CaixaForum
Madrid presenta una exposición sobre la evolución creativa del genial Andy
Warhol, desde sus comienzos como diseñador gráfico en Nueva York hasta su
muerte, convertido ya en mito universal del Pop Art.
La
muestra resalta la manera con la que Andy Warhol (1928-1987) capta el culto a objetos correspondientes a las invenciones industriales
del siglo XIX. Siempre atento al progreso técnico e industrial, Warhol empleó
todo tipo de técnicas y de máquinas, desde la serigrafía hasta la grabadora de
vídeo, con patrones productivos que él mismo definió como “propios de una
cadena de montaje”.
Este
“arte mecánico”, en apariencia impersonal, niega de manera cínica la intención de un
componente intelectual. De hecho, el mutismo escéptico de Warhol es uno de los aspectos
que otorgan a su obra cierto lirismo, creando obras que han entrado a formar
parte de la gran historia del arte a la vez que han arraigado en el popular imaginario
colectivo de su tiempo. Además de una selección de ensayos escritos por expertos
en su obra, la exposición incluye también un conjunto de retratos del artista, realizados
por grandes fotógrafos como son Richard Avedon, Robert Mapplethorpe o Alberto
Schommer.
Warhol
se erigió como el artista pop por excelencia en los años sesenta, la década de
los happenings, las fiestas privadas, la psicodelia, las drogas y el alcohol.
Tuvo tanto éxito entre la élite intelectual como entre el público en general,
gracias a obras basadas en la original transformación de diferentes artículos
de consumo como fueron las célebres sopas Campbell’s o la innovadora forma de representar
a grandes iconos de su época, como cantantes, actores o políticos. Y siguiendo
ese mismo impulso de fusión, funda el estudio de arte llamado ‘The Factory’, un
experimental laboratorio artístico que era al mismo tiempo la sede de una
vanguardista empresa multidisciplinar donde mientras alguien realizaba una de
sus famosas serigrafías, otro individuo rodaba una película. Asimismo era el lugar
de encuentro de músicos como Lou Reed, Nico, Bob Dylan, Mick Jagger o Brian
Jones.
Superado
el intento de asesinato que sufriría en 1968, a causa de los disparos efectuados con una
pistola calibre 32 en manos de una actriz despechada, Warhol cambia de táctica
creativa y se convierte en el personaje de sí mismo que todos conocemos, con su
particular peinado y sus inconfundibles gafas. Traslada la sede de sus
operaciones comerciales y artísticas a ‘The Office’, un espacio más burgués y
ordenado logísticamente que le consolida definitivamente en un artista/empresario,
simultáneamente capaz de dirigir la revista Interview, pintar retratos de
famosos y aceptar todo tipo de encargos comerciales hasta el momento de su
muerte.
El
arma calibre 32 se convirtió en una de las obras más famosas de Warhol.
Conocida como ‘Pistola, 1981’, habitualmente se encuentra en el Museo Andy
Warhol en Pittsburgh. Y es una de las 348 piezas que conforman la exposición
‘Warhol. El arte mecánico’ que podemos ver en las salas de CaixaForum Madrid
hasta el próximo 6 de mayo.
Diseño
gráfico Andy Warhol © Fernando Torres