sábado, 30 de diciembre de 2017

El arte de Van Gogh en movimiento


Los directores y guionistas Kobiela y Welchman estrenan en nuestro país su homenaje al gran pintor neerlandés como resultado de la fusión de la acción real de actores, imágenes generadas por ordenador y el trabajo de más de un centenar de pintores.

La pintora y animadora de cortometrajes polaca Dorota Kobiela se unió al británico Hugh Welchman para crear ‘Loving Vincent’, un biopic sin precedentes, pintado a mano empleando óleo, del célebre artista Vincent van Gogh. Y hasta ahora ha sido ya multipremiada en diferentes certámenes, como la Película Internacional más popular en el Festival Internacional de Cine de Vancouver; Premio de la Audiencia en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, y Mejor Película Animada en los Premios del Cine Europeo en Berlin, entre otros. También fue nominada en los Globos de Oro en la categoría Mejor Película de animación.

Todos los personajes de la película están interpretados por actores que trabajaron en sets construidos con la apariencia real de los cuadros de Van Gogh o en cromas que recreaban después del rodaje los cuadros del pintor mediante técnicas de animación por ordenador. El rodaje real con los actores se hizo en estudios de Londres y de Polonia y sirvió de base para la posterior animación de la película.

El cine y la pintura son dos artes muy diferentes. La pintura plasma un momento concreto en el tiempo, sin embargo el cine es fluido y se mueve en el espacio y el tiempo. Por tanto antes y durante el rodaje con los actores, el equipo de diseño de los cuadros estuvo un año intentando imaginarse los cuadros de Van Gogh en medio de la película. En ella hay 94 cuadros con un aspecto muy cercano al original y otros 31 con una representación parcial de algunas de las pinturas.

El equipo de diseñadores se especializó en crear retratos fieles a los actores de tal manera que mantenían en la pintura todas sus facciones y características a la misma vez que eran reconocibles en aspecto a los personajes en su forma pintada. Los animadores empezaron a trabajar con una base de 377 pinturas creadas por el equipo de diseñadores y pintaron el primer fotograma de cada toma en un lienzo. Después lo animaban hasta terminar el proceso en el último fotograma de la toma.

‘Loving Vincent’ da vida a los cuadros de Van Gogh en la primera película pintada al óleo que se produce a nivel mundial. Cada uno de los 65.000 fotogramas de esta historia es un cuadro pintado a mano por un pintor profesional aterrizado en los Estudios Loving Vincent de Polonia y Grecia, desde cualquier rincón del mundo, para formar parte de esta producción. Tan sorprendente como sus cuadros fueron su enfermiza vida y su misteriosa muerte.

Sinopsis

Francia, verano de 1891. El joven Armand recibe una carta de su padre, el cartero Joseph Roulin, para entregarla en mano en París al hermano de su amigo Vincent Van Gogh. Pero en París no hay rastro de Theo, del que cuentan que murió poco tiempo después de que su hermano Vincent se quitara la vida. Así comienza ‘Loving Vincent’, la primera película realizada al óleo de la historia del cine. A través de más de 65.000 fotogramas animados, pintados a mano por artistas de todo el mundo, la película da vida a los cuadros de Van Gogh recorriendo la misteriosa vida del pintor a través de las cartas que con frecuencia escribía a su hermano pequeño Theo.

Enlace de interés

Trailer oficial en español de ‘Loving Vincent’.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Nathalie Daoust, visiones ortocromáticas


La artista Nathalie Daoust expone estos días en Madrid su proyecto más reciente, que ha desarrollado como una serie de fotografías que inquiere la inquietante vacuidad social de Corea del Norte.

Desde sus primeros ensayos fotográficos, a Nathalie Daoust (Montreal, 1977) le han fascinado las conductas humanas y sus diversas realidades; el humano deseo de escapar y vivir fantasías. Para expresar esto con imágenes, Daoust crea atmósferas explorando la frontera entre la realidad y la fantasía. Su objetivo como artista es superar los límites de la fotografía a través de métodos experimentales, trabajar con nuevos medios y descubrir nuevas técnicas en el cuarto oscuro.

Para el trabajo que actualmente nos presenta, Daoust ha empleado un nuevo modo de impresión de varios elementos de una imagen en varias capas de papel ortocromático separadas entre sí. Al superponer y volver a ensamblar piezas de la imagen, dejando un espacio entre cada capa, la imagen finalmente se completa de nuevo, como un rompecabezas transparente. Las capas crean la imagen individual como resultado final. Estas imágenes, incluso una vez impresas, permanecen traslúcidas, revelando lo desconocido, e incluso quizá un aspecto imaginario del sujeto.

Daoust estudió fotografía en su ciudad natal desde 1994 a 1997, manifestando siempre interés en todo lo relacionado con la sexualidad femenina. Poco después Daoust irrumpiría en la escena con la serie de las habitaciones del Carltom Arms Hotel de Nueva York, cuyo resultado fue la publicación de su primer libro, ‘New York Hotel Story’. Su trabajo fotográfico se basa, además de la referida materia sexual, en el deseo de evasión de la realidad, que es otro de los aspectos que la artista mantiene en sus series temáticas. Para ello, Daoust ha recorrido buena parte del mundo fotografiando diversos lugares exóticos donde los deseos e impulsos ocultos obligan a la gente a soñar.

Con el proyecto ‘Korean Dreams’ la artista ha tratado de revelar el lado más oscuro de ese país asiático, donde fotografiar está sometido a una política restrictiva que, en el caso de ser infringida, conlleva fuertes sanciones. Ya que únicamente es posible hacerlo en lugares permitidos por el régimen. Pero Daoust se atreve a transgredir las normas capturando con su cámara personas, lugares y momentos prohibidos tratando de mostrar la belleza oculta de un país oprimido.

La obra de Nathalie Daoust, exhibida internacionalmente, ha sido objeto de muchas publicaciones e importantes premios.

Más información

Página web del Círculo de Bellas Artes.

Fotografía Bicycle (Korean Dreams) © Nathalie Daoust

domingo, 10 de diciembre de 2017

Los contactos de la agencia Magnum


Una exposición en la Fundación Canal de Madrid muestra cerca de un centenar de fotografías representando la obra de 65 de los más destacados fotoperiodistas de la prestigiosa agencia Magnum.

La copia por contacto era un procedimiento fotográfico del laboratorio analógico que permitía obtener copias a partir de película impresionada del mismo tamaño que el negativo sobre el papel mismo de revelado. A ese resultado se le llama hoja de contactos. ​Esa primera impresión de los negativos aportaba una valiosa información tanto para los fotógrafos como para los editores gráficos a la hora de examinar y evaluar las imágenes, seleccionando así las mejores para las posteriores reproducciones o su ampliación definitiva, empleando en dicha inspección previa la lupa o el cuentahílos.

Testimonio gráfico de todo el secuencial trabajo del fotógrafo reportero, las hojas de contacto no se concibieron para ser mostradas públicamente pues, en cierto modo, dejan al descubierto tomas que son objeto de descarte dentro del proceso creativo de sus autores, por lo que en muchos casos estos fueron reacios a exhibirlas. Esta exposición, no obstante, da acceso a esa trastienda permitiéndonos alcanzar a ver y comprobar en las secuencias la historia oculta que hay detrás de algunas de las fotografías más célebres o representativas de los grandes reporteros gráficos fundadores de la mítica agencia Magnum, como son Henri Cartier-Bresson, Robert Capa y David ‘Chim’ Seymour. Pero también las de otros miembros importantes como Werner Bischof, Marc Riboud, Eve Arnold, René Burri, Jim Goldberg, Josef Koudelka, Susan Meiselas, Hiroji Kubota, Steve McCurry, Jean Gaumy, Paolo Pellegrin o la española Cristina García Rodero.

En 1989, cuando el fotógrafo británico Stuart Franklin se encontraba en Beijing tratando de documentar para Magnum la protesta masiva en la Plaza de Tiananmen, que vio manifestarse a cientos de estudiantes que resultaron muertos cuando se enfrentaron al ejército, él y todos los periodistas fueron obligados por los militares a retirarse. Sin embargo, resignado, Franklin pudo realizar una serie de fotografías desde la habitación de su hotel en el momento justo en que entraban los tanques en la plaza. Debido a la distancia, al principio no se percató de la presencia de un hombre oponiéndose al avance de la columna de tanques T59. Fue examinando los contactos cuando resultó seleccionada la fotografía en cuestión de entre las que componían la serie, siendo esa la que pasó a la posteridad. Pero gracias a la hoja de contactos es posible ver en la exposición la secuencia completa de aquel acontecimiento.

‘The TankMan’ stopping the column of T59 tanks. 4th June 1989. Beijing (China). Tien An Men Square © Stuart Franklin / Magnum Photos.

Estas fotografías emblemáticas, a las que acompañan sus correspondientes hojas de contactos y algunos documentos que ayudan a ubicar cada imagen en su contexto histórico, captan y revelan sucesos clave del último siglo. La exposición, coproducida entre Magnum Photos y Forte di Bard, se puede visitar en la Fundación Canal hasta el 5 de enero de 2018.

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Fotografía antesala exposición Magnum © Fundación Canal

jueves, 23 de noviembre de 2017

Kyle Eastwood: el bueno, el bajo y el jazz


El quinteto del californiano Kyle Eastwood no defraudó las expectativas en su actuación de ayer en Madrid, dentro del festival internacional de jazz que se celebra en la capital durante todo este mes de noviembre.

En esta ocasión, alternando el contrabajo con el bajo eléctrico, Kyle Eastwood estuvo acompañado en el escenario del Teatro Fernán Gómez por el pianista Andrew McCormack, cuyo estilo personal de componer es una mezcla del minimalismo de Steve Reich y el talento de Tigran Hamasyan; el saxofonista Brandon Allen, arreglista, compositor y músico de sesión que ha tocado con Eric Clapton, Jools Holland o la cantante de soul Mica Paris; el talentoso trompetista Quentin Collins, influenciado desde pequeño por el jazz de Dizzy Gillespie y Lionel Hampton, y el preciso y virtuoso Chris Higginbottom a la batería, actualmente también miembro de The Ronnie Scotts All Stars.

Tras su gira estival en formación de trío compuesto por los franceses Jean Luc Ponty al violín y Biréli Lagrène a la guitarra, y dos días después de que anunciase en su página de Facebook el lanzamiento de su último disco, ‘In transit’, el Kyle Eastwood Quintet se presentó en JAZZMADRID para ofrecer un espectáculo musical con matices de groove, swing o funk, además de algún guiño homenaje a Charlie Mingus, pero sobre todo buen jazz. Porque según afirma el propio Eastwood, sus raíces musicales permanecen en el jazz. Y eso es lo que lleva haciendo desde hace veinte años, en sus comienzos tocando en locales de Nueva York y Los Ángeles, y al menos desde que publicara aquel primer disco, ‘From there to here’ (1998), en el que participó la cantante canadiense Joni Mitchell. Aunque ya desde niño escucharía los discos de los grandes clásicos del género, que no faltaban en casa debido a la gran afición de su padre por el jazz.

A los dieciocho años se inició en el bajo eléctrico tocando con sus compañeros de instituto y aprendiendo de oído las líneas de bajo de rhythm and blues, reggae y música negra de la Motown. Pero pronto se pasaría al contrabajo, sobre todo tras conocer a Ray Brown, considerado por muchos como uno de los más importantes e influyentes contrabajistas de jazz de la historia, y a su aplicado alumno, el también contrabajista John Clayton; sin olvidar a Ron Carter, que al igual que Ray Brown, es uno de los contrabajistas con más grabaciones en la historia del jazz.

Otro gran condicionante para Kyle fue haber pasado muchas horas en el plató con el compositor, arreglista y saxofonista estadounidense Lenny Niehaus, que compuso la banda sonora de ‘Bird’, la película homenaje al gran saxofonista Charlie Parker dirigida por su padre. Desde entonces ha contribuido a las bandas sonoras de filmes dirigidos por Clint Eastwood como ‘Mystic River’, ‘Invictus’, ‘Million Dollar Baby’, ‘Banderas de nuestros padres’ y ‘Cartas desde Iwo Jima’. 

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Página web oficial de Kyle Eastwood.

Fotografía de Kyle Eastwood © Fernando Torres

domingo, 12 de noviembre de 2017

El jazz ecléctico de Jean Luc Ponty


El gran violinista francés congregó a numerosos fans veteranos y también a un público joven para su concierto del pasado miércoles dentro del festival JAZZMADRID.

En la estela de su colega y compatriota Stéphane Grappelli, con quien trabajó a finales de los años sesenta, el experimentado Jean Luc Ponty dejó patente su maestría con el violín con el que fue pionero indiscutible en el terreno del jazz y el rock. Acompañado en esta ocasión de su banda formada por el excelente teclista de formación clásica William Lecomte, el batería de raza Damien Schmitt, que a los once años ya era un alumno adelantado de Denis Chambers, y sustituyendo a Guy Nsangué Akwa, para completar el cuarteto el brillante joven bajista Swaéli Mbappé, quien hubo momentos de la actuación en los que su destreza y estilo recordaban al mítico Jaco Pastorius.

Los comienzos de Jean Luc Ponty (Avranches, 1942) se podría decir que se remontan a 1958, cuando siendo estudiante del Conservatorio de París, el jazz de Miles Davis, John Coltrane y Clifford Brown le haría plantearse otros derroteros en su carrera como músico. En esa época alternaba los ensayos y actuaciones con la orquesta tocando jazz en clubes de todo París. Impulsado por una gran pasión creativa, Ponty enseguida sentiría la necesidad de desarrollar su talento en el jazz a través de su instrumento, el violín. Para ello, más tarde lo electrificaría amplificando su sonido.

En 1967, el pianista John Lewis de The Modern Jazz Quartet invitaba a Ponty a tocar en el Monterey Jazz Festival. Aquella exitosa incursión en los EE.UU. le depararía un contrato con la World Pacific Records, una compañía discográfica especializada en cool jazz y en el estilo West Coast jazz. También descubriría el rock con el cantante y guitarrista estadounidense Frank Zappa, que en 1969 componía la música del álbum de Ponty ‘King Kong’, grabado con el sello Blue Note.

Otra de sus colaboraciones célebres fue con la Mahavishnu Orchestra, del guitarrista John McLaughlin y el percusionista Billy Cobham, pionera del jazz fusión. Pero a partir de mediados de los setenta, Ponty comienza su carrera en solitario con sus propios grupos, en la que seguirán estando muy presentes el jazz y el rock. Aunque se perciba siempre en sus composiciones cierta vena sinfónica.

Desde los ochenta hasta hoy, Ponty ha grabado y viajado por todo el mundo con sus bandas o colaborando con otros músicos brillantes como los guitarristas Al Di Meola o el genial Allan Holdsworth, miembro de grupos emblemáticos como Soft Machine o Gong, que falleció el pasado mes de abril a la edad de 70 años, el bajista Stanley Clarke, músicos de África Occidental, Bela Fleck, Lalo Schifrin, Chick Corea y Return to Forever IV, los violinistas Nigel Kennedy, Mark O'Connor, L. Subramaniam de India, el violista y director de orquesta ruso Yuri Bashmet, el pianista Wolfgang Dauner, el cantante Jon Anderson del grupo Yes, o el guitarrista francés Biréli Lagrène, con quien ha estado de gira este año en formación de trío acompañados por Kyle Eastwood al contrabajo.

Nota: El Kyle Eastwood Quintet también tocará en el festival internacional JAZZMADRID'17 el próximo día 22 de noviembre.

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Página web oficial de Jean Luc Ponty.

Fotografía de JLP © Fernando Torres 

domingo, 5 de noviembre de 2017

El jazz suena de nuevo por todo Madrid


El jazz en otoño en Madrid continúa consolidándose año tras año a través del multitudinario festival JAZZMADRID, uno ya de los mejores certámenes europeos que se desarrolla en la capital durante todo este mes de noviembre en distintas salas y clubes.

Desde el pasado día 2 y hasta el 30, este importante festival internacional se viene celebrando en diferentes lugares de la ciudad, aunque sus centros neurálgicos sean, como en ediciones anteriores, el Centro Cultural Conde Duque y el Teatro Fernán Gómez, que acogen las citas de mayor relevancia junto a las distintas actividades paralelas que están programadas. Entre ellas tiene cabida la gran exposición del fotógrafo amante del jazz Jean-Pierre Leloir, colaborador habitual en varios medios como Jazz Magazine, L´Express o Le Nouvel Observateur, que falleció en 2010 a la edad de 79 años; la proyección, en diferentes días, de tres películas relacionadas con el jazz, como son Ascensor para el cadalso, de Louis Malle, Miles Ahead, dirigida por Don Cheadle, y el documental de Michael Bradford Michel Petrucciani; así como un ciclo de debates y conferencias a cargo de algunos de los representantes más importantes de la vida cultural y la crítica de jazz en España para enriquecer la oferta y difundir la pasión por el jazz.

Asimismo, con el título ‘Escenas del jazz’ habrá lecturas dramatizadas de textos del gran Julio Cortázar, Boris Vian, Jean Paul Sartre y Jack Kerouac, entre otros. Con una ambientación musical a cargo del pianista y compositor Pepe Rivero, que interpretará temas de Charlie Parker, Duke Ellington o Thelonious Monk, y las voces de los actores Cristina Castaño, Manuela Velasco y Rafa Castejón. Todo ello bajo la dirección del director teatral y maestro de actores argentino Juan Carlos Corazza.

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Página web del festival JAZZMADRID17

domingo, 29 de octubre de 2017

‘Common Ground’, Wolfryd en La Granja


En un enclave alejado de los habituales circuitos metropolitanos del arte contemporáneo, Barry Wolfryd expone una muestra de su pintura Pop Art y esculturas en cristal.

En un singular entorno de gran riqueza paisajística, entre jardines franceses, fuentes monumentales y fábricas de cristal, desde este pasado verano se pueden ver las obras que el artista naturalizado mexicano Barry Wolfryd (Los Angeles, California, 1952) ha englobado en la exposición ‘Common Ground’ (Intereses compartidos), que se compone de pinturas y los trabajos en vidrio que el artista produjo durante el primer trimestre de este año en los talleres de la Real Fábrica de Cristales, invitado por su Museo Tecnológico, y que podrán verse en el Museo de La Granja hasta el próximo 14 de enero.

Barry Wolfryd comenzó sus estudios de arte en 1972, en el Housatonic Community College de Bridgeport, Connecticut, EE.UU. Los siguientes diez años continuó en escuelas de arte de su país natal y México. A los veintidós años se mudó a México y en 1975 asistió al Instituto Allende, en San Miguel de Allende, Guanajuato. En 1982 estudió en el Chicago Art Institute y en 1984 en el Instituto Nacional de Bellas Artes de San Luis Potosí. Fue en este periodo cuando Wolfryd descubrió la cultura del cinismo mexicano (según Octavio Paz, el “chingar o ser chingado”), lo cual es perceptible en su obra a través de iconos, símbolos y objetos. Un año después se mudó a la Ciudad de México, donde amplió sus actividades artísticas.

Sus primeros ensayos creativos fueron realizados bajo la influencia del jazz, la música de Frank Zappa, el arte pop y la escuela neoyorquina. Esas experiencias conformaron en él una ideología que lo mantuvo artísticamente ligado a la crítica social. Desde entonces, el artista se adueña de personajes y objetos de la cultura popular y los reinventa provocando, con una gran dosis de humor negro, la reflexión del espectador. Para Wolfryd la vida no es el retrato perfecto de las vacaciones, sino una secuencia de eventos que se mantienen unidos sólo por nuestra insistencia de algo mejor.

A partir de 2014, Wolfryd comenzó a presentar sus obras con mayor frecuencia en  Europa. En el  verano  de  ese  año  expuso  en  Berlín  y  creó  una  serie  de  esculturas  de  vidrio  en  Murano, en el taller Berengo Studio. En 2016 expuso en el Museo d’arte Moderna de Trieste, Italia.

La serie de esculturas en vidrio para la muestra individual comisariada por Aldo Flores, que se celebra ahora en La Granja de San Ildefonso (Segovia), se compone de obras realizadas tanto en los talleres de la propia Real Fábrica de Cristales, como en el Berengo Studio de Murano. La colección pasará al museo MAVA de Madrid en 2018.

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Página web de Barry Wolfryd.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Catrin Finch y Seckou Keita en concierto


La arpista galesa Catrin Finch y el intérprete de kora senegalés Seckou Keita unen su talento y virtuosismo para ofrecer una extraordinaria exhibición de armonía musical.

Tras sus actuaciones de este verano por el Reino Unido, el dúo dio ayer en CaixaForum Madrid un espléndido concierto con el que remató la gira española.

Basándose en sus respectivas y muy dispares tradiciones musicales, su exitoso álbum debut ‘Clychau Dibon’ es el resultado de la brillante sinergia con que ambos intérpretes fusionan y transforman de manera sublime las melodías galesas y los ritmos mandingas. En el escenario este proyecto, aclamado por la crítica y la prensa especializada, es un viaje musical en el que Finch y Keita se alternan en hipnóticas improvisaciones y en una sorprendente simbiosis interpretativa en cada uno de los temas del disco.

“Todo en la música tiene que ser honesto, y los significados más profundos de las canciones y las melodías deben preservarse”, opina Keita. “Es por eso que es importante que las colaboraciones sean adecuadas para la música, y hay conexiones entre, por ejemplo, los sonidos cubanos e indios y el repertorio de la kora que se pueden explorar sin perder los distintos sabores de las diferentes tradiciones y estilos”.

Seckou Keita nació en Ziguinchor, Senegal. A través de su padre es descendiente de la dinastía real Keita de Malí, mientras que la familia de su madre, los Cissokhos, son una familia griot (cantante tradicional de África Occidental). Lanzó su carrera internacional en 1996 asesorado por su tío y también músico Solo Cissokho, con apariciones en el Festival Førde de Noruega colaborando con músicos cubanos, indios y escandinavos. En los años siguientes, Keita se mudó al Reino Unido, entretanto viajaba regularmente a España, Francia, Portugal, Grecia y la República Checa, además de tocar en festivales tan prestigiosos como el WOMAD o el de Glastonbury, tanto como solista como en colaboración con grandes figuras de la talla del violinista indio Subramaniam, el cantante senegalés Youssou N'Dour o el cantante y compositor británico Paul Weller, entre otros.

Catrin Finch nació en Llanon, Gales. Hija de madre alemana y padre inglés comenzó a aprender a tocar el arpa a la edad de seis años. A los nueve ya había aprobado su examen de arpa Grado VIII. Fue miembro de la National Youth Orchestra de Gran Bretaña a la edad de diez años, convirtiéndose en la más joven de sus miembros en tocar en los célebres conciertos de la BBC ‘The Proms’. Estudió arpa con Elinor Bennett y más tarde con Skaila Kanga en la Purcell School of Music de Londres. Durante la década de 1990, Finch ganó varias competiciones para jóvenes arpistas, incluido el Premio Nancy Richards y el Blue Riband en el National Eisteddfod de Gales. A día de hoy ha tenido innovadoras colaboraciones con diversos músicos como el gran intérprete de kora de Malí Toumani Diabaté.

Finch y Keita resultaron ganadores del fRoots Album Of The Year por el disco ‘Clychau Dibon’, además de obtener dos nominaciones a los BBC Radio 2 Folk Awards al mejor dúo y mejor canción tradicional. Y es que como se pudo comprobar en su concierto en Madrid, la química compositiva y ejecutante de estos artistas trasciende las fronteras entre los géneros de la música mundial, clásica, popular y tradicional.
  
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Fotografía de Finch y Keita © Fernando Torres 

sábado, 7 de octubre de 2017

La lomografía, una experiencia visual


En plena Era digital, en la que la fotografía experimenta cada día nuevos e importantes avances como son las excelentes prestaciones de las últimas cámaras réflex o el uso de los cada vez más sofisticados smartphones, asistimos también al resurgir de las cámaras instamáticas, como la emblemática Polaroid o la Lomo Instant. Y de igual forma se advierte una pujante vuelta a la fotografía analógica a tenor del reciente auge y las posibilidades que ofrece la lomografía.

Los mejores inventos nacen de las casualidades, pero también de una necesidad, como le ocurriría a Edwin Land con su Polaroid. Y es que el caprichoso azar propició que, a principios de los 90, Matthias Fiegl y Wolfgang Stranzinger, dos estudiantes austriacos, encontraran en un mercadillo de Praga por casualidad una curiosa cámara rusa llamada ‘LOMO’ (Lomo LC-A).

‘LOMO’ es el acrónimo de Leningradskoye Optiko-Mechanichesckoye Obyedinenie (Unión Mecánica Óptica de Leningrado), una compañía fundada en San Petersburgo en 1914. Sería el General Igor Petroviwitsch, mano derecha del Ministro de Defensa y de Industria de la Unión Soviética, quien en 1982 mostrara una mini cámara japonesa a su camarada Michael Panfilowitsch, director de la fábrica rusa especializada en armas y óptica. Panfilowitsch examinó la cámara observando la gran nitidez de su lente de cristal, su extrema sensibilidad a la luz y su robusto armazón.

La cámara en cuestión, objeto de aquel flagrante caso de espionaje industrial, no era otra que la nipona Cosina CX-1, que se copió con la intención de mejorar su diseño, creando así el primer prototipo de la rusa Lomo LC-A –que los espías de la KGB utilizaban para fotografiar planos secretos o armamento–, y que se exportó a países por entonces comunistas como Ucrania, Polonia, Checoslovaquia e, incluso, Cuba, dando lugar al fenómeno que vino después conocido como ‘lomografía’. Muy pronto el uso de estas máquinas fotográficas se extendería por Europa occidental.

Los descubridores que darían a conocer al mundo entero la Lomo Kompakt Automat (mejor conocida como Lomo LC-A), serían esos dos estudiantes de Viena que la adquirieron sin saber aún su trascendencia en el mundo de la fotografía experimental. En su recorrido por las calles de Praga realizaron fotografías fortuitas sin apenas mirar a través del visor de la cámara, de una forma casual y espontánea. A la vuelta de sus vacaciones, al revelar las fotos, para su sorpresa comprobaron que las instantáneas eran luminosas, de saturados colores, y transmitían con gran frescura la emoción del momento, advirtiendo las posibilidades artísticas que se derivaban de esa compulsiva práctica fotográfica.

Esa intensificación de los colores se debe a la lente gran angular llamada Minitar 1, que fue expresamente diseñada por el profesor Radionov. La singular lente se caracteriza porque da como resultado una mayor saturación de los colores en el centro de la imagen. Causa un efecto túnel, además de un oscurecimiento en las esquinas del encuadre, produciendo ese característico viñeteado. Mientras que su rudimentario mecanismo de enfoque, con sólo cuatro modos: 0,8 metros, 1,5 metros, 3 metros e infinito, hace que algunas fotos aparezcan algo desenfocadas, pero con un particular toque artístico. A lo que se suma la opción del disparador en modo ‘manual’, con largas exposiciones a baja luz, creando deliberadamente insólitas visiones.

El hallazgo de los estudiantes corrió de boca en boca y comenzaron a demandar cámaras al antiguo bloque soviético clandestinamente. Poco después se fundaría la Sociedad Lomográfica, que actualmente cuenta con más de 500.000 miembros.

A pesar de que en San Petersburgo la producción haya decaído, la Sociedad Lomográfica ha conseguido llevar las matrices de estos modelos a China, para evitar la escasez de máquinas en el mercado. Y está demostrando que la lomografía se ha convertido en algo más que una moda, es una popular forma experimental de expresión artística.

Más información

Página web oficial de Lomografía.

Enlace de interés


Fotografía ‘Otoño’ © Fernando Torres

jueves, 21 de septiembre de 2017

Richard Ford en el Hay Festival Segovia


La multitudinaria cita cultural anual segoviana acoge este año al escritor norteamericano Richard Ford, galardonado en 2016 con el Premio Princesa de Asturias de las Letras.

De nuevo este año Segovia celebra su internacional Hay Festival con más de 70 eventos repartidos entre sus jardines y plazas, palacios, capillas y monasterios. Y uno de ellos será el encuentro del próximo domingo 24 de septiembre con Richard Ford, ganador de los premios Pulitzer y PEN/Faulkner con la misma novela, ‘Independence Day’.

A menudo mencionado en muchos rumores como uno de los candidatos al Nobel en los últimos años, sobre todo después de que el también norteamericano Philip Roth lo obtuviera en la edición de 2012, Richard Ford (Jackson, Mississippi, 1944) está considerado uno de los mejores novelistas de su generación, muy valorado por su libro ‘El periodista deportivo’ (1986), con el que fue Finalista del Premio Faulkner 1987, y por su continuación, ‘El día de la independencia’ (1995).

‘Canadá’, una de sus mejores y más recientes obras, nacía a raíz de un envite con el desaparecido Raymond Carver durante una excursión de caza: “Allá por 1986 cruzamos la frontera para cazar gansos salvajes. Nos encontrábamos en la provincia de Saskatchewan y decidimos hacer una apuesta para ver quién era capaz de integrar ese nombre en un relato. Gané yo, pero solo porque Ray murió antes de poder realizarlo. Esa debió de ser la llama que encendió mi interés literario por Canadá”.

En esta ocasión, Ford ofrecerá en Segovia la conferencia ‘¿Ha existido realmente el sueño americano?’. Duda que quizá con cierta desilusión haya venido poniendo de manifiesto en sus últimas novelas, como son la citada ‘Canadá’ y ‘Francamente, Frank’, donde con ese sentimiento retrata la vida cotidiana de la clase media norteamericana. Asimismo, en dicho acto el escritor leerá fragmentos de su nuevo libro ‘Entre ellos’, obra que gira en torno a la historia de sus progenitores.

A esta duodécima edición del Hay Festival, que se está celebrando en la capital segoviana desde el 16 al 24 de septiembre, asisten entre otras personalidades los escritores Antonio Muñoz Molina, Santiago Posteguillo, Jeanette Winterson, o la marroquí Leila Slimani, ganadora del premio Goncourt 2016.

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domingo, 10 de septiembre de 2017

Nicholas Nixon, el fotógrafo del tiempo


Nacido en 1947 en Detroit, Michigan, Nicholas Nixon es un fotógrafo conocido por sus trabajos como retratista y documentalista, además de por ser un defensor del uso de la cámara de gran formato. 

La serie más conocida de este fotógrafo del paso del tiempo es la de los retratos en los que aparecen su mujer, Beverly Brown (Bebe), con sus tres hermanas conocida como ‘The Brown sisters’, que inició en 1975 y continúa haciéndolo en 2017. El proyecto nació de una manera casual: Nixon decidió fotografiar a las entonces jóvenes chicas por la evidente similitud de sus rasgos, su belleza y su sutil aire de rebeldía. “A todos nos gustó mucho una fotografía, y de ahí el impulso del que salió la idea. La misma que se les ocurre a la mayoría de los padres”.

El retrato de las hermanas se convirtió en una familiar ceremonia anual que Nixon, su mujer y sus cuñadas mantienen durante más de cuarenta años, con las entonces jóvenes Bebe, Mimi, Laurie y Heather convertidas en mujeres maduras, mirando al objetivo y siempre posicionadas en el mismo orden. La esposa de Nixon es la segunda contando por la derecha.

Las fotografías que componen la serie nos transmiten la sensación de estar presenciando una escena privada que, a su vez, está cargada de profundos conceptos universales, como son la naturalidad, la fortaleza y el ineludible paso del tiempo. Desde el punto de vista formal, las fotografías destacan por su fidelidad y por su riqueza tonal; contempladas como serie, se convierten en instantes de equilibrio dentro de la incesante regularidad de un proceso de transformación. La capacidad de detener el tiempo en cada fotografía provoca en el espectador que observa la serie un involuntario sentimiento de nostalgia.

Desde sus inicios Nixon se ha inspirado en artistas como Cartier-Bresson, Eugène Atget, Walker Evans, Harry Callahan o Robert Adams. La perfección técnica, la claridad y la precisión, que desde el siglo XIX son constantes de la fotografía formal americana, dominan artísticamente la producción de este fotógrafo que desde el próximo 14 de septiembre se podrá admirar en las salas de la Fundación MAPFRE. Se trata de la mayor retrospectiva hasta la fecha dedicada a la obra de Nicholas Nixon. Además de las fotografías de la serie de ‘Las hermanas Brown’, realizadas en gelatina de plata y en formato 50,5 x 60,5 cm, de la que se hizo una tirada de siete impresiones, de las que una pertenece a la Colección MAPFRE, la exposición comprende una selección de más de doscientas obras, comenzando por las primeras vistas de ciudades de los años 70. Pero también de los ancianos, la intimidad de las parejas, los enfermos o la familia.

Orientado sobre todo al retrato, con una depurada técnica y una cuidada composición, Nixon captura la realidad cotidiana; temas y aspectos de la vida que, por su humanidad en el tratamiento y cercanía, logran que el espectador participe de ellos y se sienta identificado.

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Fundación MAPFRE 

sábado, 26 de agosto de 2017

Homenaje a Melville en su centenario


Se suceden los tributos al cineasta Jean-Pierre Melville, gran precursor de la Nouvelle Vague y el cine negro francés, en este año en el que se cumple el centenario de su nacimiento.

Tras el del pasado mes de enero en el Festival de Sundance, el de mayo en el XX Festival de Cine Francés de Cuba, o en otros muchos certámenes cinematográficos internacionales como el de Cannes, Venecia, Río de Janeiro, Tokio y Mar del Plata, el próximo mes de septiembre el Institut français de España en Madrid rendirá su particular homenaje a este influyente director. Ya que en octubre también será recordado en  la 62ª edición de la Seminci de Valladolid, sumándose así a los actos organizados por el Instituto francés en la conmemoración del Centenario del realizador de ‘El samurái’, ‘Crónica negra’, ‘El ejército invisible’ y ‘Hasta el último aliento’, entre otras.

En el marco de esta celebración, y en acción conjunta con la Fundación Jean-Pierre Melville, la Filmoteca Española y la Academia de las artes y las ciencias cinematográficas de España, el día 7 de septiembre el Institut français de Madrid proyectará en exclusiva el documental Sous le nom de Melville de Olivier Bohler. A continuación, el público asistente podrá participar de un encuentro con el director de cine Enrique Urbizu y Laurent Grousset, sobrino de Melville y presidente de la Fundación Jean-Pierre Melville.

Sous le nom de Melville, primer largometraje documental consagrado al cineasta desde su muerte en 1973,  narra la trayectoria de Melville durante la Segunda Guerra mundial y el impacto que esta experiencia personal de la guerra y de la Resistencia tuvo en el conjunto de su obra, al mismo tiempo que, indirectamente, en la de sus colegas contemporáneos. La película incluye entrevistas con directores como Johnnie To o Masahiro Kobayashi, que opinan sobre el cine del maestro francés.

Figura emblemática del cine negro y del cine mundial, Jean-Pierre Melville fue también actor, guionista, productor y rodó junto a los actores más venerados de su época, como Delon, Belmondo o Deneuve, entre otros. Como realizador está considerado uno de los cineastas más importantes de su generación, influyendo de manera notable en directores contemporáneos tales como Tavernier, Tarantino, Michael Mann, o el citado Johnnie To.


Enlace de interés

Semana Internacional de Cine de Valladolid, Seminci.

Fotografía de Jean-Pierre Melville © STUDIOCANAL/Fono Roma


jueves, 27 de julio de 2017

Jamie Cullum, el enfant terrible del jazz


El pianista y vocalista británico Jamie Cullum derrochó anoche vitalidad y talento en el escenario de las ‘Noches del Botánico’, ciclo de conciertos que se celebra desde el 22 de junio al 29 de julio en el Jardín Botánico de la Universidad Complutense de Madrid.

Como es habitual en este joven artista, el pasado 26 de julio interpretó para un aforo de seguidores una mezcla de jazz con melodías pop y rock durante más de dos horas. Deleitó al personal con un repertorio musical propio en el que tuvieron también cabida personales versiones como la del clásico de Jimi Hendrix ‘The wind cries Mary’, o una apoteósica versión del ‘Sinnerman’ de la gran Nina Simone. Y es que Jamie Cullum y su banda son capaces de versionar y pasar por el filtro del jazz éxitos de otros artistas como Jeff Buckley, Rihanna, Kanye West o White Stripes, entre otros.

Para quien todavía no conozca a Jamie Cullum hay que decir que su álbum ‘Twentysomething’ (2003) es el disco de jazz de estudio más vendido de la historia. Y hasta ha cosechado ya éxitos en el mundo del cine colaborando en la banda sonora de distintas películas, como es el caso de ‘Gran Torino’, que dirigiera Clint Eastwood, resultando nominado como mejor canción original en los Golden Globe Awards, galardones concedidos por los miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood en reconocimiento a la excelencia de profesionales en cine y televisión, tanto en Estados Unidos como a nivel mundial.

Su segundo álbum, ‘Pointless Nostalgic’ (2002), que fue editado por un pequeño sello de jazz (Candid), consiguió que la discográfica Universal Records se fijara en él y le ofreciera un contrato por un millón de libras para promocionar y grabar sus discos durante los siguientes cinco años.

Jamie Cullum se ha convertido en uno de los principales referentes del jazz vocal actual, hasta el punto de ser considerado por el público americano como sucesor de Harry Connick Jr.

Discografía

‘Heard It All Before’ (1999).
‘Pointless Nostalgic’ (2002).
‘Twentysomething’ (2003).
‘Catching Tales’ (2005).
‘The Pursuit’ (2009).
‘Momentum’ (2013).
‘Interlude’ (2014).

Más información

Página web oficial de Jamie Cullum.

Fotografía de Jamie Cullum © Tom Beetz (Creative Commons)

viernes, 7 de julio de 2017

El folk gaélico escocés de Julie Fowlis


Originaria de Escocia, Julie Fowlis es una multiinstrumentista que interpreta música celta y canta habitualmente en gaélico escocés.

Fowlis nació y creció en North Uist, una isla de las Hébridas Exteriores, una comunidad de mayoría gaélicohablante. Desde muy pequeña se involucró con la música tradicional y aprendió a cantar, a bailar y a tocar la gaita.

El gaélico escocés es una lengua celta que alrededor del siglo V, cuando los escotos de etnia celta provenientes del norte de Irlanda se asentaron en la costa occidental, se impuso como una variedad del irlandés antiguo que sustituyó a la antigua lengua de los pictos hablada en la zona hasta entonces. De ahí su similitud con el gaélico hablado en Irlanda y la Isla de Man. Más tarde, las influencias lingüísticas procedentes de los anglos y las invasiones vikingas irían relegando cada vez más el idioma, hasta que a finales de la Baja Edad Media se crearan en las islas Hébridas las cortes locales y las escuelas de bardos, que fueron cuna del sistema de clanes de las Highlands y un refugio para la cultura y el idioma gaélico, reprimido durante siglos.

Julie Fowlis lleva por tanto en su ADN la tradición de esos orígenes, y eso es algo que realmente se hace patente en la bella forma de interpretar su música, capaz de trasladarnos con la imaginación a esas tierras húmedas envueltas en la bruma desde los primeros acordes y evocadores cantos gaélicos. Para ello se hace acompañar en el escenario por músicos habituales como Éamon Doorley a la guitarra acústica o bouzouki irlandés, el guitarrista Tony Byrne o el gran violinista escocés Duncan Chisholm, miembro fundador del grupo de rock folk Wolfstone, que también ha grabado y producido seis álbumes en solitario. Además, regularmente cuenta con la colaboración del acordeonista Donald Shaw, componente del grupo Capercaillie, en los arreglos musicales de poemas escritos por reconocidos poetas del gaélico que son revisitados por el grupo.

La gira española de Fowlis comenzó en Sevilla el 5 de julio, seguida de su brillante actuación en CaixaForum Madrid del pasado día 6. Después serán Ham (Bélgica) el 12 de agosto y Edimburgo (Escocia) el 26 de ese mismo mes para dar por terminado el verano. En otoño Julie volverá a los Estados Unidos, donde presentará una selección musical de su nuevo catálogo y las canciones de su próximo álbum. Empezará en Ohio y luego se trasladará al norte, a New Hampshire y Vermont antes de dirigirse hacia el sur para actuar en Utah, Arizona, Colorado y Nuevo México, finalizando con un regreso al BlackRock Center for the Arts en Germantown, Maryland.


Más información

Página web oficial de Julie Fowlis.

Fotografía de Julie Fowlis © Fernando Torres

miércoles, 5 de julio de 2017

Elliott Murphy, un americano en París


Elliott Murphy presentó en Madrid su libro de relatos ‘Historias de París’, que ha traducido y editado Izana Editores.

El acto tuvo lugar el pasado 4 de julio en la librería Los editores, sita en pleno centro de la capital. Para finalizar dicha presentación el músico ofreció también un mini concierto unplugged en el que esbozó algunos temas como ‘Chelsea Boots’, que abre su nuevo disco titulado ‘Prodigal son’.

“Murphy, que en sus comienzos fue comparado con Bob Dylan y que después de alcanzar la cima del rock comprobó también lo rápido que podía esfumarse la fama, vive desde hace décadas en París, desde donde organiza giras por todo el mundo, habiendo recobrado la fama del pasado además de haberse labrado una justa fama como magnífico escritor: de canciones y de libros”, dice la nota de prensa de Izana Editores.

‘Historias de París’ es una colección de once relatos escritos por el músico norteamericano desde su voluntario exilio europeo. Estas historias reflejan las vivencias del expatriado con el espíritu de Henry James, Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, a la vez que capta la atmósfera de la ciudad del Sena a lo largo de los últimos años del siglo XX.

Residente en París desde hace 28 años, el músico neoyorquino nacido en el seno de una familia de artistas comenzó su carrera como cantautor en Europa en 1971, participando en la banda sonora de ‘Roma’, cinta dirigida por Federico Fellini en 1972. Desde entonces, Elliott Murphy ha publicado más de 35 discos en los que han colaborado artistas tan relevantes como Mick Taylor o Bruce Springsteen, entre otros. Cuando Springsteen toca en París no duda en llamarle para interpretar algunos temas juntos.

“La amplitud y la profundidad del trabajo de Elliott, su perseverancia, el espíritu demostrado solo con seguir adelante, escribir al nivel al que lo ha hecho todos estos años: todo eso es un éxito asombroso”. Bruce Springsteen.

Como escritor Murphy ya había publicado varios libros de relatos anteriores a este ‘Historias de París’, como son ‘Cold and electric’, ‘The lion sleeps tonight’, ‘Where the women are naked and men are rich’ y ‘Café notes’, así como las novelas ‘Poetic justice’ y ‘Marty May’. En 2015 fue condecorado como Chevalier des Arts et Lettres por el Ministerio de Cultura francés.

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Próximos conciertos de Elliott Murphy.

Fotografía de Elliott Murphy © Fernando Torres

sábado, 17 de junio de 2017

Los mejores libros de fotografía del año


La Biblioteca Nacional y PHotoESPAÑA exponen una selección de libros de fotografía elegidos por un jurado especializado.

Como cada verano, Madrid se convierte en la cita de referencia para todos los interesados en las artes visuales y la fotografía. Con exposiciones en los principales museos, salas y galerías de arte, así como diversas actividades entorno a la temática elegida cada año, PHotoESPAÑA en su 20º Aniversario ofrece la posibilidad de conocer las últimas tendencias del arte fotográfico así como los últimos proyectos de los artistas visuales más reconocidos internacionalmente.

Con el boom digital el libro de fotografía ha experimentado un nuevo enfoque y se ha convertido en una herramienta tangible fundamental para la difusión del trabajo del fotógrafo. El libro es un soporte ideal que se adapta formal y estéticamente al pensamiento del autor siendo sus posibilidades creativas muy amplias. Este tipo de publicaciones han revolucionado el mercado editorial y algunos de ellos atesoran importantes premios y menciones de ámbito internacional.

Como en ediciones anteriores, PHotoESPAÑA ha premiado los mejores libros del año en esta disciplina. Tras una convocatoria abierta, en la que se han presentado autores y editores con libros de fotografía impresos publicados entre marzo de 2016 y marzo de 2017, un comité experto seleccionó casi un centenar de títulos para esta exposición, que reúne los volúmenes más destacados por su concepto, diseño y calidad.

Entre ellos, el jurado eligió a los ganadores de los premios PHotoESPAÑA al Mejor Libro de Fotografía en cuatro categorías: mejor libro de fotografía nacional, internacional, editorial destacada y mejor libro autoeditado. La entrega de premios tuvo lugar en el Museo de la Biblioteca Nacional de España el pasado 14 de junio, donde se podrán ver todos los libros seleccionados en una exposición abierta al público hasta el 27 de agosto de 2017.


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Fotografía de la exposición © PHotoESPAÑA

viernes, 26 de mayo de 2017

XVII Festival de jazz Saint-Germain-des-Prés


Un año más, del 11 al 22 de mayo, en plena primavera parisina, tuvo lugar la decimoséptima edición del Festival de jazz Saint-Germain-des-Prés.

Un festival cuyo origen se remonta a 2001, año en que su co-fundador, Charbaut Frederick, un periodista especializado en música de jazz, pusiera la primera piedra en la organización de este ya veterano evento musical, en el que durante casi dos semanas, músicos brillantes provenientes de distintas partes del mundo ofrecen sus conciertos en el emblemático Barrio Latino de París. En muy diferentes escenarios, como son la Église Saint-Germain-des-Prés, el Hotel Madison o la Fnac Montparnasse, pues una de las características del festival es la variada combinación de lugares en donde se lleva a cabo, desde iglesias y plazas públicas, hasta hoteles, teatros o universidades y, por supuesto, en los locales especializados en dar conciertos, como es el caso del Sunset-Sunside Jazz Club.

Charbaut Frederick es un periodista que abandonó la carrera de ingeniero aeronáutico para crear una emisora de radio llamada ‘Jazzland’, colaborando en programas de radio para Rock Boulevard, Chic FM, Kiss FM o Superloustic, entre otros; así como también en revistas de jazz como es la célebre ‘Jazz Hot’, y asimismo como miembro del jurado del Festival de jazz de La Défense, Victoires du Jazz o el del Djangodor. También contribuye a la programación del ‘Tanjazz’, el Festival de jazz de Tánger. Y ha invitado a grandes músicos como Dee Dee Bridgewater, Norah Jones, Brad Mehldau, Abd Al Malik, Kyle Eastwood, Kurt Elling, Lucky Peterson, Richard Galliano, Jacky Terrasson, Michel Portal, Aldo Romano, Kenny Barron o Milton Nascimento.

Además de contar con la presencia de importantes músicos, el Festival de jazz Saint- Germain-des-Prés brinda una oportunidad a las jóvenes promesas con la convocatoria del certamen de nuevos talentos, denominado Tremplin Jeunes Talents, para incentivar el talento de los jóvenes compositores de jazz franceses.

Como en anteriores ediciones, esta primavera, al llegar la noche, en París la música rebosó el Barrio Latino así como en sus calles rebosa el alborozo de las terrazas de los cafés, entre los típicos volquetes repletos de frutas y cajones colmados de flores y ostras frescas como aderezo.


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Fotografía de Avishai Cohen © Caterina di Perri

lunes, 15 de mayo de 2017

Leica, cien años de historia de la fotografía


La Fundación Telefónica en colaboración con Leica muestra cerca de 400 fotografías con material documental que incluye periódicos, revistas, libros, publicidad, catálogos y prototipos de cámaras. Con esta exposición homenaje se presenta la historia de un siglo de fotografía en película de 35 milímetros, desde sus inicios hasta la actualidad.

En junio de 1914, Oskar Barnack, un ingeniero de la empresa alemana Leitz Werke Wetzlar, desarrollaría la Ur-Leica, un modelo experimental de cámara que terminó por imponer la norma en la industria fotográfica, debido a su pequeño formato y posibilidades de uso, empleando para ello el negativo de film de 35 mm que permitía ampliarlo al imprimir la fotografía.

Barnack, que estaba especializado en microscopía, era un fotógrafo aficionado, cuya delicada salud por ser asmático, le ocasionaba un problema a la hora de transportar las grandes cámaras que se fabricaban y comercializaban por aquel entonces, por lo que diseñó una que pudiera ser más manejable, aprovechando las ventajas que ofrecía el rollo de 35 mm creado por George Eastman (Kodak) a finales del siglo XIX, y que hasta entonces era usado únicamente en películas.

En 1916 Barnack bautizaría su prototipo como ‘Lilliput’, que probaría durante un viaje a Estados Unidos Ernst Leitz, cuyo apellido dio origen a la marca Leica, abreviatura de Leitz Camera. Sin embargo, su salida al mercado se produjo casi una década más tarde, después de la Primera Guerra Mundial, cuando en 1925 el modelo de Barnack fuera presentado en la feria de Leipzig, Alemania, con una primera producción anual de 1000 cámaras.

Gracias a esta nueva cámara con un objetivo retráctil que se podía llevar cómodamente en el bolsillo, la fotografía fue poco a poco convirtiéndose para todos en un ejercicio natural de la vida cotidiana. También dio lugar al fotoperiodismo, ya que la nueva cámara permitía hacer una foto detrás de otra con rapidez, lo cual era una gran ventaja para el recién nacido género del reportaje.

Una nueva generación de fotógrafos de prensa apostó así por la Leica, en particular por su versatilidad para hacer realidad el principio fundamental del reportaje: narrar un acontecimiento mediante imágenes individuales que se complementan.

Las cámaras Leica han gozado siempre de un gran prestigio entre muchos fotógrafos profesionales y aficionados, siendo las preferidas de grandes maestros como Henri Cartier-Bresson, Robert Capa, Alberto Korda, Jeanloup Sieff, Sergio Larraín, o Sebastião Salgado, entre otros muchos que elevaron la fotografía a categoría de arte.


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Página web oficial de Leica Camera AG (en inglés).


Fotografía (detalle) ‘Nana, Place Blanche’, París 1961 © Christer Strönholm

lunes, 1 de mayo de 2017

Carleton Watkins, el paisaje de Estados Unidos


Exposición ‘Watkins, el paisaje de Estados Unidos en la colección fotográfica de Sorolla’.

Por primera vez se expone al público una de las mejores colecciones de fotografía histórica estadounidense. Se trata de la colección de fotografías que Carleton Watkins, uno de los grandes fotógrafos pioneros norteamericanos del siglo XIX, hizo para Collis Huntington. Su hijo, Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society, regaló esta colección al pintor Joaquín Sorolla.

La primera imagen duradera, fija e inalterable a la luz la obtuvo en 1824 el francés Joseph Nicéphore Niépce (1765-1833). Si bien quien se atribuyó el mérito fue Louis Daguerre, un pintor y hombre de negocios. Daguerre lo que hizo fue perfeccionar el procedimiento de Niépce, pasando así a llamarse daguerrotipo. Corrían en Francia los tiempos de la Revolución Industrial, favorecida por las innovaciones técnicas del siglo XIX. En sus comienzos la fotografía sería usada principalmente por la burguesía, que acostumbraba tener retratos para mostrar estatus y ascensión social.

Daguerre enviaría a un representante a Estados Unidos para dar conferencias y celebrar exposiciones. Entre 1840 y 1860 la daguerrotipia se hizo muy popular en Estados Unidos, que estaba en transición de una sociedad agrícola a una sociedad industrial.

En 1851, el estadounidense Carleton Watkins (1829-1916), nacido en Nueva York, se trasladó con su amigo Collis Huntington a San Francisco con la esperanza de encontrar oro. Allí pronto se interesaría por la fotografía. En California se centró principalmente en la fotografía de paisaje, siendo el valle de Yosemite su tema favorito. Sus fotografías del valle influyeron de manera muy significativa en el Congreso de Estados Unidos, que tomó la decisión de conservarlo como Parque Nacional.

En un principio Watkins trabajó para su amigo Huntington en la entrega de suministros para las operaciones mineras. Más tarde trabajaría como empleado en una librería, cerca del estudio de Robert H. Vance, un conocido daguerrotipista. Poco después, un empleado de Vance dejaba su trabajo de forma inesperada y Watkins acabaría al cuidado del estudio.

Antes de trabajar con Vance, Watkins no sabía nada de fotografía. Vance lo instruyó acerca de los elementos básicos de la fotografía pensando que realizaría algunos retratos en su ausencia. Sin embargo, cuando regresó se encontró con que Watkins se había convertido en un artista y sus clientes estaban muy satisfechos.

En 1858, Watkins estaba listo para comenzar su propio negocio de fotografía. Además, hizo muchas colaboraciones incluyendo Illustrated California Magazine (1856-1861) de James M. Hutchings y la documentación de la compañía minera de John y Jessie Frémont en Las Mariposas (California). Realizó daguerrotipos estereoscópicos (dos imágenes casi idénticas de la misma escena, vistos a través de un estereoscopio para crear una ilusión de profundidad) en las minas de New Almaden Quicksilver, lo que le reportó una gran reputación como fotógrafo.

En julio de 1861, Watkins tomó la decisión que cambió su carrera: viajó a Yosemite. Se llevó una cámara que utilizaba placas de vidrio de 18x22 pulgadas y otra cámara estereoscópica. Usaba la estereoscópica para dar profundidad al sujeto, y usó la cámara de placas para capturar más detalle. Watkins volvió con treinta placas y un centenar de negativos estereoscópicos. En 1864, Watkins fue contratado para hacer fotografías del valle de Yosemite por el Servicio Geológico del Estado de California.

En 1867, Watkins abrió su primera galería pública, además de enviar sus fotografías a la Exposición Universal de París, donde ganó una medalla. Esto se convirtió en su lujosa galería de arte de Yosemite, donde mostró más de cien obras y más de mil imágenes disponibles a través de estereoscopios. A pesar de su éxito como artista, no tuvo éxito como empresario y terminó perdiendo su galería. Su acreedor John J. Cook y el fotógrafo Isaiah Taber (1830-1912) se hicieron cargo de la galería de arte de Yosemite y comenzaron a reproducir sus trabajos sin dar crédito a Watkins. En el siglo XIX no existían los derechos de autor y las leyes no cubrían las fotografías, y no había nada que Watkins pudiera hacer para combatir el plagio. Posteriormente, comenzó recreando las imágenes que perdió, llamándolas las ‘New Series’.

Watkins comenzó a perder la vista en la década de 1890. Su último encargo fue el de la filántropa Phoebe A. Hearst para fotografiar la Hacienda del Pozo de Verona. Watkins fue incapaz de completar este trabajo debido a su estado de salud y su deficiente vista. Entre 1895 y 1896, su falta de trabajo le condujo a una incapacidad para pagar el alquiler, y la familia Watkins tuvo que vivir en un vagón de ferrocarril abandonado durante dieciocho meses.

Watkins mantuvo la mayor parte de su trabajo en un estudio en la calle del mercado, en San Francisco. Pero el edificio fue destruido por el terremoto que en 1906 se produjo en la ciudad, y el fuego acabó con un sinnúmero de fotografías, negativos y la mayoría de sus imágenes estereoscópicas. Después de esta terrible pérdida, Watkins se retiró a Capay Ranch.

En 1909 la fotografía se encontraba en pleno desarrollo técnico y comercial y ya era ampliamente aceptada y popular entre el público. La imagen fotográfica era parte de la vida cotidiana, y no es de extrañar que tanto Huntington como Sorolla tuvieran gran interés por un medio que se presentaba como material documental de primer orden. En ese contexto, en diciembre de ese año Huntington enviaría a Sorolla un conjunto de 77 fotografías, entre ellas treinta y dos de Carleton Watkins y dos de Isaiah West Taber.

Las fotografías del Museo Sorolla podrían pertenecer a las primeras tomas, y en ese sentido no sería muy arriesgado fecharlas entre los años 1863 y 1866, como por ejemplo las pertenecientes a su serie de ‘New Almaden Quicksilver’, realizada en 1863. El Museo Sorolla cuenta con varios ejemplos pertenecientes a estas series (nºs. Sorolla 84144 y 84145), así como la de la catarata ‘Nevada Fall’ (nºs. Sorolla 84124 y 84125) fechada entre 1855 y 1856.

En 1909 Watkins fue declarado incompetente y quedó al cuidado de su hija Julia. Ella lo atendió durante un año antes de que él se comprometiera con el Napa State Hospital para enfermos mentales en 1910, momento en el que Frances Watkins comenzó a referirse a sí misma como una viuda. Watkins murió en 1916 y fue enterrado en una tumba sin nombre en los terrenos del hospital.

Una de las muchas montañas de Yosemite se llama Monte Watkins en honor del fotógrafo y su gran interés en la preservación del valle de Yosemite. Su obra influyó e inspiró a generaciones de fotógrafos y artistas de su tiempo y a los de décadas posteriores; entre ellos el pintor y paisajista Albert Bierstadt (1830-1902), que conoció personalmente a Watkins y al que Collis P. Huntington le confió uno de sus primeros encargos. Otros fotógrafos contemporáneos a Watkins, como Timothy H. O’Sullivan (1840-1882) o Charles L. Weed (1824-1903), también fotografiaron Yosemite. Generaciones posteriores, grandes figuras de la fotografía en América, intentaron captar Yosemite con la misma intensidad y arte, como, por ejemplo, George Fiske (1835-1918), o Ansel Adams (1902-1984), quien trabajaría largas temporadas en el parque. Se trata de fotografías de paisaje dotadas de una gran belleza plástica. La luz, como sucede en la obra de pintores como Sorolla, era una de las herramientas fundamentales de su trabajo. El pintor sentiría admiración al contemplarlas, una característica que pudo contribuir al interés de Huntington en que Sorolla tuviera tan preciadas imágenes.

La exposición fotográfica, que se inauguró el pasado 28 de abril, se podrá ver hasta el 20 de julio en la galería Torres García de la Casa de América en Madrid.
  
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Fotografía ‘Tasayac, the Half Dome, Yosemite’ © Carleton Watkins