue rodado con un
pequeño presupuesto y contó con la colaboración de los compañeros habituales del
actor en los escenarios de Broadway. De esta manera, Seymour Hoffman comenzaba
a mostrar también un gran talento como director de cine. Una triste pérdida
para todos los amantes del séptimo arte.
Enlace de interés
Página web oficial de ‘Jack goes boating’.
Fotografía del filme © W. Mott
Hupfel III