martes, 15 de noviembre de 2022

Paris Photo celebró su 25ª edición

Con 34 editoriales presentes, 400 firmas, una serie de conversaciones en torno al libro fotográfico, una performance y el décimo aniversario del Prix du Livre Paris Photo - Aperture, el sector editorial continúa su trayectoria ascendente.

Rechazado durante mucho tiempo por instituciones y ferias, el libro ha adquirido un lugar central en el mundo fotográfico durante la última década, como señala Géraldine Lay, editora de Actes Sud: “Ahora tenemos sistemáticamente secciones dedicadas a la edición en ferias dedicadas a fotografía. Hace unos años esto no hubiera sido posible. Esta es la señal de un dinamismo bastante prometedor”.

Paris Photo no es una excepción a esta creciente influencia del libro. Este año, 34 editoriales de nueve países fueron invitadas a presentar sus creaciones. Entre ellos, cuatro recién llegados, incluida Datz Press, una casa surcoreana que publica libros poéticos y bellamente elaborados o France PhotoBook, que destacó las selecciones eclécticas de cuatro editoriales: Contrejour, Light Motiv, Loco y Éditions de Juillet.

En cuanto a las editoriales ya presentes en ediciones anteriores, destacar la finísima selección de la británica Stanley/Barker con las obras de Joan Albert, Dave Heath, Thomas Boivin, Jack Lueders-Booth y Mimi Plumb. También al otro lado del Canal, Mack Books presentó, entre otros, los últimos libros de Talia Chetrit y Alessandra Sanguinetti.

En Francia, Marsella parece ser el nuevo Eldorado de la edición independiente. Le Bec en l'Air, André Frère, Loose Joints y Chose Commune: todas exhibieron obras admirablemente pensadas, ya sea Broken Spectre (Loose Joints), la serie magnética de Richard Mosse sobre el colapso de la selva amazónica o Meeting Sofie de Snezhana von Büdingen -Dyba (Le Bec en l'air), un himno tierno y bucólico a una adolescencia vivida bajo el signo de la diferencia.

Los lituanos Kaunas, por su parte, hicieron una necesaria referencia a la actualidad, rindiendo homenaje a Ucrania a través de una selección de libros heterogéneos, desde los más clásicos, con especial Teoura, un monográfico sobre las fotografías de los años 30 de Sophie Jablonska, hasta los más producciones singulares, como la cómica Out of the Blue de Kirill Golovchenko. El país también fue distinguido en la selección del Premio del Libro, ya que seis libros sobre Ucrania recibieron una mención especial del jurado.

Coorganizado por la Fundación Aperture y Paris Photo, el Prix du Livre celebró su décimo año con esta edición. Y mientras unos hacían cola para acceder a la Sala VIP de Ruinart, otros hacían estampidas esperando el anuncio de los ganadores: el premio del Primer Libro fue otorgado a Sabiha Çimen por Hafiz (Red Hook Editions), su sensible proyecto sobre las escuelas coránicas en Turquía.

El Libro del Año fue para la famosa serie Périphérique de Mohamed Bourouissa (Loose Joints) mientras que el Premio Catálogo del Año fue para Devour the Land: War and American Landscape Photography since 1970 de Makeda Best (Harvard Art Museums), una exploración de respuestas fotográficas al impacto militar en tierras americanas. También recibió una mención especial el espléndido trabajo de Tokuko Ushioda, My Husband (Torch Press).

Ante este torbellino de páginas e imágenes, resultaron saludables los momentos suspendidos que ofrecía la performance Chemical Library de Thomas Mailaender, el encuentro con los fotógrafos en torno a las firmas o las conversaciones organizadas por The Eyes. Tres tardes se dedicaron a estas fascinantes charlas en las que un fotógrafo habló de su trabajo a través de uno de sus proyectos editoriales.

Con una selección variada y de alta calidad, que exhibe tanto casas consolidadas como jóvenes, el sector editorial de Paris Photo refleja el interés cada vez mayor por los libros, y casi le roba el protagonismo al resto de la feria.

Este año, el Catálogo fotográfico de la Paris Photo ha estado disponible en formato digital para su descarga gratuita desde su sitio web, descubriendo los aspectos más destacados de esta 25ª edición, que en esta ocasión se anunció por toda la ciudad con el cartel en el que se veía a un saltarín Edward Steichen fotografiado así por Philippe Halsman en 1959, cortesía de Magnum Photo.

Más información

Site oficial de Paris Photo 2022.

Fotografía exposición Paris Photo © Fernando Torres

domingo, 16 de octubre de 2022

‘Los Americanos’ de Robert Frank

Casi por las mismas fechas del Día Internacional del Fotolibro, que celebramos el pasado 14 de octubre, aparece la esperada reedición en español del mítico libro de Robert Frank.  

Robert Frank (1924-2019) fue un fotógrafo suizo que obtendría también la nacionalidad estadounidense. Su obra cumbre, The Americans, se gestó durante los años 1955 y 1956 y no tardó mucho en convertirse en el libro de fotografía más influyente del mundo. 

Concebido casi a modo de road movie y gracias a la concesión de una beca Guggenheim de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation, Robert Frank recorrió las carreteras de 48 estados tomando fotografías de todos los estratos de la sociedad. El proyecto había nacido a raíz de su relación con la llamada beat generation y tras coincidir con algunos personajes inspiradores como fueron los fotógrafos Bill Brandt y Walker Evans o el poeta Allen Ginsberg.

Cuando regresa a Nueva York en 1957, Frank conoce al escritor Jack Kerouac en una fiesta a la que habían asistido poetas y beatniks y le muestra la serie de fotografías de su viaje. Durante esos dos años en la carretera, Robert Frank tomó 28.000 instantáneas de las cuales selecciona 83 para su publicación en The Americans. Kerouac, que se prestaría gustoso a escribir la introducción a la edición estadounidense del libro, escribiría: “Después de ver las fotos no sabes qué es más triste, una máquina de discos o un ataúd”. El escritor beat sentía afinidad con el interés de Robert Frank por documentar los contrastes entre el optimismo de la década de 1950 y las realidades de las diferencias raciales y de clase.

Sin embargo, este emblemático trabajo de Robert Frank, que con el tiempo ha pasado a ser considerado el libro de cabecera de todo aspirante a fotógrafo documentalista, en un principio tuvo sus dificultades para ser publicado en Estados Unidos y es en 1958 cuando aparece la primera edición en París publicada por el editor Robert Delpire.

En este documento visual se pueden ver escenas como un desfile en Nueva Jersey, un funeral en Carolina del Sur, escaparates de Washington, un cóctel en Nueva York, carreteras de Idaho, un picnic en California, Arizona, Tennessee, Utah, etc. Una colección de instantáneas que más de cincuenta años después de su publicación mantienen toda su fuerza e interés.

Robert Frank cambió la naturaleza de la fotografía, lo que podía decir y cómo podía decirlo. Por eso ‘Los Americanos’ probablemente seguirá siendo el fotolibro más influyente del siglo XX en el mundo. 

Más información

Robert Frank, ‘Los Americanos. La Fábrica.

Fotografía Tranvía. Nueva Orleans © Robert Frank

sábado, 1 de octubre de 2022

El Madrid vintage de las pinturas de Avia

La Sala Alcalá 31 presenta la primera gran retrospectiva en 25 años de la artista Amalia Avia, una cronista visual de un Madrid vintage que despierta esa nostalgia que evoca el paso del tiempo.

Amalia Avia (1930-2011) nació en Santa Cruz de la Zarza (Toledo), un pequeño pueblo manchego donde pasaría sus primeros años de infancia, viviendo su primera juventud alternando entre el pueblo y Madrid, marcada por el dolor de la guerra. Su formación artística y trayectoria como pintora comienza en los años 50 en el estudio que el artista Eduardo Peña tiene en la capital. En esos años empezaría a conocer a muchos de sus amigos y posteriores compañeros de generación como serían: Esperanza Parada, Antonio López, Isabel Quintanilla, Julio López Hernández, Carmen Laffon y, sobre todo, Lucio Muñoz, con quien se casa en 1960.

Su primera exposición tiene lugar en 1959 en la Galería Fernando Fe de Madrid. A partir del año 1964 pertenece a las legendarias galerías Juana Mordo y Biosca. Desde 1993 la Galería Juan Gris se convierte en la sede fundamental de sus exposiciones en la capital. En sus pinturas se pueden ver las calles, tapias o portales y las fachadas de los antiguos comercios de Madrid desde un punto de vista cercano y casi palpable. Se trata de una pintura que transmite la sensación de los relieves. Para conferir al cuadro esa textura tan particular, Avia aplicaba una capa de aguarrás a toda la pintura para después exponerla a fuego.

Fue una pintora muy prolífica, se calcula que pudo llegar a pintar cerca de dos mil cuadros. Sin olvidar el archivo fotográfico que para ello fue conservando, fotografías de las que se valía para después realizar las pinturas y que muchas veces unía o superponía para tener una visión más angular del sujeto.

Etiquetada como pintora realista, el realismo para ella era ser capaz de reflejar “la huella de lo humano”. Incluida en el grupo conocido como “realistas de Madrid”, participó en numerosas exposiciones en torno al realismo español por todo el mundo. La gran exposición antológica sobre su obra la realiza en 1997 el Ayuntamiento de Madrid en el Centro Cultural de la Villa. En ella le fue concedida la Medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid.

La exposición ‘Amalia Avia. El Japón en Los Ángeles’ reúne más de un centenar de piezas de una amplia panorámica de su producción artística marcada, por una parte, por las obras de exteriores y edificios emblemáticos de diferentes barrios de Madrid y, por otra, por los interiores de diferentes estancias y la reproducción de objetos cotidianos. Obras en las que se puede ver la intención de Avia de reflejar la huella de lo humano, de esas vidas anónimas que tanto la atraían.

Más información

Museos y Exposiciones. Sala Alcalá 31.

Pintura ‘La Bobia’ © Amalia Avia

miércoles, 14 de septiembre de 2022

Muere en París el fotógrafo William Klein

El gran artista estadounidense, célebre por su personal estilo transgresor e innovador con que fotografió las calles de Nueva York, París o Roma, falleció el pasado sábado en París a los 94 años.

Durante estos días William Klein tenía una importante exposición retrospectiva en el ICP (International Center of Photography) de Nueva York, que había comenzado el 3 de junio y cuya clausura estaba previsto que fuera el 12 de septiembre de este mismo año, si bien se ha decidido prorrogar hasta el día 15.

William Klein (1928-2022) fue pintor, fotógrafo callejero y fotógrafo de moda, diseñador, autor de fotolibros, escritor, documentalista y cineasta de ficción. Nacido en las afueras de Harlem (New York), a Klein le cautivó el arte de las vanguardias europeas que veía en los museos de la ciudad. Tras viajar a Alemania en 1946, durante dos años formó parte de una misión de reconstrucción de las fuerzas aliadas. Poco después, en 1948 Klein se instala en París donde estudiaría en la Sorbona para proseguir su carrera artística trabajando algún tiempo con el pintor cubista francés Fernand Léger (1881-1955).

Pronto pasaría del trabajo figurativo a la abstracción, y del lienzo al cuarto oscuro fotográfico. Sus sorprendentes fotografías abstractas aparecieron en las portadas de revistas de diseño como Domus, así como en libros y discos. En 1954 Alexander Liberman, el director de arte de Vogue (EE.UU.), lo invitó a unirse a la revista en Nueva York. Klein no tenía ninguna experiencia en moda, pero Liberman vio en él una fuerte personalidad, talento y una gran habilidad tanto para la experimentación como para la resolución de problemas visuales.

“Vine de fuera, las reglas de la fotografía no me interesaban. Había cosas que se podían hacer con una cámara que no se podían hacer con cualquier otro medio: grano, contraste, desenfoque, eliminar o exagerar los tonos grises, etc. Pensé que sería bueno para mostrar lo que es posible, decir que esto es tan válido de una forma de usar la cámara como los enfoques convencionales.” 

Ya conocido como fotógrafo, William Klein alcanzaría su fama internacional con una serie de exitosos fotolibros, como su emblemático ‘Life is Good & Good for You in New York’ (1956), considerado ahora como uno de los fotolibros más importantes jamás realizados. A ese libro le siguieron publicaciones igualmente ambiciosas sobre Roma (1959), o Moscú y Tokio (1964). Estos trabajos fueron obras totales del artista, pues no solo son suyas las fotografías, sino también el diseño, los ingeniosos textos y sus originales portadas.

A lo largo de siete décadas muy productivas, Klein se empleó en sus múltiples facetas artísticas siendo tenaz e innovador, demostrando ser un gran visionario a través de los diferentes medios en los que se desarrolló como artista. Prescindiendo de las tendencias artísticas y sociales de su época, abrió tanto con su obra comercial como con sus proyectos personales numerosas puertas para las posteriores generaciones de creadores de imágenes de todo el mundo.

En 2019 William Klein estuvo en Madrid para inaugurar una exposición retrospectiva y promocionar su libro ‘Celebration’. Una compilación de fotografías de Nueva York, París, Roma, Moscú y Madrid.

Más información

William Klein: YES. Photos, Paintings, Films, 1948-2013.

‘Manifiesto’. Retrospectiva de William Klein (2019).

Fotografía Terrace de Cafe, Paris (1982) © William Klein

domingo, 4 de septiembre de 2022

‘Montevideo’, Vila-Matas renovado

Su constante búsqueda de algo nuevo ha llevado a Vila-Matas a transformar la novela hasta convertirla en algo tan irreconocible como digno de admiración.

“Escribo ficción desde un espacio que suelen ocupar los ensayistas: un yo literario visible. De hecho, lo que se escenifica en cualquiera de mis libros no es exactamente una trama, o una serie de ideas, sino a mí mismo tramando, pensando o escribiendo bajo el avatar de un narrador. Aunque, eso sí, el avatar, la personalidad de cada uno de mis narradores, es distinta en cada novela y posiblemente lo único que las una a todas sea la voz o ese “yo literario visible” que reaparece en cada nuevo libro y da continuidad a la obra”.

En la magna obra de Vila-Matas, de sobra conocida por sus lectores por lo singular e inclasificable, este nuevo libro representa otro tour de force con el que, como el propio autor ha confesado, logra impresionarse incluso a sí mismo.

En ‘Montevideo’ el autor se asiste de su vasto y profundo conocimiento literario para que el narrador de esta historia gravite en el tiempo y los lugares que a través de los recuerdos conforman su vida. El habitual humor del escritor, sus perspicaces reflexiones y su enciclopédico acervo de biografías de literatos y sus frecuentes citas hacen que el libro rebose talento y sea disfrutado por el lector inteligente que sabe obviar la cordura y, con una sonrisa, se deja llevar hasta el final.

Sinopsis: Un hombre avanza por los recuerdos de su vida, desde el París de los años 70 donde trapicheaba con droga hasta el Festival de cine de Lisboa como escritor consagrado, pasando por Reikiavik o Bogotá, repasando momentos, lecturas, citas y conversaciones que podrían haber pasado, o no. Mientras tanto, trata de escapar de bloqueos y de su propio discurrir.

En una sucesión de escenas sin freno, el narrador trae constantemente al primer plano diferentes escritores (reales e inventados), citas pertinentes aunque a veces no, ciudades y reflexiones sobre escribir, la literatura por delante y por detrás. El rayo que mató a Ödön von Horváth, la puerta cegada de un cuento de Cortázar, la novela inventada de una escritora que jamás existió...

Y mientras tanto, poco a poco, va dándose cuenta de que siempre, en la habitación de al lado, algo pasa, algo sucede. Un misterio que guarda en su interior el secreto para desplazarse desde una ciudad a otra. De un recuerdo a otro. Como una máquina del tiempo y el espacio capaz de generar literatura.

El resultado es una historia que se cuenta al alejarse, como un mosaico que avanza modificándose a sí mismo, y que nos enseña la parte interior del escritor que no es Vila-Matas pero que en la mente de muchos lectores se le parecerá muchísimo.

Más información

Site personal de Enrique Vila-Matas.

Ilustración The four rooms © Vilhelm Hammershoi

domingo, 21 de agosto de 2022

Gideon Lewin. ‘Avedon Behind The Scenes’

La galería FotoNostrum muestra en Barcelona la primera exposición en España dedicada a Richard Avedon, el gran fotógrafo de moda del siglo XX. 

La muestra, premiere mundial, se compone de fotografías de Gideon Lewin, manager de Richard Avedon, sobre el making of de algunas de sus imágenes más icónicas, así como de fotografías originales del propio Avedon procedentes de la colección privada de la diseñadora Joanna Mastroianni, comisaria de la exposición.

‘Avedon Behind The Scenes’ está basada en el aclamado libro homónimo de Lewin, y es un viaje visual a lo largo de dieciséis años de colaboración y convivencia entre Gideon Lewin y el maestro estadounidense Richard Avedon (1923–2004), conocido por sus retratos en blanco y negro y sus innovadores trabajos para importantes revistas de moda como Harper's Bazaar y Vogue. Hasta el 2 de octubre de 2022, en FotoNostrum es posible contemplar hasta 13 imágenes originales gracias a la colaboración del Museo de Fotografía de Berlín.

Richard Avedon se ha convertido en un mito de la historia de la fotografía por diversos logros. Entre ellos, los retratos de famosos de gran profundidad psicológica; el uso del fondo blanco en el retrato, y su serie ‘In the American West’, en la que fotografía tanto a grandes personalidades como a las personas anónimas que son la verdadera alma de la nación.

Pero sobre todo hay algo increíble en su obra, y es cómo se vuelve el fotógrafo más influyente de la historia de la moda. Con Avedon, los modelos dejan de ser sólo modelos para convertirse en actrices y actores en medio de escenografías excéntricas, y a veces hasta disparatadas. A la estética de la moda le da vida, le da una actitud. El artista termina de imponer esa idea de que la elegancia es un tema fundamentalmente de actitud.

Con esta nueva exposición, en este 2022 la galería FotoNostrum, dirigida por Julio Hirsch-Hardy, ha presentado los trabajos de tres icónicos fotógrafos cuya obra se ha expuesto por primera vez en Barcelona: ‘La Vuelta al Mundo en 80 Imágenes’ de Steve McCurry, la colección ‘Private Property’ de Helmut Newton y ‘Avedon Behind the Scenes’, un estudio visual del estilo de trabajo de Richard Avedon.

Más  información

FotoNostrum.

Fotografía Exposición Avedon © Fernando Torres

lunes, 15 de agosto de 2022

De Posada a Isotype, de Kollwitz a Catlett

“Las palabras dividen, las imágenes unen”, decía el lema del fundador de Isotype, el filósofo Otto Neurath. 

Desde sus orígenes en la década de 1920 en Viena, Isotype (International System Of Typographic Picture Education) fue el nombre con el que el filósofo y sociólogo austríaco Otto Neurath y el artista gráfico alemán Gerd Arntz denominaron a su proyecto que previamente se llamó Wiener Methode der Bildstatistik (Método Vienés de Estadísticas con Imágenes) desarrollado en el Museo Social y Económico de Viena entre 1925 y 1934. Aquel proyecto pionero buscaba una manera visualmente sencilla de comunicar una información compleja, mediante gráficos pictóricos simples, comprensible para el gran público.

La exposición ‘De Posada a Isotype, de Kollwitz a Catlett’, pone el foco en el desarrollo e intercambio entre diferentes medios gráficos supuestamente obsoletos y antitecnológicos como la xilografía, el grabado en madera, el linóleo y la litografía así como sus funciones y formas de distribución en contextos geopolíticos y sociales muy diferentes. La muestra, comisariada por Benjamin H.D. Buchloh y Michelle Harewood se articula en torno a cuatro grandes áreas, partiendo de los casos iniciales del mexicano José Guadalupe Posada y de la alemana Käthe Kollwitz, las dos grandes figuras del grabado de finales del siglo XIX, para seguir con el expresionismo alemán y el Taller de Gráfica Popular mexicano, y terminar con el citado proyecto Isotype.

En la primera sección de la muestra se contrapone el trabajo de José Guadalupe Posada y de Käthe Kollwitz, situados en extremos opuestos del espectro geopolítico y artístico: por un lado, la producción de Posada, desarrollada a partir del grabado francés de Honoré Daumier y Paul Gavarni, que recoge sus caricaturas políticas mordaces, anuncios y viñetas; y, por otro, la obra de cariz socialista y feminista de Kollwitz, basada en un primer momento en la gran tradición del aguafuerte y la litografía europea, desde Rembrandt hasta Goya, que abandona en pos de la xilografía, medio con el que conecta con las clases bajas y empobrecidas. Ambos serían posteriormente referentes para artistas gráficos políticos de México, Estados Unidos, la Unión Soviética y China. La obra de Posada, representada a través de numerosas octavillas, pósteres y periódicos que servirán de referencia de una identidad nacional mexicana durante décadas, dialoga en la muestra con los grandes porfolios con los que Kollwitz refleja los dramas sociales de la Alemania del Imperio hasta la Primera Guerra Mundial: Ein Weberaufstand (La revuelta de los tejedores, 1893-1897), Bauernkrieg (La guerra de los campesinos, 1903-1908) y Krieg (Guerra, 1922-1923).

La segunda sección está dedicada a la reaparición de la tradición del arte gráfico durante los primeros diez años del expresionismo alemán. Bajo el impacto del descubrimiento de los grabados en madera de Paul Gauguin, entre otros, varios miembros de Die Brücke como Ernst Ludwig Kirchner o Karl Schmidt-Rottluff, difundieron desde 1905 la xilografía y el grabado tanto como un medio específico de la tradición artística alemana como, paradójicamente, una manera de presentar un globalismo primitivo. Es a través de la figura del historiador, crítico y editor alemán Paul Westheim, y sobre todo de su libro El grabado en madera (1921), cuando se entiende el grabado medieval como un lenguaje propio de la nación alemana moderna posterior a la Primera Guerra Mundial, diferenciada de los lenguajes del cubismo francés y el futurismo italiano. A raíz de su exilio a México en 1941, Westheim vincula el grabado mexicano con el expresionismo alemán, incluyendo en la segunda edición de su libro (1954) al propio Posada así como a varios miembros del Taller de Gráfica Popular. Una década después de la fundación de Die Brücke, la producción gráfica alemana da un giro radical al abandonar la xilografía y su asociación con las ambiciones retrógradas del nuevo nacionalismo alemán, y al experimentar con nuevas vías de producción gráfica en obras como Die Hölle (El infierno, 1919) de Max Beckmann, Gott mit Uns (Dios con nosotros, 1919) de George Grosz y Der Krieg (La guerra, 1924) de Otto Dix.

El protagonismo de la tercera y más amplia sección de la muestra es del Taller de Gráfica Popular. El México posrevolucionario también vivió el debate sobre el uso del medio gráfico como herramienta de comunicación y educación de las clases trabajadoras y rurales, debate que tuvo lugar inicialmente en periódicos como Frente a Frente y El Machete. En ellos se dudaba mucho que las pinturas murales promovidas por el Estado se correspondieran con las necesidades de esas clases sociales, y defendieron que los medios gráficos eran más efectivos para tal fin. Fundado en 1937 por Raúl Anguiano, Leopoldo Méndez, Pablo O´Higgins y Luis Arenal en el seno de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, el Taller de Gráfica Popular estuvo formado por numerosos artistas/activistas que produjeron una gran cantidad de folletos, carteles, panfletos y grabados que contribuyeron a fortalecer las formaciones políticas progresistas, y a defender causas como la nacionalización de los recursos mineros y petroleros o los derechos a la tierra de las poblaciones indígenas. Asimismo, el Taller se comprometió cada vez más con la lucha contra el fascismo, sobre todo tras la victoria de Franco en la guerra civil española, en la que desempeñó un papel fundamental el importante número de artistas y escritores exiliados, principalmente españoles y antifascistas alemanes organizados en torno a asociaciones como la Liga Pro Cultura Alemana en México. Entre ellos cabe destacar al arquitecto y segundo director de la Bauhaus de Dessau Hannes Meyer y a su segunda mujer, Léna Bergner, miembro asimismo de la Bauhaus donde asistía a los talleres de textil y diseño gráfico. Invitados por el gobierno de Lázaro Cárdenas como urbanistas, muy pronto entrarían en contacto con el Taller de Gráfica Popular: Meyer como director financiero de la editorial del Taller, La Estampa Mexicana; y Bergner como diseñadora gráfica de numerosos porfolios publicados por la editorial, entre ellos las Estampas de la Revolución mexicana (1947) y la primera gran publicación donde se documentaba la actividad del Taller: TGP México. El Taller de Gráfica Popular. Doce años de obra artística colectiva (1949).

El Taller también contó entre sus miembros con escritores y artistas exiliados estadounidenses como la fotógrafa Mariana Yampolsky, el pintor Charles White y la escultora y grabadora Elizabeth Catlett, quien adaptaría la iconografía y la técnica gráfica de Kollwitz en sus grabados y carteles en favor de la causa feminista y del Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.

Como conclusión dialéctica e histórica de la exposición, en la cuarta sección se desarrolla a través de una extensa documentación el proyecto Isotype de Otto Neurath, Marie Reidemeister-Neurath y Gerd Arntz, en sus diferentes fases y sedes: Düsseldorf, Viena, Moscú, La Haya y Londres. Este proyecto adquirió rápidamente un reconocimiento internacional, tanto en aplicaciones prácticas para una nueva y emergente sociedad de la información como en términos de un debate teórico sobre las funciones adecuadas de lo pictórico. El sociólogo vienés Otto Neurath, en colaboración con su esposa Marie Reidemeister, descubrió la producción pictórica y gráfica de Gerd Arntz y la reconoció como el medio ideal para formular un lenguaje de signos verdaderamente internacional, funcional y universalmente legible. Los principios del proyecto Isotype se diseñaron en colaboración entre Arntz y Neurath para transmitir información sociológica, económica y política crucial para las clases trabajadoras de los Estados nacionales tradicionales, así como para los Estados poscoloniales emergentes del periodo de entreguerras y de la Segunda Guerra Mundial.

Más información

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Xilografía ‘Die Mütter’ (Las madres) 1922-1923 © Käthe Kollwitz