Miles de palestinos huyen hacia
el norte de Gaza. La noche del pasado martes Israel continuó con sus
indiscriminados bombardeos sobre la población civil en la Franja de Gaza, donde
fuentes autorizadas informaron que el número de palestinos muertos en una
semana se elevaba ya a los 207, frente a la muerte de un israelí. Dichos
ataques, a la vez que causan víctimas inocentes en la zona, ocasionan la
destrucción masiva de viviendas obligando a la diáspora a todos aquellos
damnificados que pierden todos sus bienes y apenas les queda la vida. Ante
estos bombardeos se ven y están obligados a una evacuación forzosa, avisados a
través de llamadas y mensajes de texto en sus teléfonos instándoles a la
evacuación como así ha sido en los barrios de Shuyaiya y Zeitun, pues el
objetivo del ejército israelí era acabar con al menos cinco líderes de Hamás,
entre ellos el antiguo ministro de Exteriores del Gobierno de Gaza, Mahmud
Zahar, para lo cual la aviación arrojó miles de octavillas con la mortal
advertencia. El miércoles las órdenes de evacuación afectaban a más de 100.000
palestinos que se suman a las evacuaciones del fin de semana.
Ni las llamadas ni los panfletos
concretan dónde pueden refugiarse los miles de desplazados, creando así más
caos si cabe y provocando el terror entre la población inocente. Gaza resulta
ser una trampa mortal para muchos de los 1,8 millones de palestinos que no
pueden traspasar las fronteras de la franja. Por otro lado, el martes fallecía
el primer israelí a causa de las heridas de metralla de una bomba de mortero
palestino. El alto el fuego que decidió aceptar Israel mediante su Gabinete de
Seguridad a instancias de Egipto, país con quien Israel tiene un tratado de paz
vigente, resultó un fracaso debido de nuevo a los terroristas de Hamás, que
aseguran no haber sido consultados en relación a la tregua y siguieron lanzando
sus cohetes contra los judíos. Para Israel, según Benjamín Netanyahu, esta
ofensiva le legitima a la réplica. A primeras horas de la mañana ya se podían
escuchar fuertes explosiones en el barrio de Shuyaiya.
El conflicto árabe-israelí viene
de muy lejos en el tiempo y es un problema que se ha enquistado desde hace muchos
años, y esto a pesar de los infructuosos intentos por resolverlo mediante la
diplomacia. Antes al contrario, ha ido creciendo bélicamente de forma
exponencial desde aquellas llamadas “Intifadas”. Para unos la causa de ello sería
la creación del estado de Israel, que albergaría a todos los judíos disgregados
por el mundo y, por ende, el llamado sionismo, ocupando Israel unos territorios
que anteriormente eran palestinos, además de lugares sagrados para los musulmanes
como la mezquita de Al-Aksa en Jerusalén, o el este de la propia ciudad. El
fundamentalismo religioso ha propiciado hechos tan deleznables como la matanza
de Hebrón, de Safed y de otras comunidades judías en agosto de 1929. El
resultado de estos violentos incidentes fue la muerte de 133 judíos y 116
árabes; una reinterpretación de la Declaración Balfour de 1926 y poner freno a
las aspiraciones sionistas, pues por entonces se intentó redefinir la política
británica en Palestina, interpretando el temor de los árabes ante la
inmigración y la compra de más tierras por parte de los judíos como causa principal
de los conflictos entre ambos pueblos.
La Primera Intifada es el nombre
con el que se conoce a la revuelta palestina que estalló a finales de 1987 en
Cisjordania y en la Franja de Gaza. Todo comenzó con un hecho aislado, como
sucedió el pasado mes de junio con los tres estudiantes desaparecidos cuando
hacían autostop en Cisjordania y que fueron hallados muertos. En esa ocasión se
trató de un accidente de tráfico ocurrido en diciembre de 1987, cuando un
vehículo militar israelí atropellaba matando a cuatro palestinos. Dos días
después se llevarían a cabo enfrentamientos entre los palestinos, que arrojaron
piedras y otros objetos, y las tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel. Duró
hasta el 13 de septiembre de 1993, con la firma de los Acuerdos de Oslo. Fue
durante la Primera Intifada cuando se produjo el primer ataque terrorista
suicida cometido por Hamás, el 16 de abril de 1993.
En esa lucha desigual, entre
diciembre de 1987 y septiembre de 1993, es decir, durante la Primera Intifada,
morirían 1.162 palestinos y 160 israelíes debido a la dura pugna entre ellos. Las
Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa tomaron el nombre de esta mezquita
probablemente a causa de la polémica visita que Ariel Sharón hizo a este lugar
en 2000, que según los palestinos fue el detonante de la Segunda Intifada,
también conocida como la Intifada de Al-Aqsa.
Para Gaza en la actualidad, que según
la OLP hoy contaba con más de 150.000 personas forzadas a abandonar sus hogares,
y otras 600.000, sin contar heridos ni muertos, se han visto afectadas por la
ofensiva de Israel, esta guerra representa el tercer desplazamiento desde 2009.
No obstante, una vuelta a la calma en Gaza significaría volver a la situación
del octavo año de bloqueo; a más del 50% de la población sin un trabajo ni sueldo; al aislamiento por la imposibilidad de acceso externo a los mercados;
en definitiva, al más triste de los ostracismos en su propia tierra. Una tierra
castigada y sin Gobierno.