sábado, 24 de marzo de 2012

XII edición del Festival de jazz Saint-Germain-des-Prés


Un año más, en plena primavera parisina, tendrá lugar la duodécima edición del Festival de jazz Saint-Germain-des-Prés, que se celebra del 20 de mayo al 3 de junio del presente año.

Un festival cuyo origen se remonta a 2001, año en que su co-fundador, Charbaut Frederick, un periodista especializado en música de jazz, pusiera la primera piedra en la organización del musical evento, en el que, durante dos semanas, brillantes músicos provenientes de distintas partes del mundo ofrecen sus conciertos en el Barrio Latino de París. En diferentes escenarios de la capital, como son la Église Saint-Germain-des-Prés, el Hotel Madison, el Kiosque du Jardin du Luxembourg, los Salons Starbucks Coffee o la Fnac Montparnasse, pues una de las características del festival es la variada combinación de lugares en donde se lleva a cabo, desde iglesias y plazas públicas hasta cafés, hoteles y, por supuesto, en los locales especializados en dar conciertos.

Charbaut Frederick es un periodista que abandonó la carrera de ingeniero aeronáutico para crear una emisora de radio llamada ‘Jazzland’, colaborando en programas de radio para Rock Boulevard, Chic FM, Kiss FM o Superloustic, entre otros; así como también en revistas de jazz como es la celebrada ‘Jazz Hot’, y asimismo como miembro del jurado del Festival de jazz de La Défense, Victoires du Jazz o el del Djangodor. También contribuye a la programación del ‘Tanjazz’, el Festival de jazz de Tánger. Y ha invitado a grandes músicos como Norah Jones, Brad Mehldau, Abd Al Malik, Jacky Terrasson, Michel Portal, Aldo Romano, Kenny Barron o Milton Nascimento.

Además de contar con la presencia de importantes músicos, el Festival de jazz Saint-Germain-des-Prés brinda una oportu-nidad a las jóvenes promesas con la convocatoria del certamen de nuevos talentos, denominado ‘Tremplin Jeunes Talents’, para incentivar el talento de los jóvenes compositores de jazz franceses. Los días de selección serán el 27 y el 28 de mayo.

Esta primavera, al llegar la noche en París, la música rebosará en el Barrio Latino así como en sus calles rebosan los típicos volquetes repletos de frutas y cajones colmados de flores y ostras frescas como aderezo.



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Festival de jazz Saint-Germain-des-Prés

domingo, 11 de marzo de 2012

El siglo de Voltaire, su vida y su obra


En otros tiempos si uno de esos ingenuos coleccionistas de reliquias, no de santos sino de pensadores o filósofos, refería el nombre de Voltaire a cualquier anticuario de París, quizá alguno cercano al café homónimo en donde fuera fotografiado por última vez el parnasiano Verlaine –aquel viejo café de la Place de l´Odeon que en su día asimismo acogiera al poeta Mallarmé en la época de los simbolistas, y del que fueran asiduos también Courteline, Bourget y Barrés– sería ladinamente atendido y guiado al interior del bazar, a un apartado rincón donde, con el mayor secretismo, le sería mostrado algo parecido a un corazón, duro como una piedra, guardado en el fondo de una urna de mármol, o tal vez encerrado en una jaula de oro, y por el que le pedirían un ojo de la cara en favor de la filosofía.

El poeta de Francia, François Marie Arouet, alias Voltaire, se caracterizaría por su tolerancia y defendería la convivencia pacífica entre hombres de distintas creencias y religiones, muy al contrario que, por ejemplo, Montesquieu, con el que discrepaba acerca del derecho legítimo de los pueblos a la guerra. Además, es un hecho conocido que en cierta ocasión Voltaire defendiera a un criminal convicto llamado Jean Calas, al que creía inocente con total convencimiento. Y claro es que Voltaire estaba en lo cierto, pues de esa forma consiguió limpiar el nombre de Calas a la vez que demostraba al mundo que París era una ciudad donde la justicia y la tolerancia siempre triunfarían, aun a pesar de que Calas fuera ajusticiado finalmente sin remedio.

Para el biólogo, escritor y ensayista Martí Domínguez, Voltaire sigue vivo y encarnaría mejor que cualquier otro gran nombre de la Ilustración el siglo XVIII, más incluso que Diderot o Rousseau. No en vano el Siglo de las Luces, denominado así por su finalidad declarada de despejar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón y la libertad, es también conocido como el siglo de Voltaire. Según se puede leer textualmente en L'Encyclopédie: “a medida que el espíritu adquiere más luces, el corazón adquiere más sensibilidad”.

El filósofo de Freney, primero en alcanzar esa hasta entonces utópica meta siendo el primer escritor libre, afirmaría: “Oigo hablar de libertad, pero no creo que haya habido en Europa un particular que se haya forjado una como la mía. Seguirá mi ejemplo quien quiera y pueda”. Voltaire fue el primer escritor totalmente libre, el primero que consiguió vivir de su trabajo, el primer profesional de la escritura, según explica Martí Domínguez.

En las dos conferencias que el escritor impartió, Martí Domínguez estudia la influencia de Voltaire en el Siglo de las Luces. La primera se centra en un rápido repaso de la obra de sus principales contemporáneos, y en la relación que mantuvieron con el filósofo, siempre complicada y espinosa. En la segunda divulga la obra y vida del filósofo, sus polémicas, sus desavenencias con el poder (su relación de amor odio con Federico II de Prusia), y su retiro en los Alpes franceses, hasta su regreso glorioso a París, poco antes de su muerte. Así, durante estas dos sesiones, se mostraría una visión poliédrica del siglo XVIII francés, del movimiento ilustrado y de su mayor faro intelectual, el gran Voltaire.


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Ciclo de conferencias de la Fundación Juan March

domingo, 26 de febrero de 2012

Diario de invierno con Paul Auster


No recuerdo una cola semejante, para algunos de kilométrica espera, desde que viera la larga fila que formaba el público y que salía del establecimiento y se extendía varias decenas de metros por la acera de los parisinos Campos Eliseos. En aquella ocasión se trataba de la que Amélie Nothomb, en otro famoso megastore de París, congregaba firmando ejem-plares de su por entonces última novela, ‘Ni de Eva ni de Adán’; lo que me demostró la también gran tradición lectora y libresca de nuestros vecinos franceses, siempre fieles a su autor favorito y el esperado lanzamiento de su nueva obra como es de recibo.

Al principio de ésta, sentado a la mesa, estaba nada más y nada menos que el escritor americano Paul Auster, entregando a sus seguidores el ‘Diario de invierno’ con su rúbrica estampada en la página en la que aparece su título. Un nuevo libro en el que Auster desvela, a modo de diario desde la infancia a la madurez pero no en ese estricto sentido cronológico, sus cotidianas peripecias y devenires haciendo un íntimo y veraz ejercicio de introspección del que él es protagonista, como ya apuntase en ‘La invención de la soledad’ o ‘El cuaderno rojo’ y continuara con ‘A salto de mata. Crónica de un fracaso precoz’. Aunque, según sus propias palabras, “en el proceso de escribir o pensar sobre uno mismo, uno se convierte en otro”. Ya se lo decía Rimbaud, a la edad de 16 años, a su amigo Paul Demeny en su ‘Letres du Voyant’ (Cartas del vidente): “Je est un autre”, que para el poeta simbolista y decadentista significaba la disociación del ser del percibir o hacer de ese mismo ser. Separar de la trompeta el bronce que la integra, decía el propio Rimbaud. Limpiar de polvo y paja la memoria para extraer en conciencia el recuerdo y convertirlo en literatura.

Cuando por fin llegué hasta él, no se me ocurrió otra cosa que saludarle, con un acento lo más parecido al de Brooklyn, con un manido y algo chulesco “How is it going?”, a la vez que le extendía el citado libro que me llevaría firmado como recuerdo. Auster, a su vez, me contestaría con un cortés y lacónico “Thank you”.


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Presentación en Barcelona de ‘Diario de invierno’ de Paul Auster





Fotografía de Paul Auster © Fernando Torres

jueves, 16 de febrero de 2012

Hermann Hesse, su vida y su obra


En el 50 aniversario de su muerte, y tras unos días previos en la Facultad de Filosofía de Madrid, una curiosa exposición conmemorativa y un simposio sobre el célebre escritor suizo de origen alemán, Hermann Karl Hesse, premiado con el Nobel de Literatura en 1946, tendrán lugar en el ‘Goethe-Institut’, donde será posible descubrir la faceta pictórica de este gran literato y poeta autor de novelas tales como ‘El lobo estepario’, ‘Siddharta’, ‘Demian’ o ‘Narciso y Goldmundo’, entre otras muchas obras maestras que son un valioso patrimonio de la literatura contemporánea más universal.

La exposición “Hermann Hesse, vida y obra”, en la que igualmente además de algunas fotografías ilustrativas, será posible disfrutar de las acuarelas del Hesse pintor, se presentará en el citado simposio sobre el autor organizado por la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto Alemán, la Embajada de Suiza en España y la Fondazione Hermann Hesse Montagnola. Expertos de renombre y entendidos en la materia procedentes de Alemania, Suiza y España nos hablarán en diferentes conferencias o mesas redondas de temas como la recepción y censura de Hesse en España, la relación de Hesse con la música, así como aspectos generales de su vida y su obra para ofrecer de esta forma una visión más amplia del gran escritor.

Las conferencias darán comienzo con Volker Michels, editor de Hesse en la editorial Suhrkamp, que nos introducirá a la vida y obra del escritor. Además estarán presentes Bärbel Reetz, periodista y autora de ‘Hesses Frauen’ (Las mujeres de Hesse); Regina Bucher, Directora de la Fondazione Hermann Hesse Montagnola; Henriette Herwig, Profesora de Filología Alemana en la Universidad Heinrich-Heine Düsseldorf, y Lukas Dettwiler, del archivo de literatura suizo en Berna. Por parte española, serán Eustaquio Barjau, Profesor emérito jubilado de Filología Alemana en la Universidad Complutense; Arno Gimber, Vice-Decano de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense; María Luisa Esteve, Pro-Decana de la Facultad de Filosofía de la Univerisidad Complutense; Isabel Hernández, Profesora de Filología Alemana en la Universidad Complutense, y Ana Ruiz, Profesora de Traducción e Interpretación en la Universidad Autónoma de Madrid quienes analizarán bajo otros aspectos la obra y recepción de este escritor.

Para asistir al simposio, que tendrá lugar los días 22 y 23 de febrero, es necesario realizar la inscripción previa a través de la web oficial del ‘Goethe-Institut’.


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Instituto Alemán Goethe

‘Herbsttag’ (Día de otoño), 1920. Acuarela sobre papel © Hermann Hesse

lunes, 13 de febrero de 2012

Lewis Hine y la fotografía social


“No se puede declarar que se ha visto algo de veras hasta que se lo ha fotografiado". Emile Zola.

A propósito de la magnífica exposición del fotógrafo estadounidense Lewis Hine (Wisconsin, 1874 - Nueva York, 1940), que desde el pasado día 11 de este mes y hasta el 29 de abril del año en curso muestra en Madrid la Fundación MAPFRE, en su sede del Paseo de Recoletos, tuvo lugar una interesante conferencia impartida por Alison Nordström, conservadora de fotografía de la George Eastman House de Rochester, cuyo título fue ‘Lewis Hine, la fotografía como documento social’.

El fotógrafo Lewis Hine ingresa en 1900 en la Universidad de Chicago como aplicado estudiante de Sociología, carrera que continúa en las universidades de Columbia y Nueva York. Es en esta última ciudad donde Hine trabaja como docente en la Ethical Culture School. Durante ese periodo, Hine emplea la cámara fotográfica como un instrumento muy útil para la investigación, como herramienta imprescindible para trans-ferir sus hallazgos a investigadores y, por supuesto, en la enseñanza.

Pocos años más tarde, para Hine la fotografía comienza a ser un arte indiscutible y ensalza sus valores estéticos quedando relegados a un segundo plano sus otras aplicaciones, realizando sus trabajos fotográficos con fines sociológicos. Desde entonces es patente su preocupación por registrar en las imágenes la denuncia de los más desfavorecidos, como fueron las instantáneas de la llegada de los inmigrantes a la Isla de Ellis, sus asentamientos en viviendas insalubres, sus empleos en fábricas, o a tenderos cuyos hijos jugaban entre cubos de basura. Hine observa lo subjetivo de sus fotografías pero también a través de un objetivo crítico, llegando a manifestar que sus instantáneas eran “fotointerpretaciones”. Por tanto, Hine fue uno de los pioneros de la fotografía documental, adelantándose a grandes fotógrafos como Walker Evans, Robert Capa, Gerda Taro, Dorothea Lange o Eugene Smith, siendo coetáneo y, por consiguiente, com-parado en su trabajo con el fotógrafo norteamericano de origen danés, Jacob Riis. Asimismo registró con su cámara Graflex 5x7 los valores más positivos como fueron las asistencias de la Cruz Roja en Centroeuropa, trabajos relacionados con instituciones sociales como la neoyorquina National Child Labor Committe, o la interesante colección denominada “Men at work”, un gráfico documento sobre la construcción del emblemático edificio Empire State de Nueva York, siendo siempre fiel a la realidad que le rodea, la cual desea revelar inapelablemente a los demás.

Su amplia obra fue donada al Museo Internacional de Fotografía de la George Eastman House de Rochester.


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Fundación MAPFRE
Ciclo “Lewis Hine: la fotografía como documento social”.


Fotografía ‘Midnight at the Brooklyn Bridge’, 1906 © Lewis Hine

martes, 10 de enero de 2012

En la tierra mágica de Fernando Benítez


Se cumplen cien años del nacimiento del antropólogo, arqueólogo, escritor y periodista mexicano Fernando Benítez. Gran estudioso del mundo ancestral y mágico de los indí-genas de las antiguas culturas precolombinas de México.

“El mundo es... también como tú lo imaginas, pero no es eso todo lo que hay en el mundo”. Don Juan Matus (C. Castaneda).

Esta insondable sima del pensamiento, con la que el indio yaqui Juan Matus instruía a Carlos Castaneda como aprendiz de brujo, se ve reafirmada en las palabras del escritor, filósofo e historiador alemán Ernst Jünger, quien fuera amigo personal del químico suizo Albert Hofmann, cuando declaraba con convencimiento que “lo real es tan mágico, como mágico es lo real”. Porque si bien es cierto que esta reflexión fue expresada fuera del contexto del nagual y el tonal de la filosofía tolteca, su significado profundo en-troncaría también con la inquietante afirmación que el antropólogo y escritor Castaneda pone en boca de su maestro de enseñanzas, el sabio brujo yaqui al que sus compadres llaman Don Juan y sus experiencias con el peyotl, al que éste llamaba “mescalito”, y que literariamente describe en profusos textos.

Y así como Castaneda hiciera en las ‘Las enseñanzas de Don Juan’, el gran viajero, etnólogo y ensayista Fernando Benítez nos documentó acerca del chamanismo de los indios huicholes, a los que acompañó en su peregrinación mística al desierto, y su singular cosmovisión en la que asimismo está presente ese poderoso cacto alucinógeno denominado peyote (Lophophora williamsii), realizando además un exhaustivo trabajo de estudio sobre la vida y costumbres de estos indígenas que refleja apasionadamente en la obra ‘Los indios de México’, como es el empleo ritual de los enteógenos en un contexto mágico-religioso. Una completa antología, si se quiere equivalente al trabajo de Edward S. Curtis sobre los indios de Norteamérica, que se compone de cuatro tomos fruto de una intensa e ingente investigación en la que Benítez refiere también el modus vivendi y la cosmología de los indígenas coras, tarahumaras, mazatecos, zapotecos y mixtecos, por la que fue apodado “el apóstol de los indios”, siendo un gran defensor de su cultura, y con la que obtuvo el Premio Mazatlán de Literatura en 1969.

De esa extensa compilación se extrajeron de forma in-dependiente dos magníficos relatos referentes al encuentro del autor con el esotérico mundo de los chamanes, en particular la de su peregrinaje con los huicholes para recolectar el cacto enteógeno, titulado ‘En la tierra mágica del peyote’; así como el de su descubrimiento de los hongos mágicos de la mano de la vidente curandera María Sabina en el pueblito mazateco de Huautla de Jiménez, al norte de Oaxaca, y que narra de manera trepidante en el libro ‘Los hongos alucinantes’. Estos hongos son llamados en lengua nahuatl Teonanácatl (carne de lo divino), como descubrió el micólogo norteamericano R. Gordon Wasson, gran estudioso de la micolatría mesoamericana profesada en las serranías de Puebla, Oaxaca y Veracruz, de cuya experiencia F. Benítez también se hace eco y describe fehacientemente. Pues fue Wasson el pionero divulgador del conocimiento de estos hongos psilocíbios, continuando sus investigaciones en diferentes lugares de México. A partir de 1956, Wasson contó con todo un equipo de especialistas en química, botánica, etnología y lingüística. El doctor R. Heim produjo hongos en el laboratorio a partir de esporas y cepas originales, para investigar sus propiedades fisiológicas y farmacológicas. Y el que fuera descubridor del LSD en 1943, el doctor A. Hofmann, sintetizó en los Laboratorios Sandoz la psilocibina, dando la humanidad, con todo ello, otro paso adelante en la aventura del saber, al comprender más y mejor el reino vegetal y su interacción con el ser humano.


Enlace de interés

Cien años con Fernando Benítez


Bibliografía

‘El Sendero del Chamán’


Fotomontaje fuente fotográfica Vanguardia-Cuartoscuro

sábado, 31 de diciembre de 2011

Nochevieja en la Ciudad Vieja de Praga


Bajo un manto de cielo salpicado de las mismas estrellas que contemplase Johannes Kepler cuando en 1609, hospedado en una pequeña posada de Praga, escribiera su famosa obra titulada ‘Astronomía Nova’; y antes de que una vez más, como colofón de su Concierto de Año Nuevo, la Orquesta Filarmónica de Viena interprete la consabida Marcha Radetzky con la que Johann Strauss inmortalizara al célebre militar checo, los espectaculares fuegos artificiales, que tradicionalmente despiden el año sobre los tejados góticos de la ciudad bohemia ante la alucinada mirada de los turistas, explosionaban en la noche como supernovas en el fir-mamento, reflejándose en las oscuras y gélidas aguas del Moldava como en un deslumbrante espejo, que era surcado a esas horas por los pintorescos y siempre completos barcos restaurantes bajo el puente de Carlos.

El popular Staroměstský orloj, o Reloj Astronómico de Praga, fabricado por el maestro relojero Hanuš, quien según cuenta la leyenda fue cegado para que no pudiera jamás construir otro reloj igual, que el pasado 2010 cumpliera 600 años señalando las horas desde el muro de piedra de la casa del ayuntamiento, en la Plaza de la Ciudad Vieja, había dado las campanadas que anunciaban el nuevo año mostrando sus figuras animadas a los atentos visitantes que, espe-cialmente en estas fiestas, colman las calles del corazón de esta bonita capital europea. Según es costumbre, para los locales y en todo el país, los más supersticiosos repetirán ritos o tradiciones como son el lanzamiento de un zapato para encontrar pareja, o poner bajo el plato las escamas de una carpa, típico plato navideño, para tener un año de bienestar y prosperidad económica.

También en la plaza se sucederán los conciertos que de nuevo atraen a jóvenes turistas de toda Europa, para los que la animada Praga es el lugar ideal para recibir el nuevo año. Pero antes, durante la tarde y noche, los numerosos cafés del centro serían los que acogiesen en sus cálidos salones a todos aquellos asiduos amantes de estos confortables estable-cimientos, tan de agradecer con temperaturas bajo cero en el exterior, y por los que todavía parece que se paseara la sombra de Kafka. Como el literario Café Louvre, situado en la concurrida Národní třída (Calle Nacional), uno de los cafés de la época de la vieja Austria a cuyo círculo filosófico perteneció, junto a sus amigos Max Brod, Hugo Bergmann y Felix Weltsch, el escritor Franz Kafka; influidos todos ellos por las enseñanzas del filósofo Brentano, y en el que, como una extensión de su oficina, el autor de la ‘Metamorfosis’ afirmó haber pasado allí “bellas y agradables horas”.

Otra propuesta de la Nochevieja en Praga seguirá siendo siempre la de los numerosos locales que ofrecen actuaciones en directo. Emblemáticos clubes de jazz tales como el ‘Agharta’, en el 16 de la céntrica calle Železná. Cuyo nombre nos hace evocar aquel mítico reino subterráneo que detenta la tradición oriental, al que la ocultista Helena Blavatsky denominaba “Logia blanca”, pues el club, además, está enclavado en la cava de una casa gótica del siglo XIV, y donde diariamente se puede disfrutar de la buena música en vivo mientras se brinda con champagne, se saborea en buena compañía una cerveza Pilsner Urquell o, si se prefiere, para entrar en calor, una copa del conocido aguardiente de 38 grados Becherovska.

Feliz Año Nuevo. Šťastný Nový Rok.