“No hace falta que lo
entiendas, sólo siéntelo, créetelo”.
‘Tenet’ se estrenó ayer en 27
países, hoy lo hará en una docena más y a partir del 3 de septiembre en otros
seis, incluidos los Estados Unidos, Rusia y China, aunque en todos los casos,
con los aforos de sus salas reducidos por el protocolo de seguridad del covid.
La última elucubración
cinematográfica del genial cineasta Christopher Nolan (Londres, 1970) ha
supuesto para muchos el revulsivo suficiente para la esperada vuelta a las
salas de cine a pesar de la pandemia. Rodada en película negativa de color de 65
mm Kodak para tirar copias en 35 y 70 mm además de DCP (Digital Cinema Package
es
una colección de archivos digitales que se usan para almacenar y transmitir
cine digital, audio, imagen y flujos de datos), ha logrado
que millones de espectadores acudieran al estreno mundial de este filme de un Nolan que, como viene siendo habitual, a
nadie dejará indiferente.
Desde su segundo largometraje,
la
aclamada ‘Memento’ (2000) y sus constantes analepsis y prolepsis, el director,
guionista y productor británico Christopher Edward Nolan nos tenía
acostumbrados a la conducción del tiempo a su antojo. En ‘Origen’ (2010), el
paso del tiempo es distinto en cada estadio del sueño porque la acción se
superpone en distinta línea temporal. Mientras que en ‘Interstellar’ (2014) el
paso del tiempo transcurre más lento en el espacio exterior, condicionado por
un agujero negro.
En ‘Tenet’, que además de ser
un palíndromo significa principio, creencia o doctrina considerada verdadera,
desde
el principio la acción trepidante de este thriller asombroso girará en torno al espionaje internacional, en cuya trama un agente secreto
debe impedir que se cumpla una amenaza que supondría algo peor que la Tercera
Guerra Mundial. Y para ello Nolan recurrirá a los viajes en el tiempo, pero
valiéndose de un algoritmo que le permita burlar lo que el escritor y periodista
francés René Barjavel (1911-1985) llamó la paradoja del abuelo, expresada en su
libro Le voyageur imprudent (1943), que es un ejemplo de la aplicación de este
tipo de situaciones al campo de la ciencia-ficción.
Esta paradoja establece que si
una persona viaja al pasado y eliminara a uno de sus abuelos antes que
concibiera a uno de sus padres, la persona en sí no podría llegar a nacer. Sin
embargo, que el sujeto no haya nacido implica que no ha podido cometer el
asesinato, algo que a su vez provocaría que sí naciera y pudiera llegar a
cometerlo. Algo que sin duda generaría que no pudiera nacer, y así
sucesivamente.
El concepto ya había sido
mencionado anteriormente por el escritor estadounidense Mark Twain en su novela
póstuma ‘El forastero misterioso’ (1916), que a pesar de no pertenecer al
género de la ciencia-ficción, el argumento llega a centrarse por momentos en la
infinidad de vidas alternas que podrían ser posibles de no ser por una simple
acción o inacción.
El tiempo ratificará a ‘Tenet’
como una de las películas más fascinantes y complejas de la historia del cine
de ciencia-ficción.
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Fotografía Warner
Bros. Entertainment, Inc./Melinda Sue Gordon © 2020