Este fue el epígrafe de la mesa
redonda que se celebró el pasado día 20 en la Casa de América de Madrid, y que
contó con la participación de los periodistas Martín Rodríguez Pellicer (Plaza
Pública), Cristina Manzano (Esglobal.es), Soledad Gallego-Díaz (El País),
Alfonso Armada (ABC.com) y el moderador Ricardo Jonás González (jotdown.es)
Los ponentes de la mesa
debatieron diferentes ideas, entre el perplejo optimismo de unos y el pesimismo
entusiasta de otros, aduciendo que el periodismo tiene que adaptarse a los
nuevos tiempos de la revolución digital, con todo lo que eso conlleva de
perjuicio para la prensa tradicional, para la que ya pasaron sus días de gloria
periodística. Tanto que para muchos ha representado su cierre, también el fin
de las subvenciones públicas ha lastrado a muchos rotativos, si bien algunos
diarios gozan todavía de buena salud, aunque a costa de los consabidos EREs, o
contratando jóvenes periodistas con un menor sueldo y, claro está, gracias a la
publicidad, que dependerá de la difusión que tengan los mismos.
Según Laurent Beccaria y Patrick
de Saint-Exupéry, autores de Otro periodismo es posible. Manifiesto ‘XXI’ –texto
al que aludió Alfonso Armada y que aparece publicado en su revista digital Fronterad,
de la que es fundador–, Internet, además de instrumento técnico y medio de
difusión, es también un mundo en expansión y en perpetua mutación. En este
universo completamente enfocado hacia mañana se imponen a ritmo sostenido posibilidades
técnicas desconocidas y nuevos objetos de uso inédito. “Cinco años en la red
son prácticamente un milenio”, resume Bill Nichols, una de las figuras más
destacadas del periodismo digital en Estados Unidos.
¿Y si estuvieran equivocados? ¿Y
si la “conversión digital” fuera una trampa mortal para los periódicos? ¿Y si
los directivos de la prensa mundial se equivocaron al invertir a diestra y
siniestra en las aplicaciones, sitios web y redacciones multimedia? ¿Y si las
fantasiosas cifras de páginas vistas y la extraordinaria concurrencia de los
títulos de prensa transformados en “marcas mediáticas” fueran una estafa?...
Estos son algunos interrogantes con los que se inicia el citado manifiesto francés,
pero lo que es claro es que el periodismo debe seguir siendo libre, ético,
riguroso, veraz y comprometido independientemente del medio en el que se
divulgue. No obstante, es necesario saber hallar las fórmulas para reinventarse
si se quiere alcanzar un buen número de fieles lectores entre tanta oferta
mediática, y deberá seguir estando basado en dos principios básicos: la
responsabilidad social y la veracidad informativa. Además, exigirán del
profesional un continuo reciclaje y perfeccionamiento en su trabajo informativo.
A los nuevos periodistas que emprendan ahora, tras su licenciatura, la tarea de
informar creando nuevos proyectos periodísticos online, recordarles aquella
frase atribuida a Jean Cocteau que rezaba así: “Lo consiguieron porque no
sabían que era imposible”. El éxito nunca está garantizado, sin embargo la
frase podemos aplicarla a muchos casos de profesionales que creyendo por encima
de todo en su labor y estando firmemente convencidos de que es posible,
consiguieron aquello que hasta el momento escapaba a las previsiones para el
futuro o al menos a la capacidad del periodista: sueños imposibles que finalmente
se vuelven posibles.
Enlace de interés