viernes, 31 de marzo de 2017

Lyonel Feininger, el maestro de la Bauhaus


Hasta el próximo 28 de mayo, en la sede de la Fundación Juan March de Madrid, podremos admirar las obras que comprenden la trayectoria completa del singular Lyonel Feininger, pintor imprescindible del panorama artístico de las vanguardias.

Aunque Feininger nació en Nueva York, sus padres, músicos de origen alemán, quisieron que se trasladara a Hamburgo para completar su formación musical cuando tenía tan solo dieciséis años. Ese doble origen, americano y alemán, marcó su vida y obra.

En Alemania, Feininger decidió abandonar la música para dedicarse a lo que era verdaderamente su pasión: el dibujo y la ilustración. Tras recibir clases de dibujo en la Allgemeine Gewerbeschule, la Escuela Pública de Artes y Oficios de Hamburgo, el artista se adentró en un género entonces incipiente, del que sería uno de sus primeros creadores: el tebeo. Pronto sus viñetas fueron publicadas, aunque de manera puntual, en publicaciones alemanas y americanas. Esta actividad se consolidaría en 1895 con la firma de contratos para la revista alemana Ulk, en Lustige Blätter (Páginas cómicas) al año siguiente y, en 1906, en el Chicago Sunday Tribune; para este último, Feininger creó The Kin-der-Kids (Los niños Kin-der) y Wee Willie Winkie's World (El mundo de Willie Winkie), que fueron sus historietas más relevantes.

Tras afianzar su carrera como ilustrador, Feininger se planteó el buscar un medio de expresión que le permitiera desarrollar libremente su talento artístico. De una manera natural y progresiva, fue dejando las tiras cómicas para dedicarse a la pintura. Y aunque en sus primeros cuadros mantuvo todavía una relación con la caricatura, centrándose en escenas callejeras y personajes exagerados, entre 1906 y 1908, tras residir en París, trabajaría en una pintura más abstracta abandonando prácticamente la figura y empleando una técnica basada en las líneas rectas y los planos fragmentados de color que tanto le caracterizan.

En 1919 Walter Gropius lo invitó a formar parte de la Bauhaus para que dirigiera el taller de grabado, en el que Feininger impartió clases hasta su clausura por los nazis en 1932. Esta experiencia le hizo desarrollar en profundidad la xilografía, técnica que le permitió ahondar en sus lienzos en el juego de los distintos planos. Con la llegada del nazismo, su arte fue tachado de “degenerado”. En 1937, decidió regresar de nuevo a Estados Unidos, donde viviría hasta su muerte.

Dentro de la línea expositiva en la que la Fundación Juan March lleva años trabajando para mostrar artistas, épocas o aspectos insuficientemente explorados de la cultura moderna, la exposición Lyonel Feininger (1871-1956) es una suerte de “retrospectiva concentrada” de la obra del artista. La muestra reúne cerca de cuatrocientas obras procedentes de diversas colecciones públicas y privadas de Europa y Estados Unidos, a través de las cuales se plantea un recorrido por su obra articulado en torno a las diferentes técnicas en las que Feininger trabajó (dibujo, obra gráfica, pintura, fotografía y construcción de juguetes) y a los principales temas de su producción: la caricatura y los dibujos satíricos; los lugares emblemáticos que le inspiraron como París, Deep, Halle, Gelmeroda o Manhattan; su fijación por los puentes, las torres, los paisajes marinos y la vida urbana.

Obra ‘Carrera de bicicletas’ © Lyonel Feininger