El escritor Enrique Vila-Matas
presentó el pasado viernes en una librería de Madrid su nuevo libro ‘Marienbad
eléctrico’ junto al filósofo, profesor y crítico de arte Fernando Castro
Flórez.
Desde el año 2007, Vila-Matas se
reúne con la artista visual francesa Dominque Gonzalez-Foerster en distintos
lugares, pero más especialmente en el café Bonaparte de París, donde
experimentan “la alegría imparable de su intercambio de ideas sin
inhibiciones”. De esos encuentros y conversaciones mantenidas entre ambos ha
ido surgiendo la gran amistad de poderoso carácter creativo de la que habla
‘Marienbad eléctrico’; un libro muy sugerente, escrito a petición de la artista
con motivo de su gran exposición retrospectiva en el Centro Pompidou de París, que
contó con la aprobación de Dominique Bourgois, la editora francesa del escritor
catalán. Un libro sobre las colaboraciones de Vila-Matas con “una de las
artistas francesas más reconocidas en la escena internacional”. Se trata de una
obra en la que uno de los autores más relevantes de la literatura contemporánea
vuelve a transitar en la divisoria imaginaria y real que existe entre la
literatura y el arte contemporáneo. Dos disciplinas con las que el autor hace una
simbiosis con toques del humor y la soltura que ya desarrolló en su anterior y
más extenso libro ‘Kassel no invita a la lógica’, pues los dos libros bien
podrían ser, en cierta manera, complementarios.
El nombre ‘Marienbad’ nos remite
mentalmente al famoso balneario de la Región de Karlovy Vary, situado al oeste
de Praga, y que Vila-Matas, admirador confeso de Kafka –de quien dice que es un
vanguardista extraordinario, porque es totalmente distinto–, conoce muy bien. Lugar
de baños termales y hoteles de arquitectura diversa y conciliadora, Marienbad es
una ciudad ajardinada que ya fue referida originalmente en el siglo XII y que
adquirió mayor reputación durante el Imperio austrohúngaro, donde acudieron a
descansar o curarse algún mal tan notables personajes como Goethe, Chopin,
Bruckner, Kafka, Ibsen, Twain, Wagner, Zweig, Freud, Mahler y Nietzsche, además
de reyes, zares, príncipes y otros miembros de la nobleza europea. El balneario
alcanzó su esplendor entre 1870 y 1914, con otro período importante entre las
dos guerras mundiales. Asimismo, nos hace recordar la película del cineasta
francés Alain Resnais ‘El año pasado en Marienbad’, quien a su vez estuvo influenciado
por la novela ‘La invención de Morel’, del escritor argentino Adolfo Bioy
Casares, y cuyo guión cinematográfico corrió a cargo del pope del nouveau roman Alain Robbe-Grillet.
Cuando Vila-Matas escribía este
libro se percató de que la relación entre Dominque Gonzalez-Foerster y él se
parecía a la relación que muestra el filme ‘El año pasado en Marienbad’, en el que un hombre le pregunta a una mujer si se acuerda de que el verano anterior
estuvieron juntos y la mujer le dice que no lo recuerda. En la novela de Bioy
Casares hay dos planos de realidad.
La relación amistosa entre Gonzalez-Foerster
y Vila-Matas es en cierta forma análoga a la de los protagonistas de la
película, pues según el propio escritor: “estamos en dos planos distintos y no
hemos llegado a encontrarnos más que a través de la amistad”. Dominque
Gonzalez-Foerster ya le había pedido un ensayo para el catálogo de su vanguardista
exposición en la Tate Modern de Londres. Mientras que su evocador titulo se
debe a que el autor plantea “la actuación de una orquesta de la que ella no le
había hablado, una banda de jazz que él cree que en el verano de 2666 actuará
por fin por primera vez y lo hará junto al Támesis, en la gran ciudad de
Londres. Y, tocando una música indefinida entre las literas metálicas, habrá
unos músicos que serán como un eco de la última orquesta del Titánic y que
mezclarán instrumentos de cuerda con guitarras eléctricas. Tal vez lo que
interpreten sea el desfigurado jazz del futuro, quizás un estilo híbrido que
habrá de llamarse algún día Marienbad eléctrico”.
Enlace de interés
Página web de la librería Los editores (Madrid).
Más información
Página web oficial de E. Vila-Matas
Fotografía de E. Vila-Matas ©
Fernando Torres