La
Casa de América acogió ayer al escritor, guionista y realizador francés Emmanuel
Carrère, último Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances.
El
acto tuvo lugar bajo las arañas de cristal de la sala Simón Bolivar, en el
suntuoso Palacio de Linares, decorado con tapices, bronces, estucados, suelos
de mármol y mosaicos, telas y alfombras, que desde 1992 es la sede de la Casa
de América en Madrid. Un centro destinado al intercambio cultural entre España
y América.
Con motivo
del Premio FIL, galardón anual convocado por la Asociación Civil Premio de
Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, que se otorga en México
durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y que en esta ocasión
correspondió a Emmanuel Carrère (París, 1957), la crítica literaria Mercedes
Monmany conversó con el escritor sobre los aspectos del conjunto de su obra, de
la que destaca una narrativa mezcla de ficción y no ficción, normalmente
uniendo la propia experiencia del autor con el desarrollo de la historia que
cuenta. En palabras de Monmany: “Sus libros, o intensa sucesión de historias
encadenadas surgidas de la realidad, manipuladas y mezcladas de forma dinámica,
vibrante, por este practicante o activista convencido del periodismo y la
literatura a un mismo tiempo, están plagadas turbulentamente de horror y piedad
al mismo tiempo, de emoción y conmoción, de autobiografía descarnada e
implacable y de apasionantes microbiografías de gente “saturada de vida”, fusionadas
a la suya propia.”
Desde
que en 1999 publicara ‘El adversario’, la historia real de Jean-Claude Romand,
un asesino que mató a toda su familia, inscrita en la tradición de Truman Capote
y ‘A sangre fría’, Carrère ha estado escudriñando en la realidad para narrar
con su original e intachable estilo historias verdaderas e incómodas, acerca de
personajes cuya profundidad le permita crear y desarrollar la brillante literatura
a la que ya nos tiene acostumbrados.
El
Premio FIL pretende brindar el mayor reconocimiento a los escritores cuya
lengua de expresión artística sean las lenguas romances, un jurado de siete
destacados intelectuales de las letras, que representan diversas
nacionalidades, avala y garantiza la seriedad del premio. El diploma y la suma de 150 mil dólares americanos se otorgan por el conjunto de una obra de
creación en cualquier género literario: poesía, novela, dramaturgia, cuento o
ensayo.
Fotografía de Emmanuel Carrère © Fernando Torres